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ISSN 1989-4163

NUMERO 16 - OCTUBRE 2010

Fumar como un Borracho y Beber como un Mentiroso

Carlos Prieto

De Paris a NY 2008 2009

Después de que derrumbaran su estudio , donde abajo había un café bar y arriba una pensión , como contaba Aznavour, la bohemia que el vivió, su luz perdió. Aquella bohemia que yo también viví, en otra vida supongo, compartiendo copas con Novell, Ramón Casas , Honoré Daumier o Lautrec, e incluso en la fría Rusia con León Tolstoi o en los años 40 con Bukowski,..aquella época , donde el ritmo de vida avanzaba extremadamente rápido , época dorada y a su vez llena de conflictos, donde los artísticas eran verdaderos artistas, y donde la forma de ser y de reflexionar de aquel entonces era tan llamativamente diversa comparado a lo que vivimos en la actualidad. Me identifico como un individuo totalmente anacrónico atrapado en el tiempo, donde no logra adaptarse al momento en el que vive y  bebe de un siglo que hace 200 años pasó a la historia ya que no se familiariza con lo que sus retinas perciben y captan  en el dia de hoy.

El arte es efímero y a su vez eterno, duradero y perdurable. No obstante en todo trabajo tedioso existen momentos de levitación. Según comentan algunos libros vetustos,  el artista es aquel que nace, crece, se reproduce, muere, y se le reconoce. Por lo tanto el pintor por excelencia, es aquel artesano que pinta sin consecuencia preconcebida, por necesidad, satisfacción, o simplemente por una náusea la cual conllevará al vómito, y solo de ese modo, el artista podrá alcanzar su propósito.
El arte, como el amor ,es contradictorio. Te enriquece  pero no llena tus bolsillos, te deteriora, pero al mismo tiempo agudiza tus sentidos. Te aisla, pero  a su vez te sientes rodeado y querido. Un sin fin de paradojas con las que mas de uno se sentiría identificado. A su vez, la soledad es igual de importante y necesaria que el pincel para el pintor,.. ella es la única que te da el impulso de levantarte del taburete,  apagar el cigarrillo,  pisándolo sin compasión contra el suelo, coger el pincel, humedecerlo en trementina, retorcer sus cerdas contra algún pigmento medio reseco ,aburrido quizá, esperando sus último días en la paleta y ponerte manos a la obra, aludiendo a una reformulación simbólica de la memoria personal, basada en la decadencia del ser humano y todo lo que tristemente conlleva.

Cuando regresé a Mallorca tras mi estancia en Ny, me di cuenta que no es necesario perderte en el mundo para buscarte a ti mismo, la soledad y la inspiración la puedes encontrar en un estadio de futbol repleto de espectadores que abuchean a su equipo mientras se tiran de los pelos y sus mujeres se hinchan a pistachos, no obstante el cambiar de ciudad o ambiente a todo artista le repercute de forma positiva, el cambio de taller y de forma de vida, los cuadros que contemplaste en libros y que ahora llenan las paredes de los museos en los que te pierdes, la curiosidad de una ciudad desconocida para unas retinas ansiosas, con ganas de archivar y almacenar imágenes,  la mezcla de culturas y razas, todo aquello se suma , y únicamente buscas volver a casa para vomitar lo percibido.

 

Me enorgullece haber escrito estas líneas, porque esto significa, que el trabajo esta hecho y el lino ya descansa en paz, tras  haber absorbido todos mis pecados.

 

Carlos

Autor: Carlos Prieto

Carlos

Carlos Prieto

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