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ISSN 1989-4163

NUMERO 37 - NOVIEMBRE 2012

Mira qué Bien (No Mires quién Habla)

Rosa Mª Ortega

   Date cuenta. La gente pasa la mayor parte del tiempo diciendo que va a hacer cosas que luego no hace. Mira qué bien. De sempiternos, nada. Estamos hechos unos veletas... Bueno, estáis. Yo no miento. Mientes tú, que dices A y haces B. Por ejemplo: “Te llamo mañana y quedamos para la semana que viene”. No es verdad. ¿Cuándo me has llamado tú mañana? ¡En la vida! En todo caso, si mañana me ves por un casual conectada a Facebook, recordarás vagamente que habíamos quedado en que me llamabas, pero no lo harás, porque estarás chateando con alguien que no soy yo. O viendo el partido. O cortándote las uñas de los pies. Te aburriría hablar conmigo, porque ya lo hiciste ayer, y es demasiado reciente, hay que esperar más, aún no toca. Así es que encontrarás otro momento. La semana que viene, quizás. Entonces, me dirás: “Te llamo mañana y quedamos para la semana que viene”. Y ocurrirá exactamente lo mismo de nuevo. Es un bucle. Yo intenté conocer a alguien que lo hacía, Pistacho, y me juego el sostén a que cuando se convierta en un ser eterno y esté rodeado de almas conocidas, las emplazará a todas a la semana que viene para un café celestial. Créeme, hay que estar armada con un saco de hormigón paciente y hacerlo sostenible. Pero no importa, porque tenemos un aguante de mil pares de pelotas.

   Tuve una amiga, Almendra, que me dijo: “No me cuentes problemas, quiero divertirme. ¡Vayamos a bailar!”. Mira qué bien. Si hubiese podido, me habría enchufado un par de tiras de cinta aislante en el pico de las confidencias. Lo suyo era convertir el sosiego de una charla en pandemónium. Menuda era... Respondía a todas horas “¡guauu!”, y todo el mundo sabe que nadie en su sano juicio dice “¡guauu!”, a menos que seas Marty McFly en Regreso al futuro. Pero ella lo decía. Decía “¡guauu!” todo el tiempo, por si alguien le tendía un billete de 100 cada vez que lo soltaba. Si le decías que habías visto una limusina aparcada en la puerta de tu edificio, lo de “¡guauu!” tenía una pase. Pero si lo que le decías es que habías discutido con tu madre, o que habías olvidado lavarte los dientes, o que tenías que madrugar al día siguiente, lo de “¡guauu!” era menos gracioso que un pato a la ciruela. Pero a ella le daba igual que fuese o no gracioso, lo decía de todos modos. Probablemente, lo sigue diciendo. No lo sé a ciencia cierta porque le he perdido la pista. Por voluntad propia, claro, no tengo intención alguna de encontrarla, por el momento. Lo más probable es que esté asociada con la chica del puesto de congelados del mercado, que no dice “¡guauu!”, pero se cree la Igartiburu. Bueno, si lo piensa una bien, el mercado está lleno de Igartiburus, las hay en cada puesto. Cada vez que pides cien gramos de jamón york, cae un “¿qué más te pongo, corazón?” Suenan de cinco en cinco por minuto. Pero la de los congelados se sube al podium, desde luego. Yo, porque no llevo una calculadora a la compra (y no es mala idea), pero si lo hiciera, podría plantarme frente a la de los congelados y hacer un cálculo exacto de cuántos “corazones” escupe en horario de nueve a dos. Me iba a dar una lipotimia. Por eso no llevo calculadora cuando voy a la compra, porque me conozco. El otro día fui contando mentalmente unos pivotes muy extraños que hay cada seis metros en la calle Ortuño de Albacete. Me dio por ahí. Después de todo, si Almendra cree que decir “¡guauu!” todo el rato es de lo más productivo y las Igartiburus despachan corazones por doquier, a ver por qué no voy a poder yo contar los pivotes del asfalto de Albacete... Peor es lo de “cuídate”, y me aguanto. Menuda cabronada. Los hay a puñados. Te despides de ellos hasta otra y te dicen: “¡Cuídate!”. Mira qué bien. Como si estuvieses enfermo. Y un cuerno, “cuídate”. ¡Cuídate tú, gilipollas! En eso, mi mejor amiga, Castaña, está completamente de acuerdo conmigo. Es una de las cosas por las que somos amigas, porque las dos pensamos que cuando alguien te dice “cuídate”, es una injuria rematadísima, y no hay vuelta atrás. ¡Al paredón! En serio, estoy absolutamente convencida de que si dos personas creen que “cuídate” es un ultraje, se produce una simbiosis entre ambas de la que surge la amistad perfecta y eterna, por los tiempos de los tiempos. Cuando Castaña y yo estemos rodeadas de almas conocidas y quedemos con Pistacho, el del bucle, para un café celestial, y nos diga al despedirnos: “¡Cuidáos!”, le responderemos al unísono: “¡Cuídate tú, gilipollas!”.

   Cambio de fruto, que voy a ir terminando ya, ¿eh? Avellana está embarazada. Mira qué bien. Me lo dijo ayer: “¡Estoy embarazada! Estoy tan contenta...” “Vaya, eso es estupendo” –le dije. “¿De cuánto estás?” “De un día” “¿¿¿De un día??? ¡Anda ya! No puede ser.” “Sí puede” “¿Cómo lo sabes? ¿Cuándo tiene que bajarte la regla?” “La semana que viene. Pero no bajará.” “¿Y si te te baja?”. “Le diré que suba. Puedo controlarlo”. “¿¿¿¿Qué????? ¿Pero qué dices?” “Oye, no grites, que asustarás al feto” “¡¡¡¿¿¿Pero qué feto!!!???”. No te la creas, no está embarazada. Está chiflada, que es ligeramente distinto, sólo que ella no nota la diferencia, pero ya lo hará cuando menstrúe, es cuestión de días.

   De todas formas, con Avellana me llevo muy bien. Si dejamos a un lado sus embarazos mensuales, es una gran chica, aunque Castaña es mucho más parecida a mí, eso está claro. Y de Pistacho ya hemos quedado en que es un gilipollas, no te digo más. Luego estoy yo, que como ya me iba...

   Sólo me da tiempo a contarte que la semana pasada estuve un tanto deprimida. Pero ya estoy bien, ha sido un pasar la escoba. Y anoche vi una película muy entretenida: El caso Slevin. Es un dato importante porque el tal Slevin, el protagonista, dice: “Tengo ataraxia. Es una afección caracterizada por una ausencia total de preocupaciones”. Mira qué bien, eso debería tener yo. Menudo chollazo de patología. Lo estoy visualizando, qué gozada... “¡Llegas tarde!” - Bueno, y qué. “Estás despedida.” - Pues vale. “Te dejo, en realidad no te he querido nunca”. – Mira qué bien. A tomar por saco.

Mirá qué bien

 

 

 

 

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