Me viene a la cabeza la frase de Descartes, el célebre "Pienso luego existo" que en latín reza "Cogito ergo sum". Y allí donde el ilustre francés categoriza, él siempre tan racionalista, yo dudo, dudo, dudo; será porque los hay que aún pensando, parece que no existan.
Pienso por ejemplo en los votantes de partidos que propugnan carpetovetónicos modos de vivir, teñidos de homofobia, racismo y otras lindezas semejantes, y que ajenos a todo, acaso por herencia genética o cultural, se encastillan en posturas enemigas del sentido común. Y también en aquellos que siendo fieles a doctrinas descaradamente contrarias a cualquier atisbo de raciocinio, se aferran a su fe como a clavos ardiendo.
Por no hablar de quienes con su incivismo hacen la vida imposible al que está al lado, demostrando que jamás entendieron que el pájaro que ensucia su propio nido es un idiota y otro tanto el que ensucia sus propias calles, atenta contra la tranquilidad de su vecino, boicotea los servicios comunes, etcétera...
¿Piensan ellos?, me pregunto. Sin duda lo hacen: piensan como les place y yo lo aplaudo, y si hiciera falta por su derecho a seguir haciéndolo daría un brazo, pues soy de las que creen que en la libertad de expresión sigue estando la clave de cualquier progreso. Piensan, hemos dicho, ¿pero existen? Aquí la cosa se complica. Me planteo la cuestión y dudo, dudo, dudo. ¿Respiran el mismo aire que yo, pisan las mismas calles, usan los mismos transportes públicos, se sirven de los mismos hospitales? ¿Ven acaso las mismas noticias en los telediarios? ¿Escuchan los mismos trágicos sucesos en la radio? ¿Advierten la barbarie que late aún con tanta virulencia en cualquier parte? ¿Abren los ojos y los oídos al salir de sus casas? Mis amigos y yo sabemos de abusos, injusticias, lapidaciones, presos políticos, salvajes violaciones, miseria y latrocinio... ¿Las desconocen ellos?
Ante tal magnitud del sinsentido, viendo que sus inclinaciones poco tienen que ver con un futuro más digno para todos, por un mundo más justo y mejor repartido, y viendo asimismo cómo se empeñan en defender posturas tan contrarias a la civilización, con qué convicción yerran, decido que si pienso, sólo me queda resistir. Así que si pienso, resisto. Y es que otro modo no sé de ser para que sirva de algo.