NOVELA EJEMPLAR DE LTI LA LENGUA DEL TERCER REICH
(Una oración por KaterinaHorovitzová, ArnoštLustig, Impedimenta, Madrid, 2012)
“—La tarifa de siempre —replicó Lalita sin quitar los ojos de un montón de papeles—. La misma que a Polonia.
—Bueno, ya lo ha oído.
Kronz retiró el portafolio del mostrador.
—Seguro. La tarifa a Polonia —dijo el doctor con indignación.
—Sí, es la misma tarifa —dijo cerrando la ventanilla—.”
Javier Vásconez, El viajero de Praga(p. 164)
POR EJEMPLO o ¿LA VIDA ES BELLA?
—“Cuando yo uso una palabra —insistió Zanco Panco con un tono de voz más bien desdeñoso—
quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos.
—La cuestión —insistió Alicia— es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas
diferentes.
—La cuestión —zanjó Zanco Panco— es saber quién es el que manda…, eso es todo.”
Lewis Carroll, A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado.
Ante la inminencia de su entrada en el crematorio de un campo de concentración al que ha llegado en tránsito por Polonia, en 1943, el señor Vaksman, un judío y plutócrata norteamericano, esgrime un atenuante ante el responsable del servicio secreto, Brenske:
[—«Me gustaría hacer notar que (en lo que respecta a mis orígenes) tengo pruebas que demuestran que no soy enteramente lo que usted supone… —No fue necesario que terminara de explicar en qué medida su sangre no era del todo judía, como había pretendido en un primer momento.]
—»Es una lástima —lo interrumpió el señor Brenske. Había comprendido de inmediato sus intenciones—. No se trata solo de la falta de tiempo; ese tipo de cosas no las decidimos ni usted ni yo… quiero decir… en este momento…
»Esbozó una somera y ausente sonrisa que, muy al contrario, afirmaba. “Quién seas o dejes de ser no viene determinado, al fin y al cabo, por tu verdadero origen o por cualquier otra certeza incontestable que pudiera salvar la vida de una víctima: eso lo hacemos, única y exclusivamente, yo y otros como yo”. Su mirada decía: “Queridos amigos, sean tan amables de dejarnos juzgar a nosotros si son ustedes lo que nosotros hemos decido que son. Tenemos experiencia en esta clase de asuntos. No se trata delos primeros que se encuentran en semejante situación, ni serán los últimos.”
[»Unos cuantos ojos, más llenos de admiración y comprensión que de curiosidad, escudriñaron inquisitivos al señor Vaksman.]
»En fin, todo lo que había desarrollado de forma tan farragosa el señor Brenske se podía haber expresado mediante uno delos proverbios a los que tan aficionado era, a saber: “Quien quiere golpear a un perro, con seguridad encontrará la vara con que hacerlo.” [pp. 135-136]»
Tres formulaciones de una misma intención comunicativa del emisor nazi, más allá de la falsedad en el enunciado “[…] ese tipo de cosas no las decidimos ni usted ni yo…”:
Eufemismo (gestual, no verbal): «Su mirada decía: […] “Queridos amigos, sean tan amables de dejarnos juzgar a nosotros si son ustedes lo que hemos decidido que son.»
Tabú (gestual, no verbal): «Esbozó una somera y ausente sonrisa que, muy al contrario, afirmaba. “Quién seas o dejes de ser no viene determinado, al fin y al cabo, por tu verdadero origen o por cualquier otra certeza incontestable que pudiera salvar la vida de una víctima: eso lo hacemos, única y exclusivamente, yo y otros como yo”.»
Disfemismo (interpretación del narrador omnisciente del último párrafo): “[…] se podía haber expresado mediante uno de los proverbios a los que tan aficionado era”.
NOVELA EJEMPLARDE LTI LA LENGUA DEL TERCER REICH
Pues bien, Una oración por KaterinaHorovitzová,del escrito checo ArnoštLustig, publicada en 1973 y ambientada 30 años atrás en un campo de concentración polaco, se encarrila por este doble —y hasta triple— lenguaje, que bien puede ser novela ejemplar —en su doble sentido— de la manipulación a la que el Nazismo sometió el uso de la lengua al servicio de su expansionismo totalitario, como explicó magistralmente el judío alemán VictorKlempereren su LTILa lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo.
En efecto, Una oración es un ejercicio de estilo narrativo que discurre —en su doble sentido, claro está— en el doble discurso de la polisemia: líneas paralelas como las vías del tren que van ofreciendo, bajo la ambigüedad de la “corrección política” —y nunca mejor dicho—, y de manera simultánea —“¿Cuándo se disponía esa mano a golpear y cuándo a ofrecer apoyo?” (p. 94)—, un significado figurado y literal —“Ustedes, por su parte, conocen la utilidad de cierto insecto; nosotros, por la nuestra, conocemos un gas que puede exterminar a dicho insecto, en el sentido literal y figurado de la palabra. Fue uno delos nuestros el descubridor del Zyklon B, que aniquila con total fiabilidad todo tipo de bichos para librarnos de alimañas indeseables” (p. 68)—, sublime e ínfimo,y/o connotativo y denotativo,de elogio e injuria, de cortesía y brutalidad, de capitalismo y esclavismo, humanismo y nihilismo, en función del respeto al estatus social del receptor judío, norteamericano y millonario —“[Brenske:] Soy consciente en todo momento de estar tratando con la élite” (p. 42): “Han sido ustedes elegidos entre los afortunados a los que la lotería de la posición social predestina a no permanecer en cautiverio” (p. 63)—, y cuya interpretación es ajena a la intención real; o del avasallamiento del judío de a pie —“mientras que otros muchos millones de personas no tenían siquiera con qué comprar su muerte” (p. 84)—, que experimenta en carne propia la deshumanización del exterminio —“[…] dos jóvenes tiraban de un crío, sujetándolo cada uno por un brazo y una pierna, hasta partirlo en dos” (p. 106); “¡Qué Cruz Roja Internacional ni qué niño muerto!” (p. 121)—; y que acaban confluyendo, reconciliándose —diríamos, si no fuera un sarcasmo— ambos en el tabú, descodificado por la humilde Katerina,“casada” con el rico Herman Cohen —“él había hecho más que ningún otro del grupo de rehenes con su buena acción hacia KaterinaHorovitzová” (p. 84)—, lúcida heroína que en su certera identificación del trinomio pensamiento, palabra y acción protagonizará ese desenlace dramático —“La gente de condición sencilla siempre es más dura” (p. 94)—, propio de la justicia —ajusticiadora, dicho en su justo término— poética, que cierra Una oración.
ORACIÓN PARENTÉTICA (O INCISIVA)
Y PUESTA EN ABISMO DEL HOLOCAUSTO
“Y aunque por un momento tuvo la tentación de salir y gritar, se quedó meneando la cabeza y pensando que uno se vuelve invulnerable al horror si niega cualquier evidencia.
Mientras tanto, ahí afuera el tren había avanzado con un ruido de hierros y ruedas. […] Y vio cómo los vagones se abrían paso entre la niebla. Esos trenes, siempre son los mismos trenes viajando hacia el sur.”
Javier Vásconez, El viajero de Praga (p. 160)
Y esa duplicidad de registro lingüístico—“El señor Brenske, meditabundo, esbozó una sonrisa. Estaba claro que se disponía a decir algo más: —No me agradaría que vieran en mí a un lobo con piel de cordero” (p. 129)—, el desdoblamiento de todos los enunciados del diálogo —acotados tipográficamente por los paréntesis tabuíticosdel detentador del discurso (parentéticos) y del narrador implícito (incisivos), que cuestionan el punto de vista (relativista) del relato: “Justamente su caso, estimados caballeros, demuestra que en este ámbito se puede colaborar sin fisuras ni discrepancias” (p. 68), pero “Ella cazó al vuelo sus pensamientos” (p. 104)—,se extiende a los motivos recurrentes del texto en su doble significación: el paisaje —«Las ruedas martilleaban el hierro de las vías con las palabras “campo” [/de concentración] y “ocaso”[/”Noche y niebla”]» (p. 85);“Para llevar a cabo nuestro intercambio es imprescindible que nos camuflen el atardecer, la niebla y la noche” (p. 103)—; o el comercio —“De usted, en el ajuste de cuentas final, me encargo yo mismo. Su familia será incorporada al intercambio de almas de manera independiente” (pp. 90-91)—; lareligión —“Y aquí el Juicio Final tiene lugar cada día, ¿no es cierto?” (p. 111)—; o laspuestas en abismo del holocausto —‘sacrificio de cien bueyes’— en los horno industriales del crematorio en el negocio del industrialRapport-Lieben—quien “[…] años atrás, acostumbraba a ir de vez en cuando a echar un vistazo a los corrales de su matadero, a las piezas de ganado que, una a una, eran destinadas a la matanza” (p. 106)—, en unaironía del destino que abunda, al permutarse, en la dilogía de la novela —“El matadero… Miles de bestias… El dinero, la dignidad y, finalmente, siempre…, la sangre” (p. 108)—,o las del exterminio en la ceremonia nupcial por boca del rabino —“Soy el patrón del secadero de pelo, mi bella criatura, y el tuyo es brillante y suave como la seda negra” (p. 114)—; y, en particular, a las idas y vueltas del tren al campo que, cual tren de juguete, se convertirá en el elemento estructurador de la novela.
CIRCUNLOQUIOS VICIOSOS O LA ESPIRAL DEL HORROR
“¿Tenía cara esa gente? ¿O es que por el hecho de ir en ese tren configuraban una masa anónima y sin rostro? Ahora, cuando el ruido del tren se ha alejado, Kronz puede inventar y dilatar sus pensamientos hasta el horror, porque ha sonado de nuevo el silbido de la locomotora, aunque ya no sabe si es él quien ha presenciado el paso del tren o si ha soñado su último viaje en la noche del páramo…”
Javier Vásconez, El viajero de Praga (p. 160)
“Nos hemos visto obligados a declarar esta guerra, ya que nos faltaba espacio vital e, incluso hoy, seguimos siendo un país superpoblado; nuestras madres, tras dar a luz, han de cuestionarse si no han cometido acaso un error al traer a la vida a una nueva esperanza del Reich.”
ArnoštLustig, KaterinaHorovitzová (p. 67)
Con la capacidad visionaria que el checo MaximBiller, internándose En la cabeza de Bruno Schulz (minúscula, 2015, pp. 33-34), le atribuye al escritor polaco, que en 1938
“Hacía muchos años que se imaginaba que sucedería, pero no en ese momento, sino mucho más adelante, en un futuro infinitamente lejano poblado por […] ejércitos de gente uniformada de gris en largas filas desordenadas que se extendían hasta el horizonte, por millones de hombre, mujeres y niños desnudos que solo podían andar a cuatro patas. Por todo el país ardían fuegos grandes y pequeños, y si había alguien que alcanzaba a ver algo entre el humo y las llamas rogaba por no acabar también en el fuego, como toda esa gente, empujado por una mano invisible”,
se irán produciendo las sucesivas vueltas al campo de los trenes —transporte de ganado/ vagones de lujo— que, circulando en bucle —“Al fondo retrocedían y partían trenes y locomotoras” (p. 75)—,desembocan en las tres partes de la novela—salida a Hamburgo para un frustrado embarque; salida a Suiza y regreso con la coartada de la boda; campo como estación Términus— en círculos viciosos, y cuyo correlato son los circunloquios del dueño de las palabras –el nazi- y del ventrílocuo narrador, omnisciente identificado — “Dicen que nadie es capaz de leer los pensamientos de los demás” (p. 42)—, quien, a su vez, vuela en círculo sobre cada situación narrada ampliando el campo de visión de la realidad por parte de los personajes, en tempo lento,yprefigurando,en la helicoidal de una extorsión que crece exponencialmente en gradación climática, la espiral del horror de la degradación anticlimática del turbión—“todo lo que les rodeaba estaba compuesto exclusivamente de humo” (p. 75)—, del ciclón,tornado ya en Zyklon B, del desenlace.
CLÍMAX (NARRATIVO) DEL STREAPTEASE
“A partir de aquel día el señor Brenske y el teniente Schillinger tuvieron claro que los lazos de sangre no siempre resultan decisivos […], sino más bien la fuerza y la seguridad de qué bando tiene la supremacía y el poder, quién ajustará las cuentas cuando la rebelión haya terminado.”
ArnoštLustig, Una oración por KaterinaHorovitzová, ArnoštLustig (p. 151)
Y por entre los raíles paralelos de la narración —“¿Acaso necesitas un pasaporte?—preguntó Schillinger con segundas intenciones” (p. 145)—que, aparentemente tienden a confundirse en el horizonte de sucesos del desenlace, el destape sádico y/omasoquista —“¡Desnúdate, desnúdate!” (p. 145) y «“Fuera ese trapo! ¡Bailarás para nosotros como y cuando nos venga en gana!” Dijo mucho más, pero no es necesario reflejarlo aquí»(p. 148)— de una muchacha traviesa, quefantasea —sobre unos durmientesque prefieren ignorar el exterminio por la vía rápidadel ferrocarril—con trabajar comostreaper en la“Góndola” de Rapport-Lieben —“[Brenske] Saboreando su polisemia, permaneció en silencio esta vez” (p. 146)—, precipita un desenlace dramático en el que las intenciones del emisor Brenskecederán —“no se tomó la molestia de ejecutar uno de sus números retóricos” (p. 153); pues “a pesar de todo, no lo hubiera hecho, para que el viaje hacia su destino finalmente transcurriera apacible entre bellas imágenes (por engañosas que estas fueran)” (p. 155)— ante la interpretación de la receptora (de buen) tipo,(de perfil) ideal,Katerina, la belleza divina de la muerte —“Las personas agraciadas siempre han tenido más suerte que las demás” (p. 34)—, confundida en la polisemia de un falso matrimonio de conveniencia que aboca a la muerte por cremación, machihembrando amor y muerte, y sus intenciones ocultas al dar el paso —al frente— hacia la interacción comunicativa —a hacer frente—, convocando en su final al Eros de la seducción —“Ni boda, […]” (p. 109)—y al Thánatos de la aniquilación —“[…], ni entierro” (p. 109)—. “Nada…”
Y ello en una apoteosis de intencionalidad secreta del uno —“En otras circunstancias [Brenske] tal vez se habría dedicado realmente al ocultismo” (p. 156)—, y de la otra —tantos disparos de Katerina como familiares le han exterminado en el campo—, que se compadecen bien con las cábalasque hace el de(l) Más Allá, valdrá decir el Narrador —19 (años que tiene la muchacha judía) es el número de los judíos rehenescanjeables—.
LO GROTESCO, AL FIN Y AL CABO
Y, como resultaría inimaginable en un comentario sobre literatura checoeslovaca de L. A. Hernández la falta de alusiones a la categoría estética de lo grotesco, he aquí un par:
De forma avasalladora, y como en buena parte de esa narrativa dedicada al Nazismo, el grotesco nihilista y aniquilador que analizara W. Kayser en su clásico ensayo sobre lo “siniestro en la literatura y el arte” va adueñándose de la progresiva revelación del tabú oculto bajo el eufemismo, del disfemismo de la incorrección política bajo el “lenguaje políticamente correcto”, del horror del exterminio como dato oculto de la comunicación,
al que no son ajenos el revanchismo de clase del sastre prisionero —“Cada uno merece su recompensa” (p. 136)— o la fascinación del verdugo por la belleza de su víctima—“Recalcó su belleza y la expresión de infantil inocencia en su rostro”(p. 159)—. Si bien, como colofón(o epílogo),la mediocridad del verdugo como auténtico disparador de su condición humana —los abrigos de los exterminados para su mujer y él,o la atracción por el canto delrabino— ofrecen el contrapuntobajtiniano del carnaval de risa y llanto.
ORACIÓN ¿GRAMATICAL? POR KATERINA HOROVITZOVÁ o CONTRADIÓS
No es de extrañar, por tanto, que en el contradiósque supone la coda de la novela, en la que el propio ejecutor nazi duda de su actuación —“Lo que para ellos es algo natural, para nosotros es demencial. ¿O es a la inversa?”(p. 159)—, la oración final del rabino en sufragio del alma de la joven se torne blasfemia —“Alabado sea tu nombre, antes que el nombre del Señor”(p. 160)—, tras del tornado, en/salmo —sin Verbo— de la sustancia de su ser: “Cien veces valerosa, cien veces bondadosa, mil veces justa, mil veces bella.”
NOTA DE VÍA ESTRECHA
«Resultaba desagradable encontrarse otra vez en el campo de concentración. No mitigó la sensación siquiera el hecho de que el señor Brenske añadiese siempre al término la palabra “matriz” (p. 104).»