El hombre interior vive más para adentro que hacia fuera pero cuanto más bucea dentro menos se conoce y el grado de extrañeza sobre sí mismo aumenta. Comienza a entrarle miedo por ese desconocimiento que los días, las reflexiones y las lecturas no menguan.
El hombre interior no encuentra la paz. Se extraña de sí mismo y a veces no reconoce la imagen que el espejo le devuelve. El hombre interior ya no cree en las grandes palabras de un tiempo descreído y cabrón. Observa la realidad, la supuesta realidad y cada vez más busca el polvo de las alfombras.
El hombre interior intuye que su amiga y amante soledad será compañera de viaje hasta el final de los días. Una compañera que a veces despliega malos juegos porque no siempre es bien admitida en sus estancias. En ocasiones le pide un descanso para gozar de grata compañía junto a la mar amada, la mar deseada. La mar y no pensar en nada. Mujer y mar y nada más.
La nieve ya empieza a aposentarse en el hombre interior. El tiempo, su tiempo está pasando y él lo sabe. El tiempo que en su juventud tenía tintes de inmortalidad, ahora es lanza acusadora con cada rastro del segundero que se pierde por las esquinas.
El hombre interior tiene cada día las cosas menos claras y no sabe bien adónde le dirigen los inciertos pasos.
El hombre interior es miedoso. Cobarde. La soledad es una sombra que le sacude las certezas, el tiempo un gato que le araña sus días y sus noches, sus manos que no pueden detener el agua entre sus dedos. La muerte, el gran misterio que le aterra y desconcierta. Buscar el otro lado del azul le desasosiega. Él espera luces, brillos, algún destello cierto del sol sobre la superficie de las olas. Que le digan que no todo el tiempo está perdido, que siga, continúe. Que la muerte no es más que una sonrisa extraña y desconcertante sobre lo que vendrá.
El hombre interior ríe, llora y observa. Es un espectador de sí mismo en el tiempo que le ha tocado vivir. El hombre interior es el hombre más extraño de los hombres.
Pero es un hombre que ama con todos y cada uno de los centímetros de su castigado corazón. Es un hombre que sabe que su vida será desde y por el amor, a pesar de la soledad, a pesar de todas las dudas. A pesar de todos los pesares, el hombre interior es un hombre que ama.