Las pinturas del Bosco, han traído siempre locos a los que buscan lecturas ocultas en las imágenes y escenas que representa en sus cuadros. Incluso sorprende que una pintura tan cargada de figuras extrañas, tuviera éxito en su época, y que entre sus mas fervientes admiradores y clientes se encontrara el rey español, Felipe II, al que definen como "El prudente", y muy adecuadamente, porque prudente es "una persona que adecua o modifica su conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios" Y esta fachada, la definen, algunos estudiosos de la personalidad de Felipe II, como de un "fingido natural frío y reconcentrado " y es posible que, esta apariencia, se debiera a la imagen que pensaba debía de dar, ya desde la época de su padre Carlos V. Quizás por este motivo, el de la doble imagen, la que debía aparentar y la que realmente era, el Bosco estaba entre sus pintores favoritos. Porque en una sociedad aparentemente puritana , pero hipócrita, el artista reflejaba en sus pinturas los vicios de la época. E incluso se permitía en figuras fantasmagóricas, pero cargadas de unas lecturas ocultas, criticar a la religión o a las altas jerarquías. Y mostraba a través de seres imaginarios, cómo ciertas cosas y personajes estaban inmersos en el pecado, y debían ser castigados con el castigo del fuego eterno. Y este, dicen, era el motivo del entusiasmo del Rey , por sus cuadros, el que pintaba al hombre como era, no como aparentaba ser.
La contemplación del Jardín de las Delicias, en la parte izquierda, en la que representa una especie de Paraíso, hay una escena, que ante la abundancia de figuras de aspecto fantasioso, que domina el espacio, me ha llamado la atención por múltiples detalles, estéticamente, porque se acerca al naturalismo, en un escenario rodeado de plantas y animales fantasmagóricos, son las figuras de Adán y Eva y entre ellas Jesucristo. Pero hay un detalle que me ha resultado llamativo, Cristo está en el centro entre Adán y Eva, pero le da la mano, a Eva, a la que hace protagonista de la escena, manteniendo al margen a Adán. Y mira, al espectador, de un modo, que parece indicar en su expresión ¿Veis lo que estoy haciendo? Y me ha parecido que esta escena, es una protesta, contra la discriminación femenina. Y no solamente esto, posiblemente, nadie encuentre nada raro en que Eva esté desnuda. Porque esto es algo que tras las restricciones del Medioevo, explota en el Renacimiento, y abundan los desnudos fundamentalmente de mujeres, como queriendo mostrar una belleza, que el "recato" tapaba en la vida diaria. Pero hay un detalle, que me ha llamado la atención, no solamente es un desnudo, es un desnudo, en que la zona vaginal, no se tapa o se disimula, como se encuentra en casi todos los de los artistas del Renacimiento, como Tiziano, en "Dánae recibiendo la lluvia dorada". o en cientos de cuadros del momento, Pero casi todos los pintores: Rubens, Miguel Ángel, Rafael... y en general todos los grandes maestros renacentistas, al representar a Eva desnuda, colocarán en dicho lugar, la famosa hoja, u otro elemento, para tapar. Hay pues en esta imagen una "liberación" del cuerpo de Eva, nada necesita ser tapado en la mujer.
¿Y por qué tiene importancia este hecho?
Por el forzado "pudor", existente en la sociedad de ese tiempo, que no permitía mostrar el cuerpo femenino, y tan exagerado era, que incluso en la intimidad del matrimonio, algunas se ponían unos camisones, que tenían un agujero a través del cual podían tener relaciones sexuales con su marido, sin tener que mostrar el cuerpo desnudo.
Las anécdotas que nos transcriben algunos cronistas de la época, son realmente desoladoras como en el caso de Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, que murió de un "zaratán", un cáncer de pecho, que ocultó a los médicos por pudor, hasta que el dolor y molestias, le hicieron mostrárselo a finales de marzo, cuando ya que no podían ya hacer nada, muriendo poco después el 16 de mayo. Quizás si se lo hubiera dicho antes, hubieran podido extirparle el pecho y posiblemente, salvado la vida. Entre lo dramático y cómico, se encuentra un relato en el que la reina, se cayó del caballo, pero quedó enganchada en un estribo, con lo que la falda al estar cabeza abajo dejó al descubierto sus piernas y ropa íntima. El caballo seguía corriendo y su vida corría peligro, por lo que a sus acompañantes, que se habían dado la vuelta para no mirar, se les planteó un dilema, si iban a ayudarle, les podrían castigar duramente, por haber visto la intimidad de la reina, y si no iban, padecería lesiones o podría incluso morir. Tras un momento de indecisión, uno de ellos, pese la posible sanción, se arriesgó, y corrió a parar el caballo, y atender a la reina, pero eso sí, lo hizo, tapándose los ojos con una mano, para mostrar que no había visto nada.
Este "pudor" ridículo, tardaría años en desaparecer. En cierta ocasión, la reina Mariana y sus acompañantes cortesanos, pasaron por Tolosa (Guipúzcoa), en donde se fabricaban unas medias de de seda de gran calidad y fama. Varios fabricantes se acercaron al coche en el que iba la Reina y le ofrecieron allí varios paquetes de medias. El Mayordomo Mayor, Alonso Fernández de Acuña, cogió con enfado los regalos y se los arrojó a los diputados de la ciudad diciéndoles:“Habéis de saber que las Reinas de España no tienen piernas”.
Pero no es sólo este el único mensaje feminista, que nos trasmite el cuadro del Bosco. La mayoría de los animales representados, están modificados, manipulados, pero tras Eva hay dos que no lo están, son dos conejos, y a su lado una madriguera. ¿Y cual es el mensaje? Hay una relación mental entre la palabra conejo y el órgano sexual femenino, incluso algunos han creído que se trata, por una asociación de semejanza entre el pelo del conejo y el pelo del monte de Venus. Pero, en latín, cunni, significa vulva, ( la ñ en español nació para quitar una de las enes en las palabras latinas y ya se sabe en que derivó esta palabra con ñ) y cuniculus, significa conejo, con lo que hay una relación entre ambas palabras. Pero todo esto, y el sentido simbólico de la madriguera ( cuniculus en latín) que hay al lado, daría pie a unas largas disquisiciones, que dejo para otra ocasión, porque si miro largamente el cuadro del Bosco, seguramente se me ocurrirán más cosas, y muchas de ellas, me las tendré que censurar.