Desde estas manos impías
celebro la virtud de estos dedos
que han abrazado, que han acariciado
han amado
en el término sentimental y carnal
que se concede a las palabras
Estas manos que han visto
cómo se escapa el tiempo
entre los dedos, entre sus líneas
Los días, sucesivos momentos de presente
que no han llevado a ningún sitio
Estas manos que han sentido
el calor y también el frío
de otras manos volanderas
a mi pesar, sin entender casi nada
Estas manos que se alzan
hacia las alturas, que piden
respuestas a tantas preguntas
mientras los ojos miran al azul
en demanda de alguna palabra
que calme, que trate de saciar
esta ansiedad, estas incógnitas
que me devoran
los ojos que miran la maravilla
de vivir sucesiones de instantes
las manos que escriben
las palabras que manan de las fuentes
de los hemisferios y de un músculo
herido llamado corazón
Mientras los pasos
caminan hacia ningún
lugar determinado
mientras las manecillas
no deshojan las súplicas
a tantas interrogaciones
Este es nuestro oficio de vivir
con el árbol y sus ramas fundamentales
mientras las manos, los ojos, los brazos,
las piernas, los oídos, los labios
aún creen sin tenerlo del todo claro
en el cumplimiento del milagro