Una redacción diferente a la utilizada, por el autor, en sus anteriores novelas. Redactada en segunda persona hace que el lector se identifique con el personaje y disfrute a lo largo de toda la narración. Hay pasajes en que se utiliza también la tercera persona, obteniendo un resultado impresionante.
Se adivina la altura narrativa de Alberto Pasamontes cuando de “una simple persecución” obtiene tanto rendimiento sin aburrir en ningún momento al lector.
«La vida, por fin, comienza a ser amable con Svetlana. Después de enterarse por las malas de que ha caído en un país que no acepta más inmigrantes, y a los que acepta, lo hace solo para que realicen las tareas que nadie quiere por un sueldo que a nadie le sirve, ha encontrado su lugar en un pueblo del interior. Tiene un trabajo decente, un jefe que la respeta, una amiga que haría cualquier cosa por ella y hasta un piso en alquiler para ella sola. Pero Svetlana no es una chica con suerte, y su rumbo se tuerce de nuevo en el desafortunado momento en que conoce a Carlos, guapo, con dinero y un coche espectacular. De pronto, todo lo que ha logrado con tanto esfuerzo se desvanece como el humo de un cigarrillo en la noche, y Svetlana verá su vida amenazada, atrapada en el lado más oscuro de la sociedad. Ese lado siniestro del que todos saben, pero que ignoran con la esperanza de que, si son sordos y ciegos, o al menos lo parecen, no les afectará».
Alberto Pasamontes (Madrid, 1970) es funcionario del estado y también un talento asentado dentro de la novela negra española. Autor de más de medio centenar de relatos, varios de ellos han sido premiados y aparecido en revistas y antologías del género. Colabora regularmente en los blogs Propera parada: cultura y Cita en la glorieta. Ganador del prestigioso premio Francisco García Pavón de Narrativa Policiaca en 2015, esta que tienes entre manos es su cuarta novela. Un texto que se distancia de todo lo que había hecho hasta ahora, consciente de que un autor tiene que arriesgarse, evolucionar y explorar nuevos enfoques y caminos, si no quiere acabar escribiendo una y otra vez la misma novela con distintos personajes.
Iniciamos el mes de mayo, en Agitadoras, departiendo con Alberto Pasamontes…Un auténtico placer…
P.- Por favor, presente a Alberto Pasamontes.
R.- Funcionario para tener qué comer, lector de toda la vida y escritor por placer, que es como mejor se hacen las cosas. Si disfrutas haciendo algo, es más fácil que el resultado sea bueno.
P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?
R.- Comencé hace unos doce años por casualidad, haciendo relatos de “fanfiction” de un videojuego al que yo era aficionado. Le cogí pronto el gusto, y cuando aquello se me quedó pequeño, comencé a escribir otro tipo de cuentos; algunos humorísticos, otros costumbristas, y bastantes más con un marcado acento criminal, que era a donde tendía casi siempre mi escritura. De ahí que haya acabado escribiendo novela negra, que por otra parte también constituyen la mayoría de mis lecturas. El ‘noir’da al escritor las herramientas para hablar de los temas que le preocupan, que le importan o le indignan. Yo uso la escritura para hacer llegar a los demás esos temas, para que el lector piense sobre lo que ha leído. Para hacer denuncia social, que es la base de la novela negra.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Traedme a la rusa"?
R.- “Traedme a la rusa” constituye una ruptura con lo que había escrito hasta ese momento. En mis anteriores novelas me había centrado en la figura del investigador, en este caso, el policía que investiga un crimen. No quería escribir siempre el mismo tipo de novela, y en esta ocasión decidí cambiar de registro y dar protagonismo a la víctima. Quizás sea mi novela más negra.
P.- ¿Qué tipo de documentación ha habido?
R.- En realidad, ha sido una novela bastante fácil de escribir. A diferencia de la serie de Goyo Barral y Carmen Alonso, en la que necesitaba recrear de forma veraz una comisaría, o de La muerte invisible, que requirió un intenso trabajo para documentar el accidente de la central nuclear de Chernobil, en esta ocasión la historia tiene un andamiaje muy básico, lo que la hace muy fácil de seguir y muy entretenida. Prácticamente, no me hacía falta más que recrear lo que los aficionados al género hemos visto muchas veces en novelas y películas.
P.- ¿Realizó algún tipo de "ejercicio mental" para meterse en la piel se Svetlana?
R.- Tengo bastante facilidad para empatizar con los personajes que creo. La única dificultad era intentar comprender lo que le pasa por la cabeza a un inmigrante cuando llega a un país del que ni siquiera conoce el idioma, y se encuentra con que las cosas no son nada fáciles para el que viene de fuera. Es algo que, por desgracia, podemos ver en nuestro día a día. Solo tenemos que fijarnos en ello.
P.- ¿Cómo van evolucionando los personajes femeninos en la novela negra?
R.- Afortunadamente, ya hemos dejado atrás el personaje de la ‘femme fatale’ de antaño. Por supuesto que, de vez en cuando, nos gusta encontrar un personaje de ese tipo, ¿por qué no?, pero la literatura en general, y en particular la novela negra, tiene la obligación de mostrar la sociedad tal y como es. Y la mujer, por suerte, está a punto de lograr, si no lo ha hecho ya, el puesto que merece en el mundo. Por eso Svetlana, y la mayoría de los personajes femeninos de otros colegas actuales, son mujeres mucho más independientes, fuertes y dotadas de una personalidad compleja y valiente.
P.- ¿Hay alguna mafia más peligrosa que otra...o son todas iguales?
R.- La mafia es la mafia, se llame mara, yakuza, camorra, y venga de donde venga. Los negocios son los negocios, y si te metes por medio, vas a acabar del mismo modo.
P.- ¿Tiene referentes en la novela negra? ¿Tiene algún arma favorita a la hora de matar?
R.- Henning Mankell y Petros Márkaris seguramente son los autores que más influyeron en mis inicios. Ahora, para “Traedme a la rusa”, me he querido acercar más a autores como Himes, Westlake o, sin irnos tan lejos, Julián Ibáñez. Creo, de todos modos, que quedo lejos de ellos en cuanto a oscuridad y cinismo. Tampoco soy muy dado a mostrar una violencia extrema, así que mis crímenes suelen quedar bastante alejados de las novelas nórdicas, por ejemplo, con grandes cantidades de sangre y puestas en escena espectaculares.
Las armas, lo que mejor me venga a mano. Lo mismo puede ser un escopetazo, que un empujón escaleras abajo, una paliza o cualquier instrumento que el criminal tenga en ese momento a mano. Creo que en España se mata de forma bastante pulcra, entre comillas.
P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro?
R.- Papel, sin duda. Nada iguala el placer del libro impreso. Aunque reconozco las ventajas del libro electrónico, por ejemplo, para leer en la cama o para llevarte varias novelas para las vacaciones. El audio libro, ni de lejos.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.
R.- “Madrid Prisión”, de Paco Gómez Escribano. Un tipo siempre eficiente, sabes que no te defraudará. Últimamente, me gustó mucho “Vais a decir que estoy loco”, de Andreu Martín, y le estoy sacando jugo a las novelas de Alan Parks, Chris Offutt o Antonio Manzini.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Poca cosa. Estar solo en la habitación en la que escribo, y tener como mínimo dos o tres horas por delante para poder entrar en la historia debidamente. No concibo eso de escribir en el tren de camino al trabajo o mientras vigilas a los niños en el parque. Huyo de los autores que aseguran que escriben así.
P.- Su experiencia con la editorial "Cosecha Negra" ¿es?
R.- A día de hoy, no puede ser mejor. Pequeña, con solo unos meses de vida, pero con muchas ganas de hacer las cosas bien. La relación con Pedro, el editor, es de amigos, pero con una gran seriedad a la hora de trabajar y de procurar sacar un producto bien hecho. No me cabe duda de que en poco tiempo va a ser una referencia dentro del género.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora...si la hubiere.
R.- Coincidir con alguien como Rosa Montero en un festival, y que quiera comprar tu última novela porque se ha leído la anterior y le ha gustado. Después de algo así, ya puedes palmar tranquilo.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "Traedme a la rusa"?
R.- Soy muy mal vendedor, pero bueno… Porque es una historia ligera y fácil de leer que, sin embargo, trata temas de actualidad que a todos nos interesan. Y, bueno, porque así ayudan a llegar a fin de mes al editor, a los libreros y a mí mismo, que la cosa está muy mal.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- Terminar la novela que, seguramente, cierre la serie de Barral y Alonso. En realidad, esta es la primera historia que pensé para ellos, pero a pesar de haber comenzado tres veces con ella, en todas las ocasiones he roto lo que había escrito. Si a mí no me gusta, es imposible que le guste al lector. Lo lograré, tarde o temprano. Soy muy tozudo.