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ISSN 1989-4163

NUMERO 76 - OCTUBRE 2016

La Magia del Sapiens

Cristina Casaoliva

 

     

Yuval Noah Harari en su libro “Sapiens De animales a Dioses”nos descubre el porqué de nosotros mismos. El autor desgrana la historia de la humanidad, relata nuestros  orígenes y las claves de nuestro éxito. Nos cuenta mejor de lo que yo voy a comentar, que el gran salto evolutivo fue la Revolución Cognitiva. Esta nos llevó a creer en lo imaginario, en lo inexistente.

Esa creencia unió a grandes cantidades de personas en puntos opuestos del planeta, individuos de diferentes orígenes, edades y capacidades bajo el paraguas de una misma creencia que los hermanaba y los empujaba a protegerse, ayudarse, colaborar y luchar unidos.

Esa movilización en masa, esa creencia en el imaginario, esa capacidad de dar vida a los más diversos supuestos y construir sobre su inexistencia sociedades e imperios es la clave definitiva. El gran secreto de nuestra evolución.  Es pura magia.

Si nos paramos a pensarlo es francamente brillante y por otro lado casi inconcebible la capacidad humana de idear para luego creer en ello y sobre ese ello crear, desarrollar, magnificar, expandirnos y crecer. Crecer como especie, como sociedad, como individuos.

Toda nuestra existencia, nuestro sistema ya sea social, jurídico, religioso. Nuestros valores morales, las leyendas y los mitos. Toda nuestra vida está basada en ese ficticio.  La creencia de un ser superior, el concepto de ateísmo, las monarquías, las sociedades limitadas, el folclore, las naciones, las asociaciones deportivas, los himnos, la mayoría de conceptos como el de educación o el de etiqueta surgen de la raíz imaginaria.

Por ejemplo, alguien un díacogió el concepto de un  ser divino y creó la ilusión de un derecho divino, el derecho  a gobernar sobre sus congéneres, vitalicio y hereditario de modo consanguíneo y esa fantasía no poco ambiciosa se compartió, se creyó, creció y bajo esa creencia se levantaron imperios, se crearon reinos, se cometieron atrocidades, se originaron alianzas, se iniciaron guerras ,se firmaron treguas y se iniciaron intrigas que fueron tejiendo el tejido social de las monarquías que reinaron por siglos, algunas de las cuales aún perduran.

En algún momento de la historia se buscaron respuestas y surgieron inquietudes que se fueron resolviendo haciendo uso de ese nuevo poder creativo.

Puede que en aras de la supervivencia mutua se generaron códigos de conducta, directrices morales.

Ellas surgen de necesidades y se crean en nuestras mentes, no existen como lo hace un árbol o una mesa, no son tangibles, pero la creencia en ellas les confiere poder. EL poder de dirigir nuestras vidas y de limitar nuestros instintos. Esas doctrinas han evitado por ejemplo que matáramos al molesto vecino con una esposa más guapa y joven que la nuestra. Esos códigos morales transferidos educacionalmente desde nuestra más tierna infancia son los responsables de que no andemos por ahí tomando aquello que deseamos, es lo que consigue  que las consecuencias importen.
Las religiones, las creencias religiosas y/o espirituales, sin entrar en debates teológicos de ningún  tipo, sin negar ni aseverar la existencia de deidades, de Dios o deDioses, nacen de la fe.

La fe en un imaginario común que nos hermana, nos consuela y da respuesta a nuestras dudas, consuelo a nuestros temores, que orienta nuestras vidas y nos otorga un elemento inmortal, un preciado tesoro indestructible, nos da la vida eterna, la posibilidad de comienzos infinitos o de futuros mejores y anhelados reencuentros, las religiones  así como diversos misticismos conciben y  nos regalan EL ALMA.

En una sociedad escéptica creyente tan sólo en lo tangible, como hacen el resto de animales que creen en lo real de manera más obvia, el árbol, la silla…., en ese tipo de comunidad, el Alma jamás habría acontecido un elemento real dotado de fuerza y poder. En la nuestra, El Alma aconteció un nexo vital, un eje lleno de controversia alrededor del cual se generaron un sinfín de esfuerzos, liturgias, leyendas y esperanzas.

Aceptando que todo cuanto nuestra mente pueda concebir es real, el límite es efectivamente sólo nuestra imaginación y el futuro, la vida y la esperanza no tienen fronteras.

Llegados a esta conclusión, me sorprende ver en que estadio del imaginario nos hemos estancado. Como somos capaces de limitar nuestro progreso evolutivo aceptando líderes faltos de la clase de poder imaginativo que nos trajo hasta aquí, aceptando sin embargo que andamos escasos de líderes de redescubierta capacidad creativa que huyan de las doctrinas existentes y sean capaces de crear una realidad que rompa con la actual e instaurar algo nuevo, fresco, acaso más libre, más creativo y puro.

Seguimos inmersos en los detalles de las fábulas que nos dieron perdurabilidad, siguiendo a los mismos fabuladores, negándonos a nosotros mismos la opción de generar ese nuevo perfil social, ese nuevo paraguas bajo el que guarecernos, en el que creer, sobre el que crear para poder al fin crecer.

Supongo que en el fondo nos falta una nueva revolución, liderada por la imaginación y las emociones más nobles, con la inteligencia a su servicio, que supere a la Revolución Cognitiva, la Industrial y la Científica y redefina al hombre como especie, al ser humano como individuo y a la Humanidad como ente vivo y como sociedad. Algo que a nuestro inmenso y diverso colectivo le confiera una nueva oportunidad de hacer las cosas bien o acaso de modo diferente, de ser más grandes con un crecimiento más interno e intimista que expansivo y nos regale al fin una nueva ALMA.



 

 

Sapiens

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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