AGITADORAS

     

Los escenarios en los que se cometen crímenes, reales y ficticios, son infinitos. Dentro de unos días vamos a celebrar Cartagena Negra, del 6 al 10 de septiembre, marco incomparable para posibles asesinatos… asesinatos como los cometidos en la primera Semana Negra de la población de Ciutadella –Menorca-.

Punto de partida y referencia de La mirada de Chapman. En pleno desarrollo de dicho festival se comete una serie de  asesinatos, entre ellos el del hijo de un reconocido editor.

La mirada de Chapman está escrita con una soltura, una frescura y una maestría muy poco usual. Pere Cervantes ha sido capaz de escribir una novela ‘negra’ que tiene la capacidad de enganchar a los adictos al género y, me atrevo a decir, al público en general…pienso, además, que las lectoras acogerán de muy buen grado esta historia.

Novela que ahonda en la psicología de los personajes, donde los detalles, las miradas, las insinuaciones, el pasado y el presente son protagonistas fundamentales que acompañan a una pareja de policías, Roberto Rial y María Médem, que vuelven a encontrarse dos años después de trabajar en el suceso de la asesina en serie de ancianas en Menorca, plasmado magistralmente en su primera obra negra No nos dejan ser niños.

Las mujeres tienen una presencia fundamental en toda la trama: María Médem, Alma, Daniela, Marga Clot…, cada una con su pasado y su presente y algunas con un denominador común…Roberto Rial.

Todo este mosaico queda amalgamado por: La última foto de John Lennon poco antes de morir a manos de Mark David Chapman, un faro, las piedras que jalonan Ciutadella, la tramontana –capaz de enloquecer a más de uno-, los secretos más profundos que cada uno guarda en su alma. ¡Como no! El deporte nacional está muy presente, la corrupción hispánica. Y algo inquietante, en algunos momentos, los ojos.

Al leerla y resistirse uno a llegar al final, te das cuenta que no sobra ni falta nada. Cada acción tiene su lugar y cada lugar su acción correspondiente. Mis mejores deseos para Pere y mis felicitaciones a Ediciones B.

Pere Cervantes (Barcelona, 1971), cuando la vida era en sí una novela negra.

Diagnosticado por quien bien le conoce como un tipo nostálgico, tozudo por vocación y soñador, lleva casi veinticinco años pateando las calles de este país con una placa en el bolsillo, una pistola en la cintura y una mirada en modo grabación que le sirve, de primera mano, para crear sus novelas.
Es lo que se conoce en el argot policial como un miembro de “la pringue”. Afirma que se licenció en la carrera errónea, que en esa época no existía la licenciatura de narrador de historias,  y que su experiencia de tres años en los Balcanes como observador de paz  de la ONU le enseñó que la hostilidad, al margen de etnias y religiones,  suele atemperarse con la lectura. Es autor de Trescientos sesenta y seis lunes, La soledad de las ballenas, Tranki pap@s y Rompeolas.

 Agradable y distendida conversación con Pere…

P.- ¿Policía-escritor o escritor-policía?

R.- Si atiendo a la identidad, a día de hoy me siento escritor. Sin embargo, si atiendo a la nómina, a la que me da de comer, he de confesar que soy un policía que además escribe profesionalmente desde el año 2008.

P.- El apellido Cervantes ¿le ayuda o le perjudica?

R.- Ni una cosa ni la otra :))) Pero lo llevo con orgullo, eso sí.

P.- ¿Cuando, cómo y por qué nace La mirada de Chapman?

R.- Es una segunda entrega de la pareja de policías que protagonizaron No nos dejan ser niños. Ediciones B se interesó por si tenía en la cabeza un nuevo libro en el que aparecieran María Médem y Roberto Rial y no tardé más de dos minutos en decirles que "por supuesto que lo tenía". He tenido la oportunidad de proyectar en la novela la rabia contenida, durante mis más de ocho trienios como policía, tras haber presenciado demasiadas injusticias cometidas contra las víctimas de delitos graves.

P.- ¿Por qué escribir novela negra? ¿Qué le hizo decantarse por este género?

R.- Siempre he sido lector del género pero no fue hasta que mi agente editorial Marta Sevilla me animó a ello que me lancé. Respeto demasiado el "noir" y hasta que no había publicado dos manuales con Planeta y dos novelas de narrativa, no decidí estrenarme con No nos dejan ser niños.

P.- Mencione un autor del género que podamos considerar de culto para usted?

R.- Francisco González Ledesma. Me apasiona.

P.- ¿A qué personaje, policía o detective, le hubiera gustado crear?

R.- Al inspector Méndez, por supuesto.

P.- Prefiere la sangre o la psicología en sus novelas?

R.- Me atrae mucho más la profundidad psicológica de los personajes. He sido testigo de muchas atrocidades (como policía he trabajado con Naciones Unidas en Kosovo y Bosnia durante tres años), pero las que más me han marcado son aquellas que carecen de sangre y sí de mucho dolor tatuado en la memoria de quienes lo han sufrido. Y esa es la mirada que intento plasmar en mis novelas.

P.- ¿Algún arma preferida a la hora de matar?

R.- La tecnología ;)) Soy el responsable policial de un grupo de delitos tecnológicos y se me ocurren muchas fechorías que suenan a futuro pero están tras la esquina de nuestros dispositivos electrónicos.

P.- Valore la novela negra española frente a la de otros países.

R.- Ya hace algunos años que consumo más novela negra nacional que internacional. Estoy seguro de que atravesamos por un buen momento que dentro de unos años se valorará. Contamos con nuevas voces que merecen más eco del que tienen. Pero ahora la industria nacional sigue insistiendo (todavía) en nuevos autores nórdicos, best sellers que aterrizan en nuestras librerías como resultado de una eficaz campaña de marketing – lo de la calidad literaria es otro cantar –  y con los miedos a publicar historias innovadoras, "no vaya a ser que no funcione". Y claro, editar lo que ya ha funcionado es convertirse en un funcionario de las letras. Ir a lo seguro.

P.- ¿Qué opina del boom de festivales negros que hay en España?

R.- Me aparece fantástico que sigan creciendo en número y sobre todo en calidad. Como es el caso de Cartagena Negra. Pero yo que el año pasado recorrí gran parte del circuito nacional de festivales negros, me atrevo a  decir que la asignatura pendiente de algunos festivales continua siendo una promoción eficaz, el asegurar una presencia notable de lectores. Pero no hay que olvidar que en este país se lee lo justo y aunque uno sea un poco soñador...

P.- ¿Hay algún tema que no trataría nunca en sus novelas?

R.- Jamás escribiría sobre un tema que no me apasionara.

P.- ¿Cree que la realidad supera a la ficción como fuente de argumentos negros?

R.- La realidad siempre está de vuelta versus la ficción. Se lo digo yo que llevo 25 años en las calles de este país con una placa en el bolsillo y un arma en mis riñones.

P.- ¿Cuales son sus géneros y autores favoritos?

R.- Combino género negro y narrativa. Pero he de reconocer que si la historia es buena no me importa la etiqueta de género que lleve.

P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico o papel?

R.- Prefiero el papel por una cuestión de sensaciones. Pero he de admitir que por motivos económicos y sobre todo prácticos (viajes y exceso de peso en el equipaje), de tanto en tanto leo en mi Kindle.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Poner el teléfono en modo avión, y ambientar mi espacio de trabajo con música que aparezca de un modo u otro en mi novela.
Si escribo por la mañana (es mi hora favorita), nunca antes de tomar un buen café y haber leído la prensa diaria.

P.- Confiese alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y esté inédita hasta hoy.

R.- Siguen siendo inconfesables ;)) Tal vez algún día con una copa de vino en la mano...

P.- ¿Qué le diría a un lector que no conozca su obra para que se acerque a sus novelas?

R.- Si le atraen las novelas con profundidad psicológica, tramas hilvanadas de manera escrupulosa, y una mirada narrativa distinta, fruto de haber estado muchos años en lugares que normalmente no se está, tal vez le apetezca conocer mi literatura.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- A mediados del 2017 publicaré una novela policiaca muy tintada de fenómenos parapsicológicos. Voy a dejar que Roberto Rial y María Médem se tomen un buen descanso.