VACÍO
esos días tan tristes en los que se te desgarra el alma, como si te arrancaran a mordiscos el corazón, y una pena profunda lo envuelve todo, el mundo teñido de gris, la vida rota, el cerebro herido, sin que en el fondo sepas por qué, sin que aparentemente haya motivos, cuando todo va bien pero intuyes (y eso es lo que más duele) que tu cabeza, sólo ella, te está jugando una mala pasada, quizás porque se ha cansado de ti, de tus hábitos y tu rutina, y necesita acción y evasión, alimento para el espíritu, y se rebela y convierte en tu peor enemigo, un monstruo que nunca se sacia, con nada se llena, y te devora como una alimaña las vísceras...
son días espesos, vacíos, lentos, días de angustia y espera, de desesperación, días sin huella que duelen como golpes bajos, que se clavan en la piel como espinas, que enturbian los ojos, que estragulan, que oxidan, días de naufragio y deriva en los que no sabes qué hacer, nada te ayuda, todo se vuelve en tu contra, ni películas ni paseos ni sexo ni libros ni fiesta ni amigos, con nada te relajas, interrumpes la lectura, paras la película, das cientos de vueltas, no te sirve fumar ni beber ni soñar porque es como si estuvieras aletargado o muerto, sin ganas de nada, sin moral para nada, sin entender nada salvo que algo por dentro te escuece y no sabes cómo alivarlo, una lepra escondida, un espasmo que ahoga, un malestar profundo y tenso, muy tenso, tanto que parece que todo a tu alrededor, de un momento a otro, fuera a estallar...
por no hablar de tu baja autoestima, tal vez ahí esté el germen de todo, piensas, sólo eres tú, no hay nada más, lo que esperabas del mundo no llega, lo que te propusiste alcanzar se esfuma, el sol de agosto aplasta, la piscina está llena, no sirven los bares, la calle, el humo, el mal está dentro, pasará, como otras veces, pero ahora mismo te quema y sabes que en el fondo (y eso es lo que más duele) no ocurre nada, que sólo es tu cabeza, eres consciente, así que anúlala, te dices una y otra vez, no pienses en nada, lo has leído cien veces, sabes bien la teoría, Buda, Krishnamurti, Osho, pero algo te impide aplicarla, lo ves todo oscuro, te sientes daltónico o ciego, es el verano, te repites, así te consuelas, el calor, la gente, el mundo, cuando en realidad sabes que todo está dentro de ti, que eres tú el culpable de todo, tú manejas los hilos, tú eres la mano que mece la cuna, que mueve las piezas, pero se te escapa a borbotones la vida como se consume un cigarrillo, imperceptiblemente pero dejando huella, calcinando tus pulmones y envenenándote la sangre en la venas...
que tienes que contarlo, escribirlo, que tienes que expresarlo, exorcizarlo, sacarlo fuera, es lo único que entonces, esos días, te puede salvar, lo has hecho otras veces, sentarte a escribir y canalizarlo todo hacia afuera, ahí está el quiz del dolor y la cura, la forma de sanar por dentro, pero las palabras se enredan, no suenan, se enfangan, no encajan, huelen a rancio y podrido, y lo dejas todo de nuevo, todo lo dejas una y otra vez y sólo te queda moho en las entrañas, sed de eternidad en la tripas, cenizas, sólo te quedas tú, consumido y vencido, aunque sólo por un tiempo, esperas, sólo hasta mañana o pasado, cuando descanses y duermas, cuando el amanecer te ilumine, cuando el amor te salve, cuando la vida te vuelva a llenar, cuando se pase este terrible vacío...
MAGIA
aunque están luego esos otros días, los del renacer, que dan sentido a la vida, llenos de luz, plenos e intensos, en los que todo encaja de nuevo, la sangre fluye en las venas, el alma descansa, el cuerpo no pesa, la mirada ilumina, días de vino y rosas, de esperanza, sin taras, como caricias suaves en el corazón, que devuelven la fe, milagros para los sentidos...
y entonces sí, como por arte de magia (y eso es lo que más desconcierta), las palabras suenan, se apoyan, van de la mano, el enemigo se oculta, no existe el miedo, cesa la angustia, se acallan las voces, las dudas se aclaran, se extingue el fuego...
por qué antes no y ahora sí, cuál es la clave y el sortilegio, te preguntas, pero no encuentras respuesta (y eso es lo que más desconcierta), quizá tus biorritmos, tu esencia, tu forma de ser, aunque hacer preguntas no es el camino, se trata sólo de vivir el plenamente el momento, no pensar, sólo sentir, como si cada minuto fuera el último y se acabara el tiempo, no apegado a nada, equilibrado y sereno, integrado de nuevo en ti...
NUEVA VISIÓN
pero sobre todo y por encima de todo, no perder la capacidad de asombro, no dejarme vencer por el tedio, fascinarme, arrebatarme, seguir buscando la perla, graduar el punto de enfoque, distinguir bien los colores e interpretar correctamente los gestos...
mirar siempre con distintos ojos, cada día de forma nueva, con otra visión, es la clave y el sortilegio, concentrarme en la esencia y fijarme en las cosas para redescubrirlas, la gente, su espíritu, su corazón, o la calle, la montaña, el verde, el cielo...
o me devorará si no la bestia gris, mi hombre del saco, se me apagarán los ojos, se me obstruirá el estómago, se me coagulará la sangre en las venas y el alma se me encogerá dentro del esqueleto...
no debo olvidarlo nunca
porque se acaba el tiempo