El corazón se esconde,
los ritmos no tienen vestido.
Miro sin ver
decido
yerro
decido
yerro.
La voz deja salir el hilo
convoca la pasión
arranca los vendajes
y aclara la vista.
Me equivoco a menudo,
el color de la ropa me confunde,
el peinado, los gestos, las pestañas.
Pero la gente habla,
la gente se desnuda y danza.
Abro la boca
descompuesta por las notas erradas.
Las superficies suelen ser resbaladizas,
me caigo cada vez que me anticipo.