A Brigitte Vasallo
Rafael Reig
Doña Brigitte, no sé de qué está hablando cuando afirma que “ la islamofobia es el antijudaísmo del siglo XXI ”. En el artículo se asegura que “en cuanto a la sensación imperante en la sociedad occidental de que el Islam es una religión que restringe las libertades de las mujeres, Vasallo la rechaza de manera tajante”, y al parecer usted lo explica con la siguiente frase vacía: "Depende mucho de las interpretaciones que se hagan. Nosotros tenemos esa imagen del Islam porque la islamofobia se está colando por todos los sitios".
A ver si lo entiendo: la culpa de la situación de las mujeres en aquellos países islámicos donde se restringen de hecho las libertades de las mujeres (y no es una “sensación imperante”, sino una realidad legal), y además se hace en nombre de la sharia o ley islámica, no es del Islam, qué va, hasta ahí podíamos llegar: es precisamente de esa islamofobia que sufrimos tantos occidentales y que se cuela por todos los sitios. Vaya por Dios. Que en algunos países islámicos haya leyes que condenen el adulterio (incluso con la lapidación) o que impidan conducir a las mujeres o que las obliguen a llevar velo… ¿es culpa de los malvados occidentales? ¿Es una “imagen del Islam”, pero la realidad es distinta? La poligamia, el derecho a repudiar a la mujer, el burka, el que las mujeres no puedan conducir, ¿son grandes conquistas de la igualdad, aunque nadie se dé cuenta (sobre todo las que lo sufren)?
Mire, en ese caso, apague y vámonos.
Mi pregunta para usted es: ¿por qué dice esas cosas?
O en otras palabras: si la culpa del machismo en las sociedades islámicas la tiene la sociedad no islámica, ¿quién tiene la culpa del machismo en nuestro país?
Porque a mi modo de ver, posturas como la suya contribuyen a la denigración del movimiento feminista y por lo tanto al machismo. ¿Quién se va a tomar en serio lo que diga alguien que está a favor del burka o de la situación legal y social de la mujer en los países islámicos?
A mí me parece terrible que las reivindicaciones del movimiento feminista se tomen a pitorreo, se caricaturicen, produzcan risa y chistes de barra de bar. Esta reacción es, en primer lugar, machismo puro y primitivo. Pero, admitido esto, admita usted que sus salidas de pata de banco no ayudan en lo más mínimo a que nadie se tome en serio lo que pueda decir.
Por el bien de las mujeres, recapacite. Con feministas así, ¿quién necesita machistas?
Piense que la causa de la igualdad tiene ya suficientes enemigos: no es necesario que usted la convierta en un objeto de burlas machistas.