Por la mañana
Sólo bésame.
Odio cuando guiñas un ojo para decirme adiós.
Voy a quedarme así, bocabajo, para que recuerdes el lunar en mi espalda,
la curva de este culo,
los pies suspendidos en signo interrogante.
No voy a mirarte.
Odio ver como traes de vuelta la coraza.
Voy a quedarme así, los ojos hundidos en la almohada,
para luego recordarte como hace justo cinco minutos.
Quiero verte siempre como hace justo cinco minutos.
Desnudo.
Siempre.
Del poemario Catálogo de lágrimas (Ed. Poesía eres tú, 2009).
Espacios
Latentes, opacos, tupidos,
abiertamente cerrados
entre las ganas y los miedos,
entre las ansias y los huecos.
De piezas perdidas
o engranajes desencajados,
resquicios, fisuras,
hendiduras, grietas,
entre lo que creemos y los que sentimos,
entre lo que sentimos y lo que queremos.
Ingentes, de vértigo,
entre tú y yo,
entre mí y yo.
De años luz, infinitos,
entre lo que imaginé que sería
y lo que soy,
por tapar, por saltar,
por conquistar, por invadir.
Espacios que creía
que inundarías tú
y debo llenar yo,
sin saber cómo.
Del poemario El código de los heridos (Ediciones del Primor, 2009).