En Noviembre ganaste el premio internacional de poesía “Ciudad de Ronda” en su XXI edición con el poemario “De pie en la bañera”. ¿Qué significó para ti este reconocimiento?
Con el premio he ganado en seguridad y ganas de continuar escribiendo. Agradezco mucho que eligieran el mío entre 434 poemarios, tanto más sabiendo que es un certamen honesto en el que el anonimato se preserva hasta la apertura de la plica, tras el fallo del jurado.
Y por si eso fuera poco, acabas de ser seleccionada para participar en la antológica “Vocesnuevas” de la editorial Torremozas; no hay duda de que estás en racha. ¿Qué buscas en la poesía que no encuentras en otra disciplina?
Haber sido seleccionada para publicar con la editorial Torremozas es un sueño hecho realidad. No solo es una editorial a la que admiro y sigo, sino que han dado voz a muchísimas mujeres poetas casi desconocidas hasta hace muy poco.
En cuanto a la segunda, te diríaque aprendo a vivir escribiendo. Encuentro una simbiosis entre espiritualidad e intelectualidad. Hago un recorrido vital hacia la belleza entendida en el sentido más filosófico. La poesía tiene la capacidad de detener el tiempo. De situarse en el punto justo donde el alma entra en contacto con lo material y se revela y en esa revelación esta la magia que es un fluir ininterrumpido y humanamente accesible desde los albores de la creación y que se dirige a todos los seres humanos. Porque el espíritu nos habla y usa la palabra y nos da lo que en el día a día se no niega, que es libertad y esperanza. A veces, te sientes que solo eres una mediadora, no sé explicarlo mejor. No me olvido nunca del lector pues a él me dirijo: necesito que me entienda, que sienta y se emocione conmigo. Acometo los poemas con el puntal imprescindible que me ofrece la naturaleza aunque alejándome de los paisajes trillados.
Hagamos un pequeño viaje en el tiempo y volvamos a los primeros meses de COVID, al confinamiento. Muchos de nosotros lo vivimos en un piso pequeño y rodeados de asfalto, por suerte, tú vives en el campo. Háblanos de aquellos meses tan duros de aislamiento e incertidumbre, de miedo al futuro.
La naturaleza, mi sostén e inspiración, resultaba un lugar hostil, impasible a mi dolor. Frente a mí estaban el limonero, los almendros… la primavera seguía su curso, pero mi madre estaba ingresada en una residencia sin nuestro cariño, sin entender lo que estaba ocurriendo ni poder recibir las visitas diarias de mi padre, de mi hermano o la mía propia. Yo lloraba todos los días.
¿Qué opinas del panorama cultural de Baleares, cómo lo ves y cómo lo vives?
Quizá es una percepción mía pero yo creo que hay un ambiente fantástico. Poetas que escriben en catalán, poetas que escriben en castellano… en nuestro día a día hay cabida para todos. En las instituciones la cosa cambia, y no para bien. Además hay una eclosión maravillosa de mujeres que escriben poesía, muy buenas. Aclararé que estoy hablando de poetas y poesía, no de ese “fastfood” pseudopoético que pulula por las redes.
¿Qué poetas son tus fuentes de inspiración?
Tengo un panteón personal con dioses intocables y otros que voy incorporando o sustituyendo, influida, como no podría ser de otra manera, por lo que voy leyendo. Porque leer tanto prosa como poesía es la causa primera de que yo escriba. Como referente de mi juventud, está Miguel Hernández. Actualmente venero a Antonio Gamoneda (al que regreso una y otra vez). Otros que no debo olvidarme de mencionar son: Rilke, Olga Orozco, Eliot, Andreu Vidal, Idea Vilariño, Alejandra Pizarnik, W.Carlos William. Y por supuesto, procuro estar al día de lo que están haciendo los poetas actuales. Y como hablamos de inspiración y yo soy una persona con un toque hedonista, están los poetas de mi ciudad, Palma, con los que comparto muy buenos momentos poéticos.
Todos sabemos que es imposible vivir de la poesía, y en más de una ocasión te hasdefinido a ti misma como artesana. ¿Puedes hablarnos de qué haces para poder vivirdignamente en unas islas- las Baleares- que son carísimas?
Mallorca es mi isla, nací aquí, es mi lugar, y sí es rabiosamente cara pero lo que es peor es ver la agresividad que se ejerce sobre el territorio, con el poco cariño que se la trata. Yo siento un amor sincero y profundo por Mallorca, es mi infancia, el mar, las ‘quelitas’.
Creo que todos somos seres sensibles y hacemos lo que podemos con lo que somos y con las circunstancias que nos ha tocado vivir. La insatisfacción y la tristeza son muy peligrosas… . Cuando era muy joven viví con un hombre que ejerció sobre mí toda su violencia,fueron tres largos años, lo que ahora llamamos violencia de género, pero que entonces estos temas eran tabú. Es positivo que desde hace unos años vean la luz, aunque por desgracia sigan habiendo tantos casos, saber que almenos la sociedad no te silencia. Estas mujeres necesitan apoyocon políticas efectivas, porque se llega a un nivel de anulación y distorsión de una misma que es muy difícil escapar. En fin que tras años detristeza y de salir viva de milagro,llegué a la conclusión de que nadie debía ni podía decidir por míque era injusto que por el hecho de ser mujerse me negarantantas cosas, acceso a estudios superiores, por ejemplo. Comencé a elegir y elegí la libertad, asumiendo las consecuencias. Y esas premisas enganchan. Ya lo dijo Virginia Woolf: no hay empoderamiento si no hay independencia económica. Yo aposté por laartesanía porque como actividad laboral aunaba autonomía y creatividad. Viví años difíciles pero también viajé por todo Oriente buscando materiales para mis creaciones. Años más tarde, me licencié en Historia e Historia del Arte y cuando consideré que ya estaba bien de estudiar, empecé a escribir. Hasta hoy.
Para finalizar, ¿cómo llevas el paso de tiempo, esa constante que adivinamos entre tus versos?
Yo creo desde un microcosmos, pero en lo cotidiano hay un reflejo del macrocosmos, el mundo de las grandes incógnitas. El paso del tiempo es tan ilusorio como lo puede ser la realidad. Todos inventamos, cada día, nuestra realidad. Por supuesto existe una realidad objetiva, pero es sorprendente el poco espacio que ocupa. El tiempo, la edad, el futuro, el miedo como antítesis del amor, son emociones que yo, en mi busca del equilibrio, combino con ilusión, perseverancia, asombro, y grandes dosis de amor, un amor amplio y generoso. El paso del tiempo, sí, es una de mis angustias recurrentes porque tengo la sensación que todo lo empecé tarde, mis estudios, la escritura… y obviamente, el tiempo es limitado. Intento canalizar mi ansiedad, entenderla con grandes dosis de humor y mucha poesía, para acabar restándole importancia y que esa angustia existencial no se apodere de mí y me fastidie el presente.
Y tus proyectos más inmediatos son…
Escribir, amar, seguir aprendiendo… solo me parará la muerte y quizá, aun así, seguiré escribiendo. Últimamente intuyo un círculo de luz en los ojos de la muerte.