(Para Jesús Zomeño, desde alumno, Amigo, creador)
“Ay, viento fresco y manso y amoroso,
almo, dulce, sabroso”: Garcilaso: Égloga II
“A vuestro almo reposo”: Luis de León: Oda I
“Almo feliz sosiego”: Cervantes: La Galatea
Se ha quedado sin miradas,
sin calles para llorar
donde se vendan besos,
bulevares, esquinas de palabras
y secretos de sangre triste
por la noche a todo volumen
de los espías ciegos.
Enséñame esa foto de Budapest,
donde se encuentre ella,
y él aprendiendo a conocerse,
concentrados en el aliento
transparente, mojado, almo, abrazado, frío.
Sácala cuando esté lloviendo
y ella, alma, no mire
a oscuras el silencio almo.
Sucumbo cuando apareces,
anémona de voces:
Ay, viento fresco y manso y amoroso,
almo, dulce, sabroso
afán impasible para los muslos
que, insensata, ensañas
a las caricias lentas de unos ojos
apagados de años como lágrimas.
Enséñame esa foto de Budapest
(y aprovecha, creador, para darme
el calor de sus medias,
la talla de sus besos,
su número de teléfono
en nueve nuevos suspiros),
esa foto incesantemente ciega,
donde ya no estamos:
A vuestro almo reposo,
Almo feliz sosiego.
Y dadme esa calle para llorar a secas.