Hoy libro. Hay que procurar no trabajar el día de los cumpleaños. He bajado a desayunar al bar de enfrente y ahora estoy escribiendo mientras escucho a Los Piratas. A la una saldré a tomar el aperitivo y esta noche, después del teatro, celebraré con una copa los treinta y seis; pero ahora, con el sonido de la lavadora de fondo, pienso en lo que quiero hacer antes de los cuarenta:
1. Apuntarme a un curso de cocina para dejar de comer pasta un mínimo de cinco veces por semana. El plan de alimentación universitario debe quedar atrás.
2. Regularizar mi situación empadronándome en Madrid y actualizando mi tarjeta sanitaria, para no tener que ir a Valencia cada vez que me constipo.
3. Subir con los Javis a alguna montaña (a los cuarenta, ya más vieja, seré una carga para ellos y a la primera de cambio, con lo que le gusta a Javi 'La balada de Narayama', se despedirán de mí con lágrimas en los ojos para dejarme morir en la nieve).
4. Poner tulipas a las bombillas de mi casa para no escandalizar a los desconocidos con su desnudez (estoy convencida de que semejante sobriedad espanta a mis amantes).
5. Subirme, "como sea", a un avión con Vituperio, mano a mano los dos, y tras diecinueve maravillosas horas de vuelo, salpicadas de copazos y turbulencias, aterrizar en Nueva Zelanda para ver a los kakapos que son estos:
6. Correr alguna carrera local de Madrid con Cris, Diego y mi maravillosa hermana, Ana Sanmartín, que me aguanta cada vez que bajo a correr con ella en Valencia y hago doce paradas en un tramo que se recorre en diez minutos, porque empiezo a notar síntomas de deshidratación.
7. Que me inviten a comer o a cenar en el vietnamita de la calle Huertas.
8. Por ahora, no siento necesidad ni de plantar un árbol ni de tener un hijo... pero eso, como todo en la vida, ya se verá.