Sin duda, una de las muestras del esplendor acumulado durante los siglos por una urbe la constituyen sus monumentos, pero también los pequeños detalles que la complementan y que sorprenden al ojo curioso. Uno de estos objetos lo constituyen las aldabas de sus puertas. Nadie duda de que la Ciudad Eterna es un crisol de riquezas artísticas y arqueológicas.
Una pequeña muestra de ello lo encontramos en sus puertas según recorremos sus famosas o anónimas calles.