Las votaciones del XVI Salón del Manga son, como ya lo indican en la propia web de Ficomic, populares. En las tres ediciones que llevan han sido reverenciadas las obras del incombustible equipo de CLAMP (Tsubasa, XXX Holic), la elegancia de Ai Yazawa (Nana), el casi impecable thriller policiaco-fantástico de Tsugumi Ōba y Takeshi Obata (Deathnote) y el suspense más clásico de Naoki Urasawa (Monster, 20th Century Boys).
Esta última vuelve a ser un claro barómetro de las series que copan los servidores de las páginas de manga on-line. Eiichiro Oda, el que más probablemente pueda considerarse el relevo de Akira Toriyama, cuya saga madura con sus fans de la misma manera que hicieron Goku y compañía, se lleva el de "mejor autor vivo de manga de cualquier género y época". No deja de ser una exageración pero por lo que se lee en internet, y viendo como parece ir ascendiendo el número de tránsfugas de Naruto y, en algunos casos, en favor de la tripulación del Sombrero de Paja, la historia, recién cruzado su hemistiquio en el capítulo 598, goza de una salud excelente y una imaginación y humor envidiables.
Esto no quiere decir que Naruto sea una serie en decadencia. No sólo lo han votado como "mejor shonen" (y a su parodia, Raruto, archiconocida en la red) sino que los foros de internet se llenan de quejas por los parones que está teniendo la historia. Los fans están ávidos por ver algo de luz al final del túnel del actual y larguísimo arco argumental. Algunos han desistido, como se ha dicho, mareados o aburridos. Pero Naruto posee varios puntos a favor. Tiene unas batallas fantásticas donde los personajes luchan en colectivo sin ser indestructibles como puede pasar con Luffy en One Piece o Ichigo en Bleach. En el plano psicológico, Masashi Kishimoto profundiza mucho más, siendo parte central de la historia las angustias y miedos de los diferentes protagonistas. Uzumaki Naruto no sólo vence a sus enemigos físicamente, sino que tiene que enfrentarse a su propia soledad y frustraciones.
Hiroya Oku, el creador del hiperbólico y adrenalínico mundo de Gantz, también tiene despistados a sus lectores. Una bola misteriosa da órdenes a los personajes, aparentemente muertos, en una habitación de Tokio. Los manda a misiones para acabar con una serie monstruos o extraterrestres que no acaba de saberse si son enemigos o víctimas del colectivo Gantz. Por en medio, vampiros que quieres matar a los miembros del grupo y una mezcla cada vez más peligrosa entre el mundo de Gantz y la realidad. Si bien las dudas parecen no resolverse y amenazar con un final, si no evasivo como el de Perdidos, mal resuelto, cada episodio es un fastuoso festival de sexo y violencia más y más pasado de vueltas.
Shin-chan, del trágicamente fallecido Yoshito Usui, ha recibido el premio al mejor kodomo (o cómic para niños), lo que vuelve a traer la duda de si realmente es una obra dirigida a críos o padres y el revuelo que en su día levantaron sus dibujos en televisión. Hay que decir que si los niños se ríen con las gamberradas y locuras de éste y otros como él (Titeuf, Kid Paddle), sus progenitores ven reflejadas sus anécdotas familiares más incómodas o divertidas. Saint Seiya: The Lost Canvas, el anime de la serie que sigue en el imaginario popular de los inicios del manga en Occidente, se ha llevado el de Mejor DVD.
A El caballero vampiro le han entregado el de mejor shojo (o cómic para chicas). Sin duda, en esta ola sedienta de sangre que conforman sagas como Crepúsculo o True Blood, el triángulo amoroso entre Yuki, Zero (humanos) y Kaname (vampiro) tenía todas las cartas para ser de los más vendidos y requeridos en la red. Para muestra un botón. A la sección de tebeos de una librería llegan dos estudiantes. Una encuentra el manga de Matsuri Hino en la estantería. "¡Tía!" le grita a la otra chica, "¡Tía, tía, tía! ¿Es Vampire Knight? No puede ser. ¡Sí, lo es! ¡Es Vampire Knight, es Vampire Knight! ¡Vampire Knight, Vampire Knight, Vampire Knight!". "¡Tía!", la corta en seco la otra, "Para ya". Aparte de que si su amiga no la hubiera parado alguien le hubiera arrancado la cabeza, es evidente que internet se ha convertido en el gran aliado en la difusión del manga mainstream y en la elección de las editoriales en elegir qué títulos publicar. La chica lo conocía por haberlo leído on-line y, por esa misma razón, se lo compró.
Las votaciones del Salón del Manga son un indicador infalible para ver qué series tienen su futuro (o su reedición) asegurado y cómo internet se ha convertido en el mayor canal para fomentar la adicción a ellas, por mucho que les pese a la editoriales tradicionales, empeñadas en cerrar sitios web en lugar de buscar una colaboración más que rentable. Veamos qué record de asistencia alcanza este año el Salón.
