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ISSN 1989-4163

NUMERO 57 - NOVIEMBRE 2014

Comprendedor Sentidor

Ángela Mallén

Querido amigo comprendedor y sentidor:

 

Dices que no dejemos de escribirnos. De acuerdo, yo tampoco quiero dejar de compartir contigo el pensamiento y la emoción en la casa de la literatura.

 

Creo, al igual que tú, que nadie debería luchar por los espacios, sino colaborar con lo mejor que tenga cada uno en el espacio de todos. No es lo mismo presentarse ante los demás para compartir tu pequeño tesoro de emociones, averiguaciones o fantasías, que fajarse para luchar por un espacio del que deseas apropiarte. El orden está pervertido de tal modo que el espacio se vuelve lo único importante. Más importante que el tesoro compartido. Como tú bien dices, muchos aspiran a una gran casa elevada que termina por quedarse vacía.

 

No seas un vendido y véndete bien

 

Aún está en vigor el antiguo reproche: no seas un vendido , y ya tenemos una nueva consigna interiorizada: véndete bien . En ese estrecho margen nos movemos, cuánta razón tienes. Entre lo que parecía pornografía moral (la venta de uno mismo) y lo que se considera alta ingeniería psicosocial (la venta optimizada de uno mismo) hay una generación que no sabe si quedarse con los estetas o con los mercaderes.

 

De lo divino y lo humano

 

Divino : relacionado con Dios Creador, la esencia divina.

Divinizar : santificar, hacer sagrado, enaltecer desmedidamente.

Humano : perteneciente al hombre o propio de él. Compasivo, clemente. Persona. Caritativo, bondadoso. Sensible.

Humanizar : aplacarse, hacerse benigno. Hacer más humano, familiar y afable. Ablandarse. Hacerse más caritativo.

 

Está todo en los diccionarios. Ojalá estuviera también así de claro en nuestras cabezas.

 

 

Homilía sobre la existencia y preferencias de los dioses

 

Yo no digo que los dioses no existan, pero si existen, ¿quién puede creer que sean partidarios de los que mandan? Y menos aún de los que los adoran.

 

Muchos adoradores se comportan como muchos cortesanos, pues saben que alabando (ensalzando, encumbrando, honrando, glorificando) así en la tierra como en el cielo, se sentarán a la derecha del amo; tanto en la corte terrena como en la celestial. No sé si tienes razón al decir que cada vez son más los que aceptan vivir (y morir) en una servidumbre eterna y ciega.

 

Pero los dioses lo ven todo. Todo lo que se ve y lo que no se ve: tus actos, tus pensamientos y tus intenciones. ¿Cómo va a gustarle a los dioses, omnipresentes, omniscientes y excelentes, ocuparse de unas figuritas egoístas, rastreras, lerdas y encima de barro? Como Creadores les gustarán los creativos. Puesto que son todo bondad preferirán a los magnánimos. Por lo tanto, a quien se le ocurra engañar a un dios imitando, no su bondad infinita o su excelsa energía creadora, sino sus poderes para optimizar beneficios, seguro que va al infierno.

 

¿A qué se dedican los dioses?

Si la intención de los dioses fuera tan sólo mandar en vez de sugerir, convencer o respetar, entonces no crearían a nadie “a su imagen y semejanza”. ¿Qué interés podrían tener en fabricar competidores tiranos? Y si de por sí son buenos y excelentes, ¿para qué enaltecerlos desmedidamente? Los dioses andan enfrascados en sus cosas como cualquiera de nosotros, necesitan comprensión en su día a día eterno. Saben que la ternura es una milagrosa fuerza y la fiereza una disfunción.

Los dioses no quieren ser adorados. Estoy segura. Quieren ser queridos. Eso es lo que más les gustaría de nosotros: que los quisiéramos. Y si todos los amásemos en vez de adorarlos algunos, podrían dedicarse a redistribuir equitativamente la gloria, las criaturas y los bienes por ellos creados, así como a mostrarnos el modo de distribuir con Justicia Divina y ecuménicamente el patrimonio de la humanidad. Que todos quepamos a lo mismo. O al menos a lo parecido. Si nos castigan los dioses es porque los aburre una humanidad tan confundida, que no consulta los diccionarios y tiene una cabeza tan dura.

Los dioses no quieren mandar, quieren crear en paz, quieren que sus criaturas sean bellas, extrañas, emocionantes. Quieren entidades sólidas, identidades complejas y diversas, universos en armonía. Y si los amamos, debemos emularlos: crear microsistemas pacíficos y estimulantes. Que nadie tenga que atiborrarse de pastillas para desactivar los efectos sacramentales de la Creación. Que nadie adore a nadie por los siglos de los siglos. Amén.

Y quien no conozca este modelo divino, que no presuma encima de catequesis. Dime que tengo razón.

 

 

 

Dioses

 

 

 

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