La Época en que los Mendigos Dicen la Verdad
Ángela Mallén
Hay un pueblo que flota.
Hay un pueblo que flota en nuestra conciencia.
Hay un pueblo que flota en el mundo, en este planeta, en las autopistas, en las
estaciones intermodales, en las esquinas de las ciudades junto a los anuncios de
telefonía móvil, muy cerca de las nuevas catedrales en forma de banco y multinacional.
Hay un pueblo que flota en nuestra época.
La época en que los mendigos dicen la verdad aunque nadie en este mundo los vea, y
los presidentes compiten por engañar a millones y millones de ciudadanos en los picos
de share o cuota de audiencia.
Hay un pueblo que flota porque no encuentra tierra bajo sus pies.
Flota porque todos fueron ahuyentados como ratas. Fumigados. Descabezados.
Flotan porque todos tienen miedo. Porque tienen hijos. Porque tienen hambre. Porque
tienen fe. Porque tienen vergüenza. Porque tienen lágrimas. Porque tienen años. Porque
tienen derecho. Porque tienen dignidad.
Flotan porque no son ladrones. Porque no son carroñeros. Porque no son asesinos.
Porque no son iluminados. Porque no son dioses de barro. Porque no son muñecos de
trapo.
Hay un pueblo que flota en el corazón de quienes son como ellos. Y no saben mentir
como los presidentes. Y no necesitan Olimpo como los dioses. Y no quieren matarse
como depredadores.
Hay un pueblo que encalla en las fronteras. Que no encuentra alojamiento ni en las
ciudades ni en los campos. Cogidos de la mano, con los hijos en brazos y los viejos a
rastras. Con sus pañuelos, sus chándals, sus bolsas de plástico, sus mochilas mugrientas.
Buscando un parque en Belgrado, en Malta o en Budapest; un tren en Bicske o en Salzburgo; un papel en Munich o en Malmö.
Hay un pueblo que flota aunque tiene raíces. Aunque no tiene alas. Desafía las leyes de
la física, de la lógica, de la moral. Los mendigos muestran la verdad en sus ojos y los
justos, en su corazón. Los presidentes esconden las soluciones en sus palacios, tras sus
banderas, bajo sus llaves.
Hay un pueblo que flota en nuestra memoria. En nuestro historia. En nuestro
conocimiento.