Monkton el Loco
Rubén Castillo
Autor: Wilkie Collins. Eneida. 2013. 106 páginas. 9 €
La familia en la que se ha criado Alfred Monkton no es, ni mucho menos, sencilla o convencional. A su condición de burgueses acomodados y aun ricos se les une, por desgracia, un indeleble estigma de locura que va afectando a todos sus miembros. De ahí que cuando el joven heredero plantee su voluntad de casarse con la hermosa Ada Emslie todos juzguen inapropiado o temerario su comportamiento. ¿Acaso no es consciente de que en cualquier instante puede aflorar en él el ramalazo de la demencia? ¿Y no ha previsto que el matrimonio puede aparejar el advenimiento de hijos que perpetúen la mancha de su trastorno? En principio, Alfred Monkton parece libre de la amenaza; pero de pronto su conducta varía y se concentra de un modo maniático en la búsqueda del cadáver de su tío Stephen, que falleció durante la celebración de un duelo en algún lugar de Italia. Nadie se explica muy bien por qué Alfred ha adoptado esa actitud, pero lo ha hecho con inusitada firmeza: ha abandonado su residencia en el Reino Unido, ha viajado hasta Italia, ha pospuesto sine die (con el respaldo de Ada Emslie) la fecha de su enlace nupcial... El narrador de la historia, ajeno a la vida de Alfred Monkton, tampoco tiene las respuestas a estos enigmas; pero se va a ver envuelto en una serie de situaciones que lo asombrarán y lo llenarán de inquietud. Él, que jamás ha creído en la existencia de espíritus (“Yo era un total descreído en historias de fantasmas, pues me parecían ridículas”, p.57), tendrá que escuchar de labios de Alfred una anonadante narración donde imágenes de ultratumba, profecías anotadas en antiguos documentos de la abadía de Wincot e inquietantes casualidades le saldrán al paso y harán tambalearse su modo realista de ver la vida. ¿Será verdad que estamos cercados en todo momento de presencias espectrales? ¿Y será verdad también que algunas de ellas quieren decirnos cosas, abrirnos los ojos, guiar nuestros pasos? Tan sugerente como en él es habitual, Wilkie Collins nos ofrece en estas páginas (traducidas por Diego Alonso para la editorial Eneida) un relato donde pasea por los nebulosos límites entre lo creíble y lo increíble, entre la normalidad y la anomalía, entre la calma y la locura. Y lo hace con los ingredientes más exquisitos de su alambique: el sentido del humor, la mirada psicológica, las descripciones elegantes y una soberbia construcción arquitectónica de la trama. Admirable.