Opinamos que es vergonzoso que haya voces que se alzan contra el generosísimo gesto de Amancio Ortega -acaba de donar 20 millones de euros a Cáritas- argumentando que lo hace por hacerse publicidad, pagar menos impuestos y quedar como un señor.
Amancio Ortega, dueño de Zara para quien aún no se haya enterado, ha creado desde la nada 10.000 puestos de trabajo, es una de las mayores fortunas del mundo y además ayuda a quienes en este momento lo están pasando peor. Tenga las motivaciones que tenga, no podemos sino darle las gracias por un comportamiento ejemplar. Desde luego, para hacerse publicidad no es –apenas existen unas pocas fotos de él-, no pagar impuestos por donar el dinero sería la forma idónea de emplearlo en el bien social sorteando los recortes del gobierno, y quedar como un señor es verdad, pero el señorío se forja durante décadas, lo que ha logrado Ortega con todas las de la ley. Ojalá cundiese el ejemplo, valga la redundancia, y las grandes fortunas y empresas de este país se acordasen de la gente que a día de hoy sólo aspira a vivir de la caridad.
Que callen las voces de mal pensados y todólogos- ¡piensa el ladrón que todos son de su misma condición!- y recuerden que Ortega no ha amasado sus millones ni gracias a pelotazos urbanísticos, ni trapicheando con los bancos, ni vendiéndoles productos financieros tóxicos a miles de viejos que apenas saben escribir. Tampoco se ha enriquecido gracias a la política. Ni por malversar. Ni por traficar con droga, mujeres o armas. Lo ha conseguido vendiendo camisetas y jerseys. Un auténtico self made man que nos apabulla con su generosidad. Callad, hipócritas, callad. Aparcad el rancio debate sobre la filantropía enfrentada a la fiscalidad. Nos dais asco. Es lo que hay.
