EL INVENTOR DE LA NIEVE
Antes la nieve no existía,
Ni tenía color,
Ni tampoco textura,
Ni mucho menos
Cualquier otra
De sus características esenciales
De nieve.
Y aunque al final
Se habría de convertir
En la gran contadora de historias
Que hoy es,
Lo cierto
Es que jamás dejó entrever
La suya.
Su propia historia.
Y es que antes
La nieve no existía
Ni tenía color
Ni tan siquiera olor y
Surgió de repente,
Sin querer,
Por una casualidad,
Casi por un lamento.
El hombre que inventó la nieve,
No sabía llorar
Y Aturdido,
Hasta el punto de enloquecer,
Como en un último intento
Subió una mañana
A lo alto de una montaña.
Escaló por encima de las rocas
Y de nuestras cabezas,
Y de las nubes y sus leones,
Por encima de los árboles,
De los mares, de los miedos,
De los soles
De los ritos
De las causas
Y de nuestras canciones.
Subió, ignorante,
Más allá de los senderos últimos
Y de las imágenes agotadas.
De los trucos, de las ruedas,
De las noches y los sistemas,
Del infierno y el torpe paraíso,
De los ciervos, de los vencejos.
Y de sus lágrimas.
Subió, y subió
Sin pensar,
Por encima de los sueños
Y de las mentiras y los consejos.
Por encima de las realidades,
De las olas y de los males.
Más alto que tu pelo,
Que tu sonrisa
Y mis debilidades.
Allí abrió mucho los ojos,
Hasta desgarrarlos
Hasta convertirlos en cristal
En cristal y en miseria.
Allí desesperado,
Y tras perder la última esperanza
De conocer el llanto
Dejó escapar una lágrima helada.
Y el hombre
Se convirtió en muñeco de hielo.
Y la nieve apareció
De repente.
EN EL CAMINO DE JACK KEROUAC
Son las diecinueve
Y treinta y ocho.
Es sintomático.
Voy por una carretera
En línea recta
Muy larga.
Es tan larga
Que nunca acaba
Y ya son las diecinueve y treinta y nueve.
Anochece
Y no logro divisar mi sombra,
Ni pienso en lo que me pasó ayer.
Hay ruidos
Y también viene alguien,
De repente me encuentro conmigo.
Sin importarnos
Comenzamos a hablar
Sin apenas conocernos.
Empleamos una lengua extraña,
Tal vez extranjera
Para comunicarnos.
¿Qué quieres de mí, extranjero?
No me gusta
Encontrarte en mi camino.
Yo lo vi primero
Y he de advertirte
Que ya hace tiempo dejé de vislumbrar mi sombra.
Yo soy ave que emigra
Y nunca deja nido visible
Ni se baña en el mismo riachuelo.
Siento haberte molestado
Paseante o reflejo o carnicero
O mente deforme
Tú no eres nadie
Porque no eres capaz
De vislumbrar tu sombra entre tanta noche.