Nos cuenta Ibn Ishaq, biógrafo contemporáneo de Mahoma, cómo una mujer Asma ben Marwan, tras la batalla de Badr, en el 624 al haber sido asesinados muchos de sus oponentes compuso unos poemas que criticaban a Mahoma.
"¿Esperáis algo bueno de él [Mahoma] después del asesinato de vuestros jefes
como un hombre hambriento esperando el caldo del cocinero?
¿No hay ningún hombre de orgullo que le ataque por sorpresa/
y corte las esperanzas de quienes esperan algo de él?"
La respuesta de Mahoma fue terrible, y pidió a sus seguidores que la mataran,¿ "Quién me librará de la hija de Marwan?". Un ciego se prestó. Y por la noche cuando la mujer dormía en u casa con sus cinco hijos, retiró de su pecho a uno, de pocos meses que estaba mamando y la apuñaló.
Este relato, dejando aparte ciertas cuestiones, nos muestra la existencia de mujeres cultas, en la Meca, con tanto prestigio e influencia en su comunidad, como para irritar de tal manera a Mahoma que quisiera su muerte, este presencia social desaparecería con la nueva religión. Pero también demuestra la existencia de una mas de las miles de mujeres que aparecen de vez en cuando, en épocas y lugares distintos en las que la invisibilidad femenina es total.
En el Museo Romano de Mérida, hay una lápida que muestra a partes iguales tanto el amor y tristeza de un romano, Cayo Felipe Martio, que ha perdido a su mujer, como la existencia de una profesión "médica excelentísima" que nos resulta extraña la ejerciera una mujer en la época romana. Y dice así:
Memoria de los dioses Manes
Julia Saturia
murió de 45 años
Consorte incomparable
Médica excelentísima
Mujer benemérita
Cayo Felipe Martio
en su memoria
Aquí está enterrada. Le sea la tierra ligera.
Es cierto que entre los romanos existía la imagen de la "docta puella", la niña que sobresalía en su aprendizaje y que se convertía en una "sabionda", admirada socialmente. Pero no era lo habitual. Aunque no sería esta la primera vez que tenemos noticias de mujeres médicos, y hasta es posible que una profesión “tan de mujer”, como era la de comadrona, fuera ejercida habitualmente por ellas, y no por hombres hasta fechas cercanas.
Y de ello tenemos constancia histórica en el segundo parto de Isabel la Católica, en el que como era costumbre al parir las reinas estuvo rodeada de testigos "Así según el cronista de la época Alonso Palencia fueron: García Téllez, Fernando de Abrego, Alonso Melgarejo y Juan de Pineda. Los cuatro darían fe de que quién paría era la reina y no otra " ( La reina se tapó la cara, unos dicen que por vergüenza de que tantos hombres vieran sus partes íntimas, y otros afirman que era para que no vieran en su rostro el dolor, ya que era una muestra de debilidad que no quería dar) Y la que la atendió fue una partera, una sevillana conocida como “la Herradera, confirmando con ello la costumbre de que fueran las mujeres las que atendieran a los partos. Sin embargo ella había acudido, al no quedarse embarazada, para que le diera un remedio para "su esterilidad" a un hombre, un físico judío llamado Lorenzo Badoc, a quien recompensó muy espléndidamente. Aunque a su muerte la Inquisición le quitaría todas sus riquezas a su viuda y su hija.
En todo caso ya había precedentes de mujeres médicos.
(1)En la Jonia, en Asia Menor donde las mujeres gozaron de mayor libertad…inscripciones funerarias hablan también de mujeres médicos”.
(2)“Está atestiguada la existencia de mujeres que ejercían la medicina (“iatrine”). Es posible que su actividad se limitara a atender a los pacientes de sus propio sexo, en particular como parteras o en ginecología. Así la nodriza de Fedora dice a su ama:
“Si sufres de un mal que no se debe decir, tienes aquí a mujeres que te ayudarán a calmarlo; si es un accidente que se pueda revelar a los hombres, habla, para que tu caso sea señalado a los médicos” ( Eurípides, Hipólit, v.v.293-296).”
En la medicina de la Antigua Grecia:(3) “Se citan varios tipos de recursos curativos: hierbas medicinales, agua, miel, sal, drogas para sanar, curar, evitar el dolor y el decaimiento: conocimientos que junto a venenos, hechizos mágicos y filtros relacionados con la magia y el poder divino de la Naturaleza, se engloban en el término “Pharmakon” que la tradición identifica con la propia naturaleza de la mujer. La misma mitología griega nos ofrece significativos ejemplos de heroínas y diosas, hechiceras y magas, que conocen los secretos de la naturaleza y los utilizan: “Usan drogas y plantas y fabrican ungüentos, sanan y calman el dolor e incluso realizan prodigios” Son estas “grandes magas” las primeras conocedoras de los medios que proporcionaba Naturaleza. Algunas alcanzan el rango de diosas: Tetis,Démeter, Isis, Hécate. Otras de heroínas; Deyanira, Circe, Calipso, Medea, Hecamedes, Agamedes y Perimedes. Con ellas, tal vez se dieron los primeros pasos de la medicina griega que nunca olvidó su origen mítico.
La hija de Esculapio, era Higeia, de la que proviene la palabra higiene, ya que ella era la diosa de la salud, limpieza y lógicamente de la curación. Los relieves y estatuas la representan con una gran serpiente enroscada en su brazo, que bebe de una vasija que lleva en la mano. El significado es evidente, la medicina bebe de la vasija en la que se han depositado las pócimas preparadas.
La tradición de mujeres herboristas, se prolongó durante siglos, sobre todo en lo referido a aquellas pócimas o brebajes que tenían relación con los aspectos amorosos, y femeninos como la esterilidad o la regulación de la natalidad, filtros que servían por igual para provocar abortos, para enamorar o para evitar embarazos, lo que las llevaría, en una época en la que los reyes necesitaban soldados y los nobles mano de obra para sus tierras, a ser consideradas brujas y sufrir los castigos de la Inquisición.
(4)Sin embargo igual que la cara de la moneda nos hace ver que la medicina podría tener en su origen mítico a la mujer como protagonista, la cruz de la misma, vuelve con que los “males del alma”, la locura, la depresión, la ansiedad, tienen como su origen y principal responsable a Ate, hija de Zeus y personificación del error. Cuando Ate engañó a Zeus, las puertas del Olimpo se cerraron para ella así es que vaga triste, produciendo melancolía, y locura posándose en las cabezas de los mortales. En la Ilíada (XIX, vv. 86-96) Agamenón dice: “Qué podía yo hacer? Una divinidad es la responsable de todo, la hija mayor de Zeus, Ate, que a todos nos manda el vértigo”
Y vuelve a repetirse en este relato mitológico, esa constante histórica, cada vez que surge una mujer sobresaliente, siempre se buscará algo con lo que destruir esa imagen social prestigiosa.
(1) Arribas Pérez, Carmelo. Ilustres y desconocidas. Pag.45.Ed. Junta de Extremadura. Consejería de Igualdad y empleo. 2007
(2) Nogales Barrasate, Trinidad y Fernández Uriel, Pilar. Eds. Ciencia y tecnología en el mundo Antiguo .Monografías emeritenses nº 10. Pag.132.Ministerio de Cultura-Museo Nacional de Arte Romano-Fundación de Estudios Romanos.
(3) Nogales Barrasate, Trinidad y Fernández Uriel, Pilar. Eds. Ciencia y tecnología en el mundo Antiguo .Monografías emeritenses nº 10. Pag.129.Ministerio de Cultura-Museo Nacional de Arte Romano-Fundación de Estudios Romanos.
(4) Nogales Barrasate, Trinidad y Fernández Uriel, Pilar. Eds. Ciencia y tecnología en el mundo Antiguo .Monografías emeritenses nº 10. Pag.134.Ministerio de Cultura-Museo Nacional de Arte Romano-Fundación de Estudios Romanos.