Así repite el pájaro su nombre
con el aire ventral de esa cadencia
de reloj sideral del extravío:
Pá
ja
ro,
cual si volase en líneas agostadas
o perfilara el viento con sus alas.
Para volar con nitidez de imagen
arbolada
y apuntalar la rama nidoycanto
hay que anidar un pájaro
en la entraña
y en la frente
una nube campante
que te ausculte con lengua de cenzontle.
Decir pájaro
es silabear intrínsecas
con el viento del alma las palabras
milagro
terciopelo
dicha
duda
crepúsculo
gorjeo
tinta
resurrección
ojo
color
anuencia
madreselva:
en espiral
de alas temblando.
Sublime oscuridad
que emerge airosa
de las profundidades
de lo tan sólo dicho
en el idioma etéreo de las flores.
Decir pájaro
es signar tus pasos,
abrir grutas perfectas
en las adormideras de lo indemne
y designar las letras
de tu nombre
para emprender lo apenas dicho
en pos de lo que de ángel
tiene el vuelo.