Para la mentalidad actual, hablar de mujer objeto, es pensar en una mujer como objeto sexual, con todas las connotaciones que conlleva. Pero históricamente, la mujer ha sido considerada como un auténtico objeto, con el que se comercia, y que se utiliza como un elemento de compra, venta o con el que cerrar, negocios o pactos políticos.
Y no sólo ha sido y sigue siendo un objeto valioso en la compraventa, en los mercados de esclavos, sino y sobre todo ha sido utilizada como un elemento carente de decisión propia y al que se usa para resolver ciertos asuntos.
Durante mucho tiempo sobre todo a partir del Romanticismo se extendió la idea de que gran parte de nuestro ADN tenía muchos elementos de origen magrebí o árabe. Los estudios han llegado a una conclusión sorpresiva para muchos. “Almerienses, granadinos y malagueños tienen tanto de africanos como los gallegos o castellanos” En definitiva el ADN español tiene muy poco de la genética árabe.
¿ Y cómo es posible esto, si estuvieron 800 años en la Península?
La respuesta es fácil. Los miles de soldados que vinieron e invadieron España lo hicieron sin mujeres, o muy pocas. Los jefes musulmanes, casaron, entre otras cosas para asentar su poder, a sus hijos, con mujeres visigodas, como Abde lazid, hijo del invasor Muza, que se casó con la viuda del rey D. Rodrigo, Egilona, o Munuza gobernador de Galicia que lo hizo con Adosinda la hermana de D. Pelayo.
D, Pelayo, como hombre de la familia, decidía con quien debía casarse su hermana, pero esta se había enamorado de Munuza. Así es que ambos idearon que D. Pelayo se dirigiera a Córdoba a entregar los tributos. Así estarían libres de él. D. Pelayo no podía negarse y fue- Este viaje duró unos meses en los que aprovecharon para casarse.
Esta circunstancia de los matrimonios de nobles o reyes la mayoría de las veces pactados, se encuentra con frecuencia en la documentación histórica. Cuando el rey Silo gobierna en el 774 en Asturias, hay un período de paz que las Crónicas dicen era debido "ob causa matris" o sea "por causa de la madre". Que todos interpretan como que ella estaba casada con un alto personaje musulmán. Y posiblemente, tras enviudar, su matrimonio estaría pactado, o incluso sería una rehén, como resultado de algún tratado de paz.
La descripción física de Alhaken II, como un personaje rubio, tirando a pelirrojo, con nariz aguileña, ojos negros y un acusado prognatismo, como tendría Carlos V nos muestran a una persona alejada del estereotipo árabe. Como tampoco lo serían sus hijos, nacidos de una concubina vasca, Subh llamada también Zohbeya y Aurora, a la que puso, quizás para reconocer una inteligencia, y forma de ser más propia , según la concepción de aquel tiempo, de un hombre y que de una mujer, el nombre masculino de Chafar.
Pero esto solía ser anecdótico. Porque la mujer era considerada como un objeto, sin voluntad propia para decidir, y la mayoría de las veces era utilizada como un elemento más en los tratados, ya fueran políticos, o no, como los matrimonios pactados entre familias, para mejorar o incrementar posesiones, territorios, o negocios.
Dentro del arte, una de las cosas que sorprenden, a los que no conocen el santoral es encontrarse con algunas estatuas, o pinturas de un Cristo crucificado, vestido totalmente y con pechos, pero es que en realidad no es un Cristo, sino una santa, Santa Librada. El relato del martirio de esta mujer nacida en el 122 , es, en el fondo, una la rebelión contra un matrimonio impuesto. Obligada a hacerlo, rezó a Dios para evitarlo, entonces le creció barba, con lo que el novio que le habían buscado la rechazó. Tras ello, y por su negación a dejar de ser cristiana, sería martirizada y crucificada. Esta rebelión contra una decisión que afectaría a su vida, le hizo que tras su martirio sus devotos la convirtieran en la patrona de las mujeres "malcasadas"
Pero quizás el más llamativo hecho de la situación de la mujer como "objeto", además de la esclavitud, sea el llamado "Tributo de las cien doncellas" por el que el reino cristiano le entregaba anualmente cien doncellas al rey de Córdoba. Este Tributo surge tras la ayuda que Abderramán I le hizo a Mauregato para conseguir que en el año 783 fuera proclamado rey de Asturias. Pero para simbolizar este sometimiento, cada año debía de entregarle cien doncellas, cincuenta de ellas de origen noble y cincuenta humildes. Con ellas el emir podría renovar su harén, dedicarlas a su servidumbre o venderlas como esclavas.
Aunque claro está, aunque no todas las esclavas eran cristianas, sí eran las más apreciadas, tal como nos lo cuenta un cronista musulmán " Los mercaderes de esclavos, declara el muttasib de Málaga, disponen de mujeres ingeniosas y dotadas de una gran belleza que poseen a la perfección la lengua románica y que saben vestirse como las cristianas . Cuando algún cliente que no es de la ciudad pide una esclava, recién importada del país cristiano, el mercader le promete que se la encontrará pronto y le hace desear vivamente la realización de su deseo; pero le va dando largas esperas de un día para otro, mientras entretiene su esperanza.
Al final le presenta una , asegurándole que se halla extenuada del viaje, ya que la acaban de traer del norte . Al mismo tiempo se ha asegurado el concurso de un compadre, que pretende ser el dueño de la esclava y a quien corresponde recibir el dinero. Le dicen que acaba de comprarla en la Frontera Superior y que la ha pagado muy cara, encantado sin embargo de poder traer una esclava de importación reciente y de poder presentarla como una cosa rara. Una vez terminado el negocio los dos compadres se reparten el dinero con la esclava. Caso de estar satisfecha del trato que recibe, aprovecha para pedir que la liberte y se case con ella. En caso contrario, da a conocer su condición de mujer libre y lleva ante el oficial de la policía judicial de la localidad donde se encuentra sus documentos de istirá ( es decir los documentos que la habilitan para obtener la rescisión de su contrato) y los demás que acreditan sin ningún género de duda , su derechos de mujer libre. El comprador, con el contrato de compra y con el acta que le obliga a concederle la libertad, vuelve entonces para hacerse reembolsar, por el vendedor, la suma pagada por la mujer. Pero el mercader de esclavos declara ignorar donde vive el vendedor y dice sólo ;Era un hombre bien conocido como comerciante e importador de esclavas cristianas y de otros sitios.
Y resultan vanos todos los esfuerzos del desgraciado, que pierde su dinero."
Y es que aunque Averroes dijera de las mujeres árabes : " Nuestro estado social no deja ver lo que de sí pueden dar de sí las mujeres. Parecen destinadas exclusivamente a dar a luz y amamantar a los hijos, y ese estado de servidumbre ha destruido en ellas la facultad de las grandes cosas".
Pero sin duda se equivocaba, porque como se ve a pesar de ser consideradas como un objeto, no les ha faltado nunca la inteligencia, y la historia nos demuestra que a pesar de todo han hecho grandes cosas.