La contemplación de cuadros y estatuas debe ser algo más que la visión de unas representaciones, cuya belleza ha superado modas y frecuentemente siglos y cuyo arte ha hecho, que sigan siendo admirados, y conservados. Pero tras ellos, siempre se esconde una lectura, y esta lectura es especialmente interesante, si la protagonista es una mujer. Uno de los últimos que me llamó la atención, pese a haberlo visto infinidad de veces es: La Chica, que pinta Manet, del Folies Bergere.
En un ambiente de diversión, una chica forma parte principal del paisaje. Pero ella no es la protagonista, sino uno más de los elementos, que nos ofrecen una lectura más allá de la mera apariencia. La joven nos muestra un rostro triste y ausente, reflejo de una situación en la que es un objeto más, entre el champán y las bebidas, como si fuera parte de este conjunto de cosas para producir placer. Es el reflejo de una sociedad.
Pero incluso analizando ciertas imágenes, nos hacen cambiar la visión en la que siempre se ha optado por una interpretación determinada, y que se ha dado como válida. Como en unas pinturas rupestres, del yacimiento del cerro de los Órganos, dentro de los límites del Parque Natural de Despeñaperros. Representan a dos figuras, con las manos levantadas y con cuatro dedos, adornadas con cornamentas de ciervos y otros elementos, y en la que una de ellas es una mujer, que posiblemente sea una sacerdotisa. Lo que nos muestra un protagonismo femenino, en la época de las cavernas.
Pero las sorpresas nunca dejan de aparecer.
El romanticismo, blanqueó a uno de los pueblos más sanguinarios, dedicados al saqueo y asalto, como el vikingo, y como no podía ser menos, incluían a mujeres. Sin embargo, imaginar a una mujer blandiendo un hacha y golpeando sin compasión, a cualquier campesino, para robarle, no acababa de entrar en la imagen que se pretendía dar de la mujer. Así es que la mujer nórdica, adquiere una personalidad mitológica y la convierten en Walkirias, "las que eligen a los caídos" Así ellas elegirán a los más valerosos vikingos caídos, para formar un ejército para el dios Odín, con el que lucharán en la gran batalla del Fin del Mundo. Pero siempre surgen sorpresas, así, en el 1880, excavaron unas tumbas vikingas del s. X en Birk, (Suecia) y encontraron en una de ellas un esqueleto, debía de ser un gran personaje, ya que había sido enterrado con dos caballos, y con gran cantidad de armas, como; una espada, un hacha, flechas, un cuchillo, dos escudos, pero también unas piezas de un juego y un tablero. ¿Pretendían mostrar no sólo que se trataba de un gran guerrero, sino que también, era un estratega inteligente, como indicaría la presencia de un juego? Parece ser que sí. Con lo que lo colocaría como un jefe que dirigiría a un grupo.
Como era de esperar, a pesar de que la morfología del esqueleto mostraba que se trataba de una mujer, no podía asumirse que no fuera un hombre. Los recientes estudios de ADN, mostraron finalmente que la presencia de los cromosomas X,X y la ausencia de Y, evidenciaban, que se trataba sin duda alguna, de una mujer.
Ante estas evidencias, llegaron a la conclusión, que algunas mujeres, pudieron combatir e incluso tener los más altos cargos en los campos de batalla.
Aunque sin estas armas, hubo mujeres que lucharon por la igualdad empezando por ellas mismas. El Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando, lema de los Reyes Católicos (Isabel y Fernando) en su escudo muestra su filosofía de la igualdad, entre hombre y mujer, y ha pasado al lenguaje común para significar, que dos personas tienen el mismo valor.
El interés de que la mujeres se culturizaran, impulsado por Isabel, tiene su icono divulgativo, en la representación de la Virgen leyendo, una imagen que se multiplica en los cuadros y en las estatuas, constituyendo una mentalización en la población, para que, como se puede ver en alguno de los cuadros, como el del "Maestro de las Medias figuras " del S. XVI, en el que una Virgen amamanta al Niño, mientras lee un libro, es todo un símbolo para mostrar, que se puede ser madre y culta, sin tener que renunciar a ninguna de estas dos cosas.
Era de esperar que ante este ambiente social, surgieran muchísimas mujeres cultas, algunas de ellas, se encontraban en la Corte de Isabel la Católica, y ejercieron un gran nivel de influencia, y cuyo prestigio, hizo que otras muchas, tuvieran un interés intelectual y sobre todo que este interés estuvieran bien visto.
Entre ellas sobresalieron: Beatriz Galindo (maestra de latín de Isabel la Católica y maestra de sus hijos),Beatriz de Bobadilla (consejera de la reina), Isabel de Villena y Teresa de Cartagena (poetisas y prosistas), Luisa de Medrano y Francisca de Nebrija (profesoras de las Universidades de Salamanca y Alcalá), Isabel de Vergara (traductora de Erasmo), Beatriz Bernal (publicó la primera novela en español, 1545), santa Beatriz de Silva y Meneses (fundadora), Mencía de Mendoza (discípula de Juan Luis Vives), Luisa Sigea Toledana (humanista y políglota), Florencia Pinar, María Pacheco, Ana de Cervatón, Juana de Contreras, Leonor de Centelles, Jerónima Eixarch, Hipólita Roís de Liori; y en una época en la que comenzaba la imprenta se conocen más de 24 impresoras como Juana Millán o Jerónima Galés.
Ante todas estas cosas es evidente, que la figura de la mujer en la sociedad, hasta hace pocos años, ha estado solapada, porque los estudiosos en los diversos campos, no podían admitir, que su papel en la sociedad de todos los tiempos, fuera algo más que el ama de casa que se ocupaba de los niños y de las labores de la casa, pero no la ubicaban en aquellos aspectos, culturales o de poder, en los que fuera protagonista, pero la Historia, por mucho que se manipule, siempre acaba sacando a la luz mas pronto o mas tarde, a aquellos que fueron sus protagonistas, y es evidente que la mujer lo ha sido en muchas ocasiones.