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ISSN 1989-4163

NUMERO 25 - SEPTIEMBRE 2011

El Silencio Aburrido e Insípido donde Pretenden Instalar la Culpa

Begoña Leonardo

Se fue el Papa y no ha pasado nada. Mi vida sigue como antes, no he notado nada en absoluto, tengo las mismas ganas de salir corriendo, de gritar, de reir...

*Soy la amazona asfáltica que decide cada segundo pensar libremente sobre lo divino, jajaja y lo humano ayayay...*

Decidí hace tiempo que nada ni nadie manejaría el rumbo de mi existencia, que sólo yo, soy la dueña de mí, la responsable de mí, de lo que siento, pienso, amo, odio... Y que si me descalabro lanzándome versos sinceros, de esos que disparan letanías hirientes producto de mis descabelladas ideas, de mis mordisqueados pensamientos. Seré yo apesar de los pesares, quien deba rendirse cuentas...

Será que soy una egocéntrica de primera, que mi autoestima está instalada en un estratosférico lugar. Sí ,debe ser eso.

Cuantos me conocéis bien, sabéis que no oculto que me amo, que me amo por y sobre todas las cosas. También sabéis, y sino os lo recuerdo, que una de mis máximas es:* "Soy la persona esencial de mi vida, si yo no estoy, nada existe". *De vez en cuando hay que regalarse estas bombas, inyecciones de moral en vena, porque el existir es un ejercicio de alto riesgo, y acechan constantemente peligros que tienen formas muy diversas. Una de las más peligrosas, y os lo digo después de pasarme diez años de mi vida "educándome/formándome" (qué guasa) asistiendo a un colegio de monjas, hijas de la caridad para más inri; que proclaman y proyectan algo que no son capaces de hacer, aunque sí por un prójimo que está lejos, o por uno que no replica, porque no sabe, que no tiene recursos, al que no se enseña a pensar, al que se acostumbra a la obediencia. *Personas dependientes con las que practicar, poner en marcha el experimento de la evangelización...
Dóciles corderitos a los que conducir por el buen camino.*

Pero no con una prójima como yo, a la que no dejaron de anular, obsequiándome con desprecios constantes, intentando manipular; aniquilar lo que mis sentidos, mis entrañas y todo mi ser estaban fraguando. Una niña que piensa, que se manifiesta, que no pasa por el aro. Una niña díscola (según las normas) que perturba la paz, el silencio aburrido e insípido donde pretenden instalar la culpa.

Soy una descreída, así me llaman, he dejado a mi hija mora, así me dicen...

No creo en la iglesia, porque no creo en ninguna institución que margine, idiotice, reprima, culpabilice, amordace, recrimine, aprese conciencias; y me diga cómo he de amar, a quién, de qué forma. Que adoctrine mi pensamiento, que dirija mi vivir esperando la recompensa en un más allá, cuando esté muerta. Pero miertras, encorseta a mis demonios bien a dentro, para que mis palabras no perturben el orden... Una institución que entre algonones, oropeles que amparan delincuentes, atropella y asesina con su indiferencia, a millones de seres desamparados, a la intemperie, sin esperanza y muertos de hambre.

*Una iglesia que se lava las manos con el jabón higiénico de una fe, al margen de la realidad.*

Culpa

 

 

 

 

 

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