“Me abrasa el alma de memorias llena”: Lope de Vega
(Para Juan María Marín, también del Guadarrama doctor, que me reconoció, incluso huido de mí mismo, hasta por el corazón oculto…)
Elena, Isabel, Micaela, Juana, Jerónima, Lucía,
y Marta me abrasa el alma de memorias llena.
Un siete por la espalda del corazón, Lope,
un electro de ansias parpadeando,
y la carta beso bajo la mesa para su piel
entre escondidas manos del siete de espadas.
La vez a ti de vida, que cada ella, alba, velada o siega,
sesgó las ajustadas vestiduras de tus versos,
a voces ocultas por los cielos, Belardo y Filis
atravesando los arcos de abrazos en Madrid,
o por los celos, flechas con destino, desatino de los años,
recuperando la vez en la curva cola de tu biografía.
Sentir otro cuello de besos a cambio de los versos,
aquel fuego de san Juan desvelado por tus amores de casa
de casado, de ese siete que apuñalaba las noches:
El corazón ínsito y el pelo rútilo, ávido tu cuerpo.
Se ha abierto hoy el otoño por la tarde, Lope,
como esa maleta grande que bosteza entrañas después
de un largo verano de bañadores y camisetas,
de almas cortas y apretadas cinturas estrechas,
hiato de versos sin acentos ni pies en la garganta,
diptongo entre locuras de dientes muy callados.
Es otoño, Lope, y la tarde deviene lluvia y cristales,
pero lo peor no es la humedad seca de una boca
sino el amanecer mañana de menos,
echándote de menos, y ver el horizonte apretado con tu siete
en la espada del corazón, dando la espalda a la vida, Lope,
doctor especialista en piel enamorado,
sin temer a un Tomé de Burguillos tomado a sorbos
que, como otro, enlazara las manos con las de ellas,
y, muy bajo, en vez baja, en voz sube, ya sacerdote
en el ara de Amarilis -de ciegos los ojos verdes y el pelo en rizos-
decirle solo a la Marta viva de cada día:
Me abrasa el alma de memorias llena.
(… Y al doctor Lope de Vega y Carpio, especialista en piel enamorado).
Madrid, 23 y 30 de septiembre de 2012
(Para su 25 de noviembre, 450 años del nacimiento y sin tenerte).