Desde que leí "Morir no es lo que más duele" con la que Inés Plana nos dio a conocer a Julián Tresser entablé enseguida una formidable amistad como muy pocas veces se ha visto.
Reconozco que soy fan de Julián Tresser y, por consiguiente, de Inés Plana. No lo puedo evitar. Y cuando la conocí en persona durante el festival literario Cartagena Negra, esa amistad que se forjó a tres bandas (entre Inés Plana, Julián Tresser y un servidor) se ha visto afianzada. Lo que hace Inés en cada una de sus novelas se lo he visto a muy poquita gente. La escritura de Inés Plana es especial y única, al menos desde mi punto de vista.
"Lo que no cuentan los muertos", la tercera novela protagonizada por Tresser, nos relata una historia llena de pequeñas aventuras, subtramas o como queráis decir que se van uniendo con un hilo invisible para crear una ambientación, una trama y unos personajes que ayudan a que el lector se olvide de sus problemas. La historia, por así decirlo, grande o principal acontece con el secuestro de Rita Marí, heredera de una gran herencia y que sobrevive a un atroz accidente de avión, que desaparece junto con otra persona sin dejar rastro. El equipo encargado de este caso de secuestro es el que está comandado por Julián Tresser, que como he comentado al principio, se dio a conocer en "Morir no es lo que más duele" y que volvió en "Antes mueren los que no aman" hasta llegar a "Lo que no cuentan los muertos". A raíz de esta investigación van apareciendo una serie de subtramas a cual más adictiva.
¿Consiguen liberar a Rita Marí? La respuesta se encuentra entre las páginas de "Lo que no cuentan los muertos".