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ISSN 1989-4163

NUMERO 66 - OCTUBRE 2015

La Vagina con Dientes

Carmelo Arribas

 

El título original de la película, es Teeth, (dientes), la primera realizada como director por Roy Lichtenstein, el hijo del famoso pintor Pop, Lichtenstein del que tantos cuadros, como si fueran una viñeta de un cómic americano,  hemos visto.

Sin embargo hay que reconocer que al traductor español, le debió de dar un ataque de añoranza de aquel cine de destape de la Transición española, en el que uno posteriormente ha llegado a sospechar si no estaría, secretamente, financiado por Roca y demás empresas de accesorios de cuartos de baño, porque las imponentes mujeres españolas que aparecían en ellas, se pasaban todo el día duchándose, acto que es más erótico, de lejos, que bañarse, porque la espuma de la bañera no deja ver el contenido, sin embargo los vapores del agua caliente y la difusa imagen que se percibe a través del cristal, permiten al director, desde realizar las escenas más terroríficas, como en Psicosis, a las más eróticas e insinuantes. Total, que el traductor español tradujo ese título aséptico, de clínica odontológica,  por “La vagina con dientes”, y ríete tú de las maravillas, que un director español, hubiera hecho con este título,  plasmando sus fantasías y las de miles de españoles ayunos en aquella época de cuerpos femeninos sin tapar, en alguna de aquellas películas eróticas de los setenta y ochenta, de los Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez, o  Arturo Fernández, acompañados de las figuras imponentes de las Nadiuska,  Mirta Miller,  Bárbara Rey, Agatha Lys, Analía Gadé, Cantudo … no hay que tener mucha imaginación para pensar que sería, algo más divertido e imaginativo que las famosas Sombras de Grey.

Sin embargo esta película se presentó en la Muestra de cine de terror, del Festival de Sitgesy visto los traylers, no hay para menos, aunque  sólo plasmó en ella, uno de los mitos que esconde el subconsciente masculino, el ser “capado”, por la mujer, en la relación sexual . Pero esta castración, no debe entenderse sólo en el sentido físico, sino y sobre todo, en el intelectual y de poder.  Este terror psíquico, que sólo aflora en algunos trastornos psiquiátricos, lo percibimos todos los días  en las noticias que nos hablan del maltrato machista “a mí esa, no me manda”. Es el miedo a esa “vagina dentada” que puede convertirlos en unos eunucos, sicológicos, en su vida familiar o social, castrados de su situación de “macho alfa”. Pero ese “síndrome de encontrase con una vagina dentada”, se percibe sutil, o no tan sutilmente, en las obras de arte, o los relatos que han llegado hasta nosotros,  pues la idea de que el pene puede quedar atrapado en la vagina durante el coito, está más difundida de lo que parece, es  el penis captivus, que percibe en el perro, cuando realiza el coito, quedarse “encoñado”, sin posibilidad de despegarse de una mujer, o la muerte del macho tras el apareamiento de la mantis religiosa, o de ciertas arañas. Este pavor está en el subconsciente, también por  el miedo a las enfermedades venéreas, que plasmarían en sus carteles pintores como Ramón Casas, Manchón, y otros, con títulos tan sugerentes como: Detrás de la cortina de la ilusión, La oferta peligrosa, Ciego de amor, como resultado de las campañas antivenéreas, avisando del peligro que  escondían estos 'placeres '.

Este mito de una  vagina con dientes, no es una fantasía del director de la película, él lo ha recogido de  tradiciones culturales tan dispares como las americanas, orientales y africanas. Ya sea entre los yanomamo, de Venezuela o Brasil, como de la India presente en relatos, y cuentos. Sin embargo, se produce una paradoja, porque ante este temor de la castración, los hombres no tienen miedo en introducir el pene en la boca de la mujer, convirtiéndola en esa vagina con dientes, que en su subconsciente, les aterra.

¿Qué es lo que en el fondo aterra al varón? La pérdida de poder, la castración de su importancia en la sociedad, devorada por una mujer que le desplaza en el  mundo laboral y político Las vaginas con dientes son la plasmación  contemporánea de  “mujeres con poder”, mujeres no sumisas, con ideas propias “vaginas que muerden” imponiendo su deseo, produciendo esa pérdida de virilidad, que icónicamente personalizan en el pene.

A través de la historia del arte o los relatos tan conocidos como el Bíblico de Adán y Eva, ya se insinúa que cuando la mujer adquiere protagonismo, y toma decisiones, las consecuencias son nefastas, no sólo arrojan al hombre de “su Paraíso”, sino que también es ella  la que lo pierde.

Esta idea y miedo se plasma en relatos como el de Edipo y la Esfinge, en el que a un bello rostro le acompaña una fiera, que devorará a todos  aquellos que se encuentren con ella y no estén a su altura intelectual, contestando correctamente a las preguntas que les hace. Solamente un hombre más inteligente que ella, como el caso de Edipo, hará que esa fiera se destruya a sí misma, haciendo el camino (la vida, la sociedad) más segura. Es el mismo mito de las sirenas, que atraen con sus encantos a los hombres para devorarlos. O las vampiresas, fantasía seguramente nacida del hecho en el que las mujeres que se unen a hombres a los que desangran, y viven de ellos, hasta que han acabado con su economía y bienes y luego, buscan a otro.

Este miedo, lo hacía patente el romano Catón, intentando que no se suprimiera la ley Oppia que recortaba los derechos de las mujeres; " Extemplo simul pares esse coeperint, superiores erunt". “Tan pronto como hayan empezado a ser iguales, serán superiores” .

Dice la tradición que a los argumentos de Catón le contestaron los senadores romanos, con una estruendosa carcajada, porque era sabido en Roma que la mujer de Catón, lo tenía dominado.

La trasposición mental, de un acercamiento amoroso por parte del hombre y sus consecuencias, el ser devorado en su “hombría”, es la plasmación, de ese mito que se encuentra oculto en lo más profundo de la mente del varón y que sólo a través de ciertas manifestaciones, dan una pista de lo que oculta, como el hielo que emerge de un iceberg y que muestra apenas la grandiosidad de lo que esconde.

Pero parece que no hay problema ninguno con lo de las vaginas dentadas, no conozco a ninguna mujer,  a la que tras una revisión ginecológica, el médico la haya enviado al dentista, porque tiene algún diente con caries, por ahí dentro, pero si conozco algunos, que sí ocultan en su subconsciente, ese miedo de ser devorado en su virilidad, por una mujer más inteligente que ellos ( algo que suele ser muy habitual),.

 

 

La vagina con dientes

La vagina con dientes

La vagina con dientes

La vagina con dientes

 

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