Allí donde el rostro limita con el alma,
una fisura.
Tara necesaria
defectuosa estructura
de un transmisor enrojecido.
En algún lugar del habla,
como canal y puente
del servidor al cliente
roza un tráfico que escuece
en su sobrecalentada resistencia.
Fisura eléctrica y doméstica
o cómo irritar el trecho
con discursos salvajes
cuando en el servidor nacen verdades
que en la interfaz se equivocan.
Todos los semblantes
vierten muecas.
Cortocircuita el servidor con el rostro.
Cortocircuita el cliente con el alma.
Así el habla sólo esboza
así el alma solo miente.
Y se recogen con vergüenza las sobras
de fealdades
de desperdicios.