Wäre es da Nicht doch einfacher,
die Regierung Löste das Volk auf und
Wählte ein anderes?
(¿No sería en ese caso más simple
para el gobierno disolver al pueblo
y elegir a otro?)
(Die Lösung / La solución.
Bertolt Brecht)
El pueblo español está castigado a repetir cien veces las Elecciones. Porque no se ha preparado bien el tema y no ha contestado correctamente a la pregunta. Una pregunta fácil, con pocas alternativas.
Es cierto que las nuevas tendencias políticas internacionales han penetrado en la red nacional haciendo que las opciones se multipliquen y con ello se haga un poco más compleja la tarea de acertar la respuesta. También debería tenerse en cuenta que los nuevos representantes políticos son jóvenes e inexpertos y no han sabido explicar del todo bien la lección. Pero, por muchas excusas y pretextos que el pueblo busque o elabore, nunca será eximido de este severo castigo. ¿Cuándo entenderán las personas convocadas a las urnas que lo que está en juego queda por encima de sus insignificantes mentalidades? No se puede votar a la ligera, caprichosamente, dejándose llevar por el colorido de las insignias o el atractivo de los programas. Hay que saber separar el grano de la paja. Hay que prepararse el tema.
Como no podía ser de otra manera, la clase política está enojada, muy decepcionada. No esperaban tener que darle al pueblo un suspenso general. Es evidente que los partidos no pueden arriesgarse a un nuevo fracaso en sus estrategias, y por eso, el pueblo ha debido pasar de ser sólo sufrido a ser también castigado. Un castigo ejemplar, para que el electorado aprenda de una vez a repartir y dosificar bien sus votos. De seguir la gente como hasta ahora, haciendo el burro y el vago, la clase política presentará una nueva iniciativa según la cual serán los partidos quienes elijan la papeleta que depositaría en las urnas cada miembro de su electorado. De hecho, con el primer bloque que logre la mayoría para formar Gobierno, dicha iniciativa podría convertirse en proyecto de Ley que entraría en vigor tras registrarse en el Congreso y ser ratificada por el Senado. Por último, y para dejarlo todo bien atado, el claustro de líderes políticos determina, por mayoría cercana a la unanimidad, que sólo en el caso de que el resultado de futuras Elecciones fuera incorrecto y por ello mereciera la calificación de INSUFICIENTE, se disolvería al pueblo y se elegiría a otro. Quizás andemos cerca de tener que aceptar la sugerencia de Bertolt Brecht.