AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 26 - OCTUBRE 2011

La Grieta

Pedro Pujante

Estábamos sentados frente al enorme belén que tío Bolo nos hacía con migajas de pan y hojas secas. Era Navidad. Empezó por la cocina y tía Remedios nos avisó, hay una grieta aquí, en el centro mismo de la cocina. Pero no le hicimos mucho caso. En Navidad nada es realmente importante salvo el belén de tío Bolo y comer mazapanes.

Al promediar enero la grieta era una gran brecha que partía la casa en dos. Una sima a la que daba miedo asomarse por vértigo. O por si salía algún demonio o quién sabe…

Nos mudamos la familia entera a casa de unos primos que vivían a dos manzanas. La casa, partida por la mitad, permanecía intacta. Erguida y partida. Por abril las dos mitades ya no se rozaban. La grieta era enorme, seis o siete metros de ancho. Y me daba rabia que todo el pueblo pudiese ver mi dormitorio y el belén. Como si fuese un gigantesco escaparate sin cristales. Pero la grieta siguió creciendo. Tanto a lo ancho, como a lo largo. Atravesó toda la calle y partió el pueblo en dos. Justo por la mitad. Hicieron un puente. De nada sirvió. La grieta crecía y crecía y las dos mitades del pueblo se separaban como mundos a la deriva. Nos dijimos adiós, sentados al borde de la sima. Hasta que ya lejanos,  en la distancia, se perdían de vista los antiguos y queridos vecinos del otro lado. Lourdes, la vecina de toda la vida y sus nietas…

A finales de año el país era dos trozos de tierra separados por una cicatriz. Una frontera improvisada y dolorosa que partía caminos, ciudades y ríos. Nadie podía imaginar que aquel abismo tenebroso había comenzado en la cocina de tía Reme.

Siguió extendiéndose. Imparable. Incomprensible. Nos llegan noticias del otro lado. Del otro lado, de la otra mitad del mundo. Nosotros, los del lado izquierdo, flotamos por el cosmos dirección Saturno. Dice papá que los del lado  derecho van hacia el Sol o a otra galaxia cuyo nombre no sé pronunciar. Da igual. Hace meses que no hay noticias del otro mundo. Me imagino que es como media naranja que flota en una gran pecera oscura. Quién sabe. Quizá algún día nos volvamos a cruzar por la galaxia. Tía Reme lo pasa fatal. Se siente culpable. Si hubiera puesto un poco de masilla en la raja, dice sollozando. Pero, qué más da. Ahora tenemos medio pueblo. Pero tenemos un abismo inmenso desde el que se ven las estrellas y el Universo a todas horas.

La grieta

 

 

 

 

 

@ Agitadoras.com 2011