Las excavaciones del suelo de Londres, muestran un estrato rojo de unos 40 centímetros de grosor, son los restos de aquel Londinium romano, que fue arrasado hasta los cimientos en la época de Nerón. Estas cenizas, son la confirmación de los relatos de los historiador romanos, Dion Casio y Tácito.
¿Pero qué provocó tal destrucción ? La venganza de una mujer, cuya estatua se encuentra en el centro de Londres, junto al Parlamento y el Big Ben. Está subida a un carro, sobre su cabeza tiene una corona, indicando su estatus de reina, y en la mano, enarbola una lanza, que la define como guerrera. Tras ella, dos muchachas, son sus hijas. Dion Casio la describe como: una mujer que "poseía una inteligencia mayor que la que generalmente tienen las mujeres", alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro, posiblemente un torque, (un collar rígido) que entre los pueblos celtas siempre significaba que su poseedor pertenecía a la nobleza.
Así describe a esta mujer, reina de los icenos, llamada Boudica ( Victoria) que tras ser humillada por los romanos, consiguió unir a las tribus hartas de los abusos de los invasores, y que quizás fue víctima de su propia confianza, tras vencerlos una y otra vez.
Los romanos, para imponer su dominio con el menor coste, buscaban aliados locales, reyes de tribus que mostrasen lealtad al Imperio. Y en estos acuerdos, les ofrecían mantenerlos en el trono y respetar su independencia. Uno de estos reyes con los que pactaron fue Prasutago, rey de los icenos, territorio al este de Inglaterra , que estaba casado con Boudica.
Pero Prasutago murió. Y según la costumbre celta, había igualdad entre el hombre y la mujer, por lo que el reino pasaría a sus hijas, pero los romanos no admitían esta costumbre y al no tener hijos varones, el emperador era coheredero juntamente con las hijas. Así es que el reino, fue anexionado, como si hubiera sido conquistado. Las tierras y todos los bienes fueron confiscados y los nobles fueron vendidos como esclavos. Es más, Prasutago había pedido grandes sumas de dinero a los romanos Boudica, no tenía este dinero para devolverlo y exigieron esta deuda a todos los súbditos. El historiador romano Tácito, afirma que la codicia del procurador Cato Deciano, provocó la protesta ante estos abusos recaudatorios, de Boudica. Pero fue detenida, azotada en público y violaron a sus hijas. Esto tendría que haber sido suficiente para que no volviera a rebelarse contra los romanos. Pero el efecto fue el contrario, buscó vengarse.
Consiguió unir a varias tribus, que la eligieron como lider, tras hber conseguido formar un ejército, se dirigió hacia Camulodulum, (hoy Colchester) que era la única ciudad romana con rango de colonia, que estaba habitada por soldados eméritos, y sólo un pequeño destacamento. Es posible incluso, que en la conquista contara con la ayuda de lo habitantes del territorio, ya que los soldados veteranos romanos se habían establecido allí, siguiendo la costumbre romana, y habían erigido un templo al emperador Claudio, pero a expensas de los trinovantes, los pobladores de ese territorio, del que se constituyó en capital, lo que provocó un gran resentimiento.
Los de la colonia, enviaron mensajeros a Cayo Suetonio Paulino, comandante supremo de Britania, pero este estaba a 500 kilómetros, en Gales, intentando vencer a los rebeldes dirigidos por los druidas. Así pues Camulodulum fue arrasado y sus pobladores, pasados a cuchillo.
Tras esto, Boudica se dirigió hacia Londinium, un importante puerto comercial. Sospechando que se dirigiría hacia allí, Cayo Suetonio, marchó con sus tropas hacia Londinium, pero lo que no se esperaba es que la rebelión se hubiera extendido y que miles de celtas atacaron a sus soldados, masacrándolos, en el camino. Él pudo escapar y llegó a Londinium antes que Boudica. Pero allí se había desatado el pánico. Así es que se marchó, abandonándola a su suerte. El lugar poblado de cabañas, carecía de murallas y de un destacamento adecuado para defenderlo.
Aquí surge uno de los grandes misterios, de la Historia, la desaparición de la Legión IX Hispana. Las teorías sobre su desaparición total sin dejar rastro alguno, son varias, entre ellas la de que participó en una rebelión y de que ello condujo, una vez vencida, a su disolución y tras esta fue condenada a la damnatio memoriae , una costumbre romana, en la que tras caer en desgracia un personaje, o institución, su nombre era destruido y borrado de toda clase de documentos, para que nadie recordara en el futuro, que existió. Pero en lo que están más de acuerdo los historiadores, es que esta legión llamada Hispana, porque pasó por Hispania (España), por lo que fue llamada "IX Hispana." Muchos opinan que este nombre lo recibió, porque tras su paso por Hispania, la mayoría de los legionarios que la componían eran hispanos.
Y creen, que esta valerosa legión no quiso dejar sin defensa a Londinium, enfrentándose a Boudica, y que esta mujer la hizo desparecer en el año 61 d.C sin que quedara rastro alguno de ella.
Dice Dión Casio, que hizo una terrible carnicería, cebándose en las mujeres, a las que "colgaron desnudas a las mujeres más nobles y distinguidas y les cortaron los pechos" Era su venganza.
La ciudad fue quemada y arrasada.
Tras Londinium, continuó hacia el municipio, Veralamium, cuyo carácter, de "municipium" indicaba su categoría de ciudad romana, aunque poblada por britanos. Los legionarios, tampoco la defendieron.
Pero ya no podían parar. Sus campos estaban desatendidos y necesitaban provisiones, además si no expulsaban definitivamente a los romanos, estos se reorganizarían y tomarían represalias, por los miles de romanos y asociados que habían masacrado. Deciano Cato, cuya codicia había provocado esta rebelión, viendo la situación, se había marchado a la Galia,
Pero no lo hizo Cayo Suetonio Paulino, gobernador de Britania, que en este tiempo reorganizó a las legiones para enfrentarse a Boudica. Y aunque en inferioridad numérica, se cree que los que se encontraban con la reina eran unos 100.000, frente a los 12.000 legionarios que se encontraban con Cayo Suetonio, quiso enfrentarse a ella.
Los celtas pintados de azul, y arengados por Boutica; "¡Este es el lugar en el que venceremos o moriremos gloriosamente¡" habían acudido al combate, que creían ya ganado, como si se tratara de una fiesta, incluso habían traído a sus familias, ancianos, mujeres y niños, para que fueran espectadores de la gran victoria y el reparto del botín.
Cayo Suetonio, había organizado a sus legiones, eran soldados organizados, disciplinados y bien armados y había buscado un terreno para enfrentarse, que les favoreciera, rodeado de bosques.
Cuando aparecieron, los guerreros de Boutica, desorganizados, y tras ellos los carros con las familias, tuvo la certeza de que pese al numeroso enemigo tenía ganada la batalla. Hizo filas de siete en fondo, con dos lanzas por soldado, escudos y espadas. Los britanos se dirigieron a los organizados romanos, en tropel, gritando, y lanzando en la distancia sus largas lanzas, sin que llegaran a sus enemigos. Los legionarios les esperaron in inmutarse y cuando se acercaron les lanzaron los pilum. Cayó sobre ellos una lluvia de lanzas cortas, provocando muchas muertes. La confusión les hizo retroceder desordenadamente. Suetonio mandó avanzar lentamente a sus soldados en forma de sierra dentada, cubriendo sus flancos con sus escudos. Los guerreros de Boudica al atacar de nuevo se quedaron encajonados entre "dientes" de las filas romanas siendo atravesados por las espadas. Cada cinco minutos a la orden de los oficiales, los de la primera fila eran relevados por los de atrás y estos se colocaban en última fila, así se iban renovando.
Los britanos que no esperaban esta defensa, ante el avance de las legiones, comenzaron a huir, atropellándose unos a otros, pero se encontraron con un gran obstáculo, los carros cargados con sus familias.
Los romanos, deseosos de venganza, masacraron a heridos, mujeres, ancianos, niños, y persiguieron a los que querían huir. Según Tácito, ante este desastre Boudica, para no caer en manos de los romanos, se suicidó con veneno, pero Dión Casio dice que estuvo viendo, juntamente con sus hijas, la batalla, y nunca las encontraron muertas, lo que podría indicar que desaparecieron.
La masacre fue tal que su eco llegó hasta Roma, y hasta el mismo Nerón, la calificó como un castigo muy duro. Sin duda lo debió de ser, porque el temor hizo que durante cuatro siglos, la provincia romana, se mantuviera en paz.
Así es como desapareció la reina, que se vengó terriblemente de los romanos y que podría haberlos expulsado, si no se hubiera confiado en sus propias victorias.
Pero no fue sólo su desaparición tras la batalla, también desapareció su nombre, y recuerdo, y nadie durante siglos la citó en la Historia de Inglaterra, hasta que en el Renacimiento, el redescubrimiento de las obras de Tácito y Dion Casio por el sacerdote, escritor y humanista italiano, Polidoro Virgilio
permitió en 1534. reintroducirla en la historia británica.
Desde entonces Boudica se convirtió en un mito de la Historia inglesa y su gran estatua, recibe a los que se acercan a visitar el Parlamento y el Big Ben, como símbolo de la resistencia de los ingleses ante la ocupación exterior.