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ISSN 1989-4163

NUMERO 36 - OCTUBRE 2012

El Peso de la Paja

Inés Matute

“Es difícil salir a la calle. Sólo quiero que esto se olvide”- Afirma la víctima.
“Puta, guarra”. ¿Cómo dice usted? Del asunto irrelevante, a la fama planetaria- por unos días, eso sí, que aquí la actualidad corre que se las pela-.

 Primer asunto: grabación con la web cam de un ordenador de una paja casera. Segundo: La impunidad con la que las vidas y sus menudillos se aventan alegremente en Internet. Mucho se ha dicho sobre ella, pobre Olvido, que por una vez no puede hacer honor a su nombre. La intención de este artículo, advierto, no es ni defenderla ni condenarla, sino aportar unos cuantos datos.

Un gran lienzo de Dalí se titula “El Gran masturbador”.  Uno de los tomos de memorias de Terenci Moix vino a llamarse “El peso de la paja”. Durante el mandato de Zapatero, los socialistas subvencionaron con 14.000 euros talleres de masturbación para adolescentes en Extremadura; “El placer está en tus manos” fue el sugerente lema genérico de la criticada iniciativa (a ver si nos vamos a quedar tontitos de tanto practicarlo). En el año 2009, la Junta de Andalucía editó con gran eco una “Guía para la masturbación femenina”, aunque bastante antes el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, manifestaba en una entrevista a El País lo siguiente:  “La masturbación es algo muy necesario que los políticos deberían practicar más a menudo. Les aliviaría de muchas tensiones”. Como dice entre dientes un afamado periodista de derechas, no es improbable que llevado por la deformación profesional, el gran Onán creyera de “masturba” era un acrónimo de master en urbanismo.

La señora Olvido, por lo que a mi respecta, no ha cometido ningún delito, y, por lo tanto, no hay nada que purgar. Quien sí ha cometido un delito- exactamente contra la intimidad de las personas, artículos 197 y siguientes del Código Penal- y el derecho de éstas a su propia imagen, es quien puso en circulación un acto íntimo que nunca aspiró a convertirse en trending topic de su particular semana negra. No hay pues razón para que Olvido dimita, tal y como finalmente ha decidido la propia interesada. Lo realmente repugnante es el espectáculo mediático montado en torno a ella, el aluvión de cámaras irrumpiendo en un pueblo de 6.500 habitantes, bien para defender su derecho tanto a la masturbación como a la intimidad- curiosa paradoja; los que te colocan en el pim,pam,pum son quienes velan por tu anonimato ¡hay que tener rostro!- bien para ponerla a bajar de un burro. Lo realmente repugnante son las seis unidades móviles desplazadas hasta los Yébenes, las docenas de abueletes, curiosos y amas de casa que, ávidos de hoguera pública y apostados cual francotiradores, la insultaban sin piedad. Ahí está la España de antes, la que nunca se ha ido.

Acabe como acabe esta historia de video cachondo y morbo garantizado,  no me gustaría estar en tu piel, Olvido. Ni en la de tu marido. Ni en la de tus hijos.

El peso de la paja

Imagen: Pierre et Gilles

 

 

 

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