Infiltrados Todos
Román Piña
UN INFILTRADO es un tipo que se mueve en las filas enemigas como si no lo fuera. A veces los infiltrados llegan a conocer tan bien a sus enemigos que los ven majos, incluso cambian de idea sobre a quién deberían prestar sus servicios. Hemos visto mil veces en el cine a la chica guapa que seduce al macho ingenuo, sólo para tenderle una trampa, pero que se enamora de él y se larga antes de que todo estalle. Por no hablar de policías integrados durante años en mafias con el objetivo de pillar de una vez al pez gordo.
"La única vacuna es el hallazgo individual de que no hay que amar a la patria, sino a los amigos"
Una variante del infiltrado es el chaquetero. Puedes ser chaquetero por convicción (cambiar de ideas no es pecado) o por supervivencia. Los catalanes que recibieron en el 39 a Franco victorioso con banderas españolas que no eran sino las catalanas con las que antes se llenaban la boca, debidamente troceadas, lo hicieron por salvar el cuello y bien que hicieron. Lo cuenta Javier Pérez Andújar en el libro, novela, vodevil "Catalanes todos" (Tusquets, 2014). En este texto recuperado y ampliado leemos brillantes paradojas como que "el odio nunca es algo personal". Así es. El esbirro no tiene ideas propias: cuando aprieta el gatillo sólo cumple órdenes. El nazi Eichmann no tenía nada personal contra los millones de personas que condujo a la cámara de gas. Cataluña no tiene nada personal contra España. Los catalanes que quieren irse no odian a los españoles a quienes no quieren ser ya asimilados, con los que no quieren que les confundan. Los españoles no debemos tomárnoslo a mal porque no tenemos la culpa personalmente.
Sólo repiten un discurso que alguien les ha vendido bien, un discurso-pack en que la prosperidad de su tierra viene indisolublemente ligada a la aceptación de una historia falseada y a la separación del resto de España.
Pérez Andújar: "Los catalanes franquistas que salieron con vida del frente, o de los paseos, o de las checas...serían acabada la guerra los dirigentes de la reconstrucción nacional de Cataluña". Dice también que "el victimismo es la usurpación del dolor de la víctimas", o que muchos catalanes llevaron al paredón a otros catalanes y persiguieron enconadamente el uso público de su propia lengua. En plata: muchos de los antiguos franquistas encontraron un camino de salida respetable en el nuevo catalanismo democrático.
Se habla de "sentimiento catalán" para callar las bocas y derribar todas las barreras, incluso la ley. Pero se está usurpando el sentimiento. La única vacuna es el hallazgo individual de que no hay que amar a la patria, sino a los amigos ( Hannah Arendt ), y cambiar de bando continuamente, como Emishi, el héroe de La princesa Mononoke ( Miyazaki ). No por cobardes chaqueteros, sino porque nadie tiene el monopolio del bien, y eso nos obliga a enfrentarnos tarde o temprano a quienes en principio son "los nuestros".
Una frase de la película "2 Guns", para acabar.
"Yo no combatí en la guerra por mi país, sino por mis compañeros"