Al perderme en el torrente de las emociones
se exaltan mis sentidos, sangra mi corazón,
llueven mis ojos, no paran de llover.
El invierno hela mis huesos,
me hiela completa.
Pero siempre hay algo que me guarece
de esa desesperación concurrida.
que me acompaña en esa coyuntura;
el de turno, el que cambio tan seguido
y a quien a veces vuelvo porque me llena y satisface,
me transporta a los placeres no vividos,
que hasta la muerte me será fiel,
mi libro en turno.