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ISSN 1989-4163

NUMERO 73 - MAYO 2016

¿Qué Día es Hoy?

Rosa Mª Ortega

 

     

   Vaya un Abril pintoresco y tontaco el de este año. Menos mal que se ha terminado, porque Mayo me gusta un rato más que Abril. Mayo es más chulo que la mar. De toda la vida, vamos. Es que date cuenta de que hay meses para todo. Como días para todo. Qué asunto abstruso el de los “días de”. Te vas a hacer una idea de lo gilipollas que nos hemos vuelto los terrícolas de la Tierra. ¿Pues no hay un Día Mundial del pan de pueblo? Te lo juro, Amparo. Y también hay un día de los huevos rellenos, que lo he visto escrito en un reconocido suplemento nacional de un rotativo de lo más serio y nada patrañoso. La cosa es que el inventor de los “días de” tiene que ser de un pelaje de armas tomar y lapso ancho de horizontes, porque no gozoso con establecer un Día Mundial del pan de pueblo y un Día Mundial de los huevos rellenos, también ha colocado en el almanaque un Día Mundial de chocar los cinco. Y todos en Abril. No sé tú, pero yo no he visto a nadie chocando los cinco por ahí, rollo sinergia, con esa querencia al contacto de manos de todo el que te encuentras en la calle. ¿Dónde has visto tú a un tío chocando ahí esos cinco por la vida, si no es en una peli de Michael J. Fox con granos en el 82? Vaya una chuminada-chuminadilla. Tienes una disfunción orgánica y un desarreglo de algo, seguro, si andas por ahí haciendo esas cosas de chocar los cinco.

   Yo creo que el tipo que hizo el calendario de los Días Mundiales en Abril, se fumó un canuto muy grande y luego, en medio de la curda que llevaba, flemático y cero supersónico, se sentó a inventarse los días, a ver la que decía más gorda. Por ejemplo, decidió que el pasado 6 de abril, por obra y servicio del espíritu fumeta, iba a ser el Día de saltar encima de las cosas. Yo ese día, fehacientemente, no invité a nadie a casa, porque mi sofá tiene el muelle retorcido de forma harto correcta y en su justa línea para ejercer rebote y aguantar culos, que no saltos. Así es que en mi santa casa no saltó nadie encima de ninguna cosa. Me estoy acordando de algo que me contaron hace tiempo, cuando echaron a un equipo de empleados de una oficina y, como supuesta revancha, la noche de su última jornada de trabajo, se metieron en el despacho del director a saltar encima de la mesa, con unos grados de alcohol en vena de más, no sé si de más de Ribera del Duero o de más de Rioja, pero con la misma uva tempranillo de fondo, seguro. Pues vete tú a saber si no fue aquel un 6 de abril, Día Mundial de saltar encima de las cosas, y cimentaron su hazaña del salto en esa gloriosa celebración al unísono. Porque ese era un hecho decidido en el Calendario Oficial de Días Mundiales del tío fumeta ermitaño, y no estaba sujeto a negociación. Así es que, pensándolo bien, lo mismo hasta fue un despido improcedente, porque lo único que hicieron fue cumplir con lo estipulado en oficialidad. ¿Tienes un día festivo? Pues ese día no trabajas. ¿Día de asuntos propios? Pues tampoco, tú sabrás tus cosillas. ¿Día de saltar encima de las cosas? ¡Pues vas y saltas! ¡A ver qué problema hay! Ninguno. Si es que te obcecas en pensar procelosamente lo que no es. Como lo del etiquetado de los productos alimenticios. No es todo tan obvio. Hay que descifrar. ¿Te han destrozado la mesa del despacho? ¡Pues haberla quitado, tontaco! ¿No ves que era el día de saltar encima de las cosas? Con la información nutricional y la lista de ingredientes pasa igual. E-952 (ciclamato). Hostia, ¿qué le han metido al cruasán? Pues nada, un edulcorante con ingesta diaria admisible para el ser humano. De esta, no te mueres. Si acaso, elevas el umbral de dulzor que te pide el organismo, pero ya está. Hay un por qué, y un poner, y un quítame allá esas pajas para todo.

   Total, la cosa es que saltando, aunque parece indolente, el canuto le da flojera, y el anacoreta sigue con el calendario a su fumeta bola, y va y fija en el 27 de Abril el Día Mundial de salvar a las ranas. Tócate ancas y cojones, porque no me lo explico. ¿¡Salvar a las ranas!? ¿Salvarlas de qué? ¿Del Apocalipsis del Planeta Anfibio? ¿Del tiburón de charca dulce? ¿De las piedras que tira mi primo al río para medir sus bíceps? (No te rías, que yo tuve un novio que hacía eso, pero en la playa. Íbamos temprano, cuando no había nadie, y competíamos lanzando piedras al mar, a ver cuál llegaba más lejos. Un día se lo conté a un amigo y me dijo: “Tié que haber gente pa’ tó”). Total, ¡que las ranas ya están a salvo! ¡Si ya son criaturas del agua de la Tierra! ¡Ya están bien, las ranas! ¿Qué coño les pasa a las ranas? ¡¿A ver qué cargo de conciencia tenemos que tener el 27 de Abril, si las ranas ya son felices ahí, donde están?! ¿¿Salvarlas de qué?? Mira, que me estoy poniendo mala, ¿eh?

   Pues al tío aún se le ocurrió decretar en Abril un Día Mundial de ir andando al trabajo. Que será si vives en un pueblo de dos calles y trabajas en el horno de enfrente y haces el pan de pueblo, ¿¿no?? Porque si trabajas en el puerto de Barcelona (un poner), donde atracan los cruceros del Mediterráneo y tienes que andar tres mil quinientas ochenta y siete millas de andares, y pasar un puente blanco y largo a tomar por culo, hasta llegar al muelle…si eres rana, todavía puedes ir saltando, pero como seas persona humana con pies, va a ir andando al trabajo el que te vendió los canutos que te has fumado, no te jode el Don Calendario chorra este…
  Menos mal que el último día de Abril, el iluminao tuvo un destello sagaz y decretó el Día Mundial de ser honesto, porque yo, lo que vengo siendo yo, honestamente, me saltaba Abril de un plumazo y entraba tan fresca en Mayo sin tontería. Anda ya, hombre.

   Anoche se lo dije a mi amiga, en una de estas charlas besugas de whatsApp…

-Oye, Amparo, ¿tú sabías que hay un Día Mundial del pan de pueblo? 

-Anda ya –me dice.

-Te lo juro por Batman versus Supermán.

-¿¿En serio??

-¡Vaya! Por la Marvel, tía. Te lo juro. Oye, ¿y tú sabes si las ranas están bien?

-¿¿Cómo??

-Bueno, que si son felices ahí, en sus charcas, ya me entiendes… No sé, que si están en buenas manos…

-¿Cómo, en buenas manos? ¡Las ranas son ranas, tía!

-¡Ya lo sé! ¡Pero lo mismo hay que salvarlas de algo!

-¿¿A las ranas?? ¡¡¿¿De qué??!!

-¡Yo qué sé, Amparo!

-Vamos, no me jodas… las ranas…

 



 

 

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