Las situaciones difíciles, las decisivas, sacan a relucir la esencia de las personas, dejan al descubierto el nexo de las tendencias y las tendencias del conjunto.
Por eso en estos días, cuando se suceden movimientos sociales como la multitudinaria manifestación de la Diada en Cataluña o la del 25-S en Madrid, a ciertos sectores sociales les resulta claramente incómodo e inesperado. Aunque para cualquier persona observadora de la realidad social, fuera una consecuencia casi esperada, fruto en ambos casos de un sentir latente, de una realidad vívida y en el caso de la demanda de autodeterminación catalana, de un sentimiento arraigado e histórico.
Y pillados por sorpresa, sacan a relucir su yo más primario, que en el caso de la derecha española y de algunos individuos que supuestamente militan en la izquierda, se trata de un ente rancio y mezquino, de gatillo fácil, lengua bífida, mentalidad inflexible y oídos sordos.
Entonces, como si hubiéramos abierto la caja de Pandora, estallan los truenos y se difunden los males. Lo que nos lleva a tener que escuchar sandeces de mente estrecha, con hedor a pánico, al estilo de las declaraciones del Sr. Margallo, inflando el globo del miedo a la exclusión europea como medio de disuasión ante un posible referéndum. Voces de políticos, periodistas o exmilitares que abogan por la intervención militar en Cataluña, instigaciones para conducirnos hacia aquello de “una, grande y libre…”.
En su política del miedo inundan los medios con declaraciones, en las que aventuran y retratan un futuro de boicots a los productos catalanes, de exclusión, soledad y carencias. Porque al parecer, estando dentro de España, Cataluña, nunca ha padecido ningún boicot y no ha padecido ninguna carencia. Lo que hay que oír!
Como aderezo en este caldo de cultivo de la sin razón y la ignorancia, el ministro de educación, el Sr. Wert, declara que la intención del ejecutivo es españolizar a los niños catalanes, que es un poco como aquello de evangelizar a los indígenas de Sur América, que ya sabemos como acabó. Aunque sorprendentemente, España se jacta de su hazaña y se pavonea con orgullo patrio, instaurando su fiesta nacional el 12 de octubre y llamándolo día de la Hispanidad.
Lo más aterrador, no es que los antidemócratas se quiten las caretas, dejando ver los rostros fascistas que se esconden detrás, que manifiesten actitudes propias del franquismo y expongan pensamientos caciquistas. Que hagan gala de la intolerancia hacia cualquier otra cultura, muestren rechazo al sentir de los ciudadanos, una total falta de respeto hacia Cataluña y los catalanes o que muestren repulsa hacia la libertad de expresión, lo aterrador ,decía, es que todo ello suceda con el beneplácito del Sr. Mariano Rajoy, presidente del gobierno.
No puedo evitar preguntarme si son conscientes de lo cortos de miras que resultan. Que persona inteligente, respetuosa y con un mínimo de cultura o mundología tiene miedo de escuchar el sentir de un pueblo, la voz de la ciudadanía, sea esta opuesta o no a la propia.
La tendencia cada vez más clara del PP, hacia un recorte de las libertades y derechos básicos, queda patente en situaciones, como la vivida después de la manifestación que tuvo lugar en Madrid, delante del Congreso el 25-S, cuando la delegada del gobierno en Madrid , la Sra.Cristina Cifuentes, declara que se debería poner límite al derecho manifestación, por tanto de expresión y queriendo acotar el derecho constitucional a la libre reunión, empujándonos a un escenario con matices predictatoriales.
No deja de ser curioso, que sean justo los componentes del partido político con estas tendencias, los que aleguen que no hay espacio legal, ni margen de maniobra para la celebración de un referéndum, que no deja de ser al final, un vehículo para la libertad de expresión . Decir esto no deja de ser una excusa bochornosa, ya que otros escenarios no previstos en la constitución, como el rescate a entidades bancarias, culpables de una mala gestión, han gozado de voluntad de ejecución por parte del ejecutivo y por tanto se ha generado el escenario adecuado y el marco legal para llevarla a cabo.
Es lamentable, que los señores del PP y otras “mentes brillantes” del país, usen la constitución de escudo, para limitar las libertades, para vetar la voz de la ciudadanía o la voluntad de un pueblo, transformando una herramienta viva que debe evolucionar con el tiempo y con sus gentes, en un dogma inamovible, que se llena de arcaísmos que merman la calidad de vida y no puede así mismo usarse, para prohibir que millones de catalanes puedan expresar pacíficamente su sentir.
El tema del referéndum ha sido elevado a categoría de emergencia nacional.
Esa actitud rígida de la política y los que la ejercen, deshilvana el entramado social gravemente .La intransigencia de nuestros dirigentes y la falta de ética de las entidades bancarias ha permitido que exista una inflexibilidad judicial que propicia situaciones alarmantes, que el propio colectivo de jueces denuncia. Como resultado, en este momento 340.000 familias han sido desahuciadas y les han embargado sus casas y por ende sus vidas.
Esto sí debe considerarse una emergencia nacional y no que los ciudadanos se manifiesten ante el congreso o que Cataluña quiera conocer el sentir de los catalanes sobre la creación de un estado propio.
Como colofón a un sinfín de comportamientos reprobables y poco inteligentes, de los que se han hecho eco en todo el mundo, dejando en bastante mal lugar a España, el gobierno permite que cualquier cargo público, mienta manifiesta y abiertamente, sin consecuencias, con tal de privar al pueblo de voz, de silenciar las quejas, suprimir las diferencias, anular los sentimientos no centralizados y enmudecernos.
Todo ello evidencia, que por desgracia, España es una democracia que está en manos de un partido que ejecuta acciones antidemocráticas de continuo, que impele al miedo, limita los derechos, coarta la libertad de expresión y las libertades en general, obvia el sufrimiento de la ciudadanía y que ha dejado claro que detesta las diferencias y odia la multiculturalidad.
Si dejamos que sigan dando esos bocados a los derechos civiles y a las libertades duramente ganadas, cualquier día amaneceremos totalmente privados de ambas.