Desde que, en el año 2015, El problema de los tres cuerpos ganara el premio Hugo de ciencia ficción, el escritor chino Cixin Liu ha ganado lectores en occidente a un ritmo tan trepidante como el que ya llevaba en su China natal. La trilogía consta de la ya citada El problema de los tres cuerpos, El bosque oscuro y El fin de la muerte.
Como no podía ser de otra manera, la trilogía no es una novela río, sino una novela oceánica. No abarca tres o cuatro generaciones, como las clásicas novelas río, sino –dando buena muestra de su pertenencia al género de la ciencia ficción- más de 18 millones de años. ¡Ahí es nada! Cualquiera diría que Liu es de esos bilbaínos que han nacido donde han querido.
Partiendo de la época de la Revolución Cultural de China y, de un modo sinóptico, la trilogía nos relata una posible evolución que abarca desde el primer intento serio de contacto con seres vivos de otros mundos, el descubrimiento de los mismos, las interrelaciones con ellos y el probable destino que tendría la raza humana por pura lógica científica.
La parte científica de las novelas está perfectamente hilazada y los lectores profanos pasan, a lo largo de sus más de 1.000 páginas a comprender temas tan escuchados como poco entendidos como los agujeros negros, los neutrinos, los sofones, los universos multidimensionados y un sinfín de elucubraciones científicas, tanto a nivel cósmico como atómico.
La historia en su conjunto, personalmente, me ha parecido la más completa que he leído desde la serie Fundación de Asimov y la de Cixin tiene varios aspectos que, a mi modo de ver, la sitúan incluso por encima. De un lado, el aspecto científico está mucho más trabajado y detallado y la obra se funda de un modo más sólido que la del afamado Asimov. No en vano han transcurrido 67 años desde Fundación, y la ciencia y el conocimiento cósmico han dado pasos de gigante desde entonces. Y Cixin es, actualmente, un conocedor de la ciencia tan aventajado como Asimov lo fue en su momento. En cuanto al desarrollo argumental, creo que ambos están equiparados en originalidad y calidad. Ambos acometen la posible evolución social y cultural de la humanidad con acierto; cada uno con su personal perspectiva, pero en ambos casos siguiendo una lógica bien fundamentada. Pero Liu cierra mucho mejor el ciclo. Asimov lo dejaba siempre abierto y, fruto de ello, llegó a escribir 16 novelas de la serie (Incluidas las series de robots y del imperio galáctico). Creo que intelectualmente, Liu es mucho más honesto con sus lectores.
No quiero entrar en detalles de su trama porque, sin duda, su lectura es imprescindible para cualquier aficionado a la ciencia ficción. Desvelar detalles de la trama es robar la sorpresa y la originalidad del relato. Tratad de imaginar cómo se podría, de un modo científico, enviar un mensaje cósmico lo suficientemente potente para que alcance a sus posibles destinatarios; cómo reaccionarían estos y la humanidad al comprobar que no estamos solos en el universo; cómo serían las relaciones entre las dos culturas y qué sucederá en el cosmos a lo largo del tiempo. Solo os quiero decir que la trilogía es original, sorprendente, ambiciosa y, en definitiva, deslumbrante. Lo mejor que he leído del género en muchos años y os recomiendo sin dudar esta maravillosa trilogía.