El 3 julio del 2019, subastaba Sotheby,s un cuadro atribuido a Velázquez al que denominaron “La Amante del Vaticano”, que se vendió por 2,4 millones de libras. Lo que lo sitúa en casi 3 millones de euros. Una cifra nada despreciable.
¿Pero quién era esta mujer retratada por Velázquez, a la que los estudiosos apodaron, "La Amante del Vaticano? Aunque no sería este el único apelativo que recibió esta mujer, que reunía en sí misma, toda una larguísima colección de inquietantes actuaciones difíciles de superar. Incluso recibió el sobrenombre de "Papisa", en una época en la que el Papa, dominaba tanto el poder político como religioso. Pero no le fue necesario convertirse en Papisa, porque dominó al que había.
Fue en el siglo, IX, en el que se ubica la leyenda de la papisa Juana, cuya verosimilitud histórica es más que dudosa, fruto de la imaginación romántica, adornada de una serie de datos, que hacen más factible su credibilidad, entre ellos se encuentra el de que, hasta 1600 había entre los bustos de los papas, que adornaban la nave principal de la catedral de Siena, uno, en el que podía leerse:
“Johannes VIII, femina ex anglica” (Juan/a VIII, mujer inglesa). Es cierto, que Juan VIII, ocupó la silla de S. Pedro desde el 872 al 882, pero no se tiene constancia histórica alguna, de la tal papisa. Tras la muerte de León IV en el año 855, sólo trascurrieron unas semanas hasta la elección del nuevo sucesor, aunque las crónicas colocan tras su muerte a un Anastasio, sin asignarle numeración alguna. Tras él, vendría Benedicto III, que reinó hasta 858 y al que sucedió Nicolás I el Grande, hasta que murió en 867. O sea, que no hubo la tal Papisa.
Esta "Amante del Vaticano", se llamaba Olimpia Maidalchini nació un 26 de mayo de 1591 en Viterbo. Su padre era Sforza Maidalchini y su madre, Vittoria Gualterio, una noble de Orvieto que era hija ilegítima del obispo de Viterbo. La idea de sus padres fue ingresarla en un convento. Pero se las ingenió para evitarlo. ¿Como? Acusó al confesor del convento de una falta grave. Se descubrió que la acusación era falsa. Pero anta esto, ningún convento quiso admitirla, que era lo que pretendía. Fue su primera victoria. La segunda fue casarse con uno de los hombres más ricos de Viterbo, pero su marido "se murió" antes de los tres años de casados. Heredó todo y con el dinero, se trasladó a Roma a la "pesca" de un personaje con el que casarse y conseguir entrar en la alta sociedad romana. Y el "afortunado" fue un hombre treinta años mayor que ella. Se casó en 1612. Ella tenía 21 años. Y no sólo este hombre era noble, era además el hermano del cardenal Giovanni Battista Pamphili, muy bien situado en la Curia, lo que lo hacía un candidato a Papa.
En 1639, tras 27 años de matrimonio y un hijo, Camilo Pamphili, volvió a quedarse viuda. Ambos se unieron al cardenal. Y comenzaron a trabajar, hasta que, finalmente, fue nombrado en 1644 Papa, tomando el nombre de Inocencio X. Y a partir de ese momento, comenzó a desplegar todo su poder mafioso sin escrúpulo alguno. No había nada que se moviera en Roma de lo que ella no consiguiera beneficio. Consiguió que nombraran cardenal a su hijo. Y cobraba enormes cantidades de dinero a quien quisiera algún cargo o favor, en el Vaticano, pero no sólo eso. Controló la prostitución en Roma obligándoles a todas las prostitutas pagar si querían ejercer. Su hijo Camilo, como era de esperar, tuvo una brillante carrera eclesiástica, fue legado en Avignon, Prefecto del Tribunal de la Signatura de Justicia, y colaboró con la Secretaria de Estado vaticana. Pero hijo de su madre abandonó, los hábitos para casarse con una bella y "rica"·muchacha, Olimpia Aldobrandini.
Todo el mundo debía tener su permiso y algo más, para realizar algo. Todos los que visitan Roma no pueden marcharse sin visitar la Fuente de los Cuatro Ríos, de Bernini. Pues también debió de contar con el permiso de Olimpia.
Aunque lo más escandaloso fue cuando se quedó con todo el dinero, que se había conseguido para atender a los peregrinos que vinieron a Roma, para celebrar el Jubileo de 1650.Y es que controlaba todas las decisiones del Papa y todo lo que se gestaba en el Vaticano.
El Papa Inocencio X, le dejaba hacer. Corría entre la gente la convicción de que era la amante del Inocencio X, por lo que no es de extrañar que al retrato de Velázquez, lo denominaran la "Amante Vaticana", en lugar de la "Donna Olimpia", aunque no parece que así fuera. Dentro de sus "cualidades", estaba la avaricia, se quedaba con todo lo que podía, y el ansia de apariencia y de poder, llegando incluso a sacarle a su cuñado el título de Princesa de San Martino al Cimino, una abadía medio derruida cercana a Viterbo que reformó y convirtió en su última morada, pero no da la impresión que entre "sus cualidades" también estuviera lo de lujuriosa. Y a juzgar por el magnífico retrato de Velázquez de Inocencio X, tampoco parece que el Papa estuviera para muchos "meneos".
Falleció Inocencio X en 1655. Pero en su agonía saqueó todas las habitaciones en las que había algo de oro o de valor.
Sin embargo, según la leyenda, dejó el cadáver sin sepultura, pudriéndose, porque bloqueó la entrada ya que bajo la cama había dos arcas llenas de oro. Fue enterrado con varios días de atraso y sin pompa ya que ella era una "pobre viuda sin recursos" y no podía gastar dinero en los funerales.
Tras Inocencio X le sucedió en el papado Alejandro VII, y lo primero que hizo fue desmantelar todas las organizaciones "mafiosas " que Olimpia había creado o controlaba. Y le obligó a retirarse, Pero sin duda todavía debía de ser temible, porque sólo lo consiguió tras el pago de una gran cantidad de dinero.
Cuatro años mas tarde moriría en la Abadía, dejando una ingente cantidad de riqueza, que había acumulado, aunque otras lecturas de esta mujer, la consideran una Mecenas, que ayudó a conventos y a las mujeres para evitar que fueran obligadas a ser monjas o prostitutas.
Historia de una mujer, que se ha ocultado hasta ahora, pero que la subasta de un cuadro de Velázquez con el retrato de la que llamaron la "papisa", ha sacado a la luz.