Como si no pasara nada. Se han ido sucediendo los días de verano, desgranándose hasta convertirse en polvo, escurriéndose entre nuestros dedos para no regresar disfrazados de normalidad. Reconozco que he vivido el verano como a través de un tul. Ha sido un verano de ansiedad creciente, con la sensación de urgencia en la boca del estómago. La aparente normalidad nos aboca a la zona más oscura de las concepciones humanas.
Ha transcurrido el verano bajo un sol abrasador y humedad ascendente, bajo sombrillas en playas llenas de turismo en mi amada Costa Brava. Un verano de fiestas en los pueblos, cucuruchos de helado, horchata fresquita y una tapa en una terraza, como siempre, como cada año, como si nada sucediera y esa es precisamente la trampa que me angustia.
La realidad es que nada es como debiera. Haciendo memoria creo que nunca lo fue, pero la normalidad aparente era más creíble, ahora ni es creíble ni tiene nada de normal.
La sociedad libre y justa que merecemos, con equidad, igualdad, bienestar social, la sociedad culta, creativa y progresista que esperábamos, esa respetuosa con la diversidad, la pluralidad, la singularidad, las diferencias e igualdades nunca ha existido y en este momento estamos más lejos que nunca de ella, es una mera utopía. Un sueño fugaz, un puntito en una galaxia de intolerancia.
Es culpa de todos y no sé qué hacer al respecto,quizá sea tarde.
La fuimos perdiendo poco a poco, como los granos que caen en un reloj de arena, mucho antes de tenerla pero algunos nos la creímos sin que fuera una realidad y la dimos por sentada, bajamos la guardia, nos acostumbramos y seguimos adelante ciegos a los hechos, mudos ante los atropellos, alejándonos de las libertades, perdiendo lo ganado, abandonamos la lucha, dejamos de defendernos al creernos erróneamente a salvo y nos metimos de lleno en la boca del lobo, fuimos como corderitos al matadero, nos acomodamos ante la opresión y normalizamos la ocupación, la discriminación nos pareció normal, el hurto se volvió cotidiano, la pérdida se hizo aceptable y matamos el espíritu de los que nos precedieron mientras ellos observando espero desde algún más allá se revolvían en sus tumbas llenos de muda indignación.
Aceptamos lo inaceptable, dimos alas al fascismo, a la creciente ola de rancio desprecio a nuestra clase, la clase trabajadora, las mujeres, los débiles, los enfermos, las minorías, los nacionalistas, los artistas, los demócratas, los honestos. Callamos mientras nos amordazaban, callamos mientras costeaban a nuestra costa una forma de sometimiento heredada de la dictadura fascista del franquismo, aceptamos su monarquía corrupta y anacrónica, aceptamos mudos a los herederos políticos de los golpistas que llevaron España a la guerra y a la muerte de vidas y libertades. Y vivimos como si no pasara nada. Crecimos bajo la sombra del olvido de los caídos por culpa de los traidores a la República sin que nadie exigiera unas disculpas, sin que nadie rescatara los restos de los asesinados y les diera paz y callamos. Callamos creyéndonos libres mientras nos robaban el futuro para costearse el suyo, mientras la derecha adoctrinaba a nuevos fascistas, mientras la izquierda traicionaba a los que lucharon por nuestras libertades y seguimos adelante como si no pasara nada.
Como si no pasara nada fueron recortando nuestros derechos y acrecentando nuestras diferencias, fueron judicializando la política, fueron recortando nuestra autonomía y la tuya y la vuestra y seguimos callados, agitamos el trasero ante la quemazón incómoda de aviso que nos alertaba pero hicimos callar nuestro instinto, hicimos callar nuestra mente, el ejecutivo hizo callar a la prensa que hace tiempo en su mayor parte dejó de ser libre y compró representantes, jueces, policías, compró artistas y compró lealtades para el oprobio. Y la censura se abrió paso sigilosa y mordaz como una serpiente, reptando sobre nuestras conciencias enmudecidas y adormecidas.
Se crearon leyes injustas, se tumbaron leyes y proyectos justos y se ideó un plan de persecución.
Por todo este verano las horchatas sabían a hiel. Pues ahora el velo ha caído a pesar de que la sociedad sigue negando la evidencia. No estamos en crisis ese momento ya lo dejamos atrás. Vivimos en un estado autoritario. Las mujeres hemos perdido el trato de igualdad y siguen vigentes leyes que vulneran nuestros derechos. A día de hoy es más punible pelearte con un guardia civil en un bar que violar a una mujer. Hoy en nuestra sociedad no tienes derecho a una vivienda digna, porque la ley ampara a los bancos usureros. No tenemos un sueldo equiparable y acorde al coste de la vida. No tienes derecho a una pensión digna. Y en las calles ciegos y mudos hemos seguido paseando nuestro sometimiento como si no pasara nada.
Estamos en un país que acusa sin pruebas, que las fabrica y las falsea y que consigue que cuantos acusan o declaran sobre los delitos de las cúpulas políticas mafiosas que de un partido y otro nos dirigen o nos han
dirigido mueran por muy diversas causas y que las pruebas inculpatorias sufran desafortunados accidentes en su custodia y desaparezcan. PP y sus amiguitos de C`s son maestros en ello.
Vivimos en un país donde el presidente de izquierdas actúa como uno de derechas y no pasa nada, donde se persigue a los maestros por ejercer su profesión, donde se encierra a cantantes y se clausuran exposiciones si su contenido es de denuncia o protesta, donde hay unos señores por encima de ley de manera hereditaria y vitalicia con cuya asignación podríamos arreglar los desajustes sociales y mantener a las familias dependientes. Un país que destina una cantidad ingente de presupuesto para mantener a un ejército que sólo defiende al poderoso y no lucha por el pueblo y un ejecutivo que recorta en sanidad pública, en educación, mientras aumenta la corrupción gubernamental y todo como si no pasara nada.
Me aterra ver que en este país, te pueden encerrar sin juicio lejos de tu familia por amar tu cultura, por decir lo que piensas, por querer celebrar un referéndum o buscar la libertad de tu nación, donde votar y consultar a la ciudadanía mediante urnas es ilegal, donde se golpea a civiles pacíficos y se condecora a los agresores por ello. Donde se penaliza ser nacionalista pero se aplaude el fascismo. Un país que en lugar de abolir ducados y monarquías y devolver el poder y la economía al pueblo crea ducados a nombre de un asesino, un traidor , un dictador. Alguien imagina un ducado de Hitler o un marquesado de Stalin. Sin embargo se ha concedido de manera gratuita el ducado de Franco. Mientras se continúa sin restituir nada de lo que este criminal robó. La verdad no doy crédito.
Como decía un estado autoritario, opresor y represor que merma nuestra libertad día a día y recorta la dignidad de todos con sus acciones.
Me da miedo vivir en un lugar que se oscurece al paso del tiempo, al servicio del fascismo más vil y rancio, es por ello que cuando cobro mi exigua nómina la saco enseguida del banco porque no me fio de que un día más pronto que tarde nos levantemos y digan que además de la Generalitat nos han intervenido las cuentas y por qué no?.
De todos modos la sociedad continúa como si no pasara nada. Cuando a alguien que quiere representar a un país miente descaradamente y no le molestan los actos anti-democráticos y no respetan los derechos básicos reconocidos por Europa. Cuando bajo el paraguas de un gobierno grupos de salvajes pueden pasearse por la península en Manada amedrentando, vejando y violando libremente y pasan menos tiempo en prisión del que han pasado unos civiles por querer votar en unas urnas, sinceramente tiemblo de asombro, de pena y de miedo.
No descarto que una mañana todos los que en algún momento hemos estado y estamos contra este sistema autoritario tengamos que huir. No descarto que se quiera usar la fuerza de nuevo contra nosotros los ciudadanos de modo masivo. Y tengo la lapidaria certeza de que las libertades se seguirán recortando, las voces seguirán enmudeciendo y los agravios como ya sucede ahora se harán irresolubles. No importa que nacionalidad es la que late en vuestro corazón, sólo espero que creáis en la libertad, en la democracia, en la igualdad, la tolerancia y la equidad, la misma que se ha perdido. Solo espero que todos dejemos de vivir como si no pasara nada y DESPERTEMOS.
Espero que empecemos a luchar por nuestros derechos, por nuestra libertad, por nuestro futuro y este pasado verano sea el último que se pierde en la bruma de la oscuridad y la persecución y podamos al fin vivir como si no pasara nada.