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ISSN 1989-4163

NUMERO 43 - MAYO 2013

Huevo Cósmico

Itziar Mínguez

Título: Democracia. Autor: Pablo Gutiérrez. Seix Barral. 240 páginas. 17€.

La última novela de Pablo Gutiérrez se llama “Democracia”, una palabra que la actualidad se encarga de devaluar cada día. Condiciona un poco enfrentarse a una novela que lleva ese título pero, por suerte, uno sale de la lectura con ese temor desmentido y con los prejuicios superados. Pablo Gutiérrez ha sabido elegir el tema y, lo que es más difícil, dirigirlo. La actualidad es una mina para la ficción, pero nunca como ahora, la realidad ofrece tanto donde elegir. “Democracia” no es una novela exactamente, se mueve más en el terreno de la no ficción pero circulan por ella personajes que lo son, con personas reales que se convierten en personajes. Con acierto se describe esta novela como un “docudrama”. Se mueve en los límites que hay entre géneros, fronteras cada vez más anchas y permeables. Hay novela, no ficción, poesía, etc… y muchas citas, muy bien colocadas que potencian la sensación de que todo remite a todo. “Democracia” habla sobre lo que nos está pasando. Este presente continuo que no deja de suceder y que lo hace de una forma cada vez más agotadoramente insoportable. Pero “Democracia” no solo habla de lo que nos está pasando y no va a dejar de pasarnos durante mucho tiempo, habla también del porqué, intenta explicarnos cómo hemos llegado hasta aquí. Quien crea que va a encontrarse con una sucesión de teorías descafeinadas, panfletarias y con tendencia a la demagogia se equivoca. Es muy difícil no caer en eso, pero Pablo Gutiérrez ha dibujado una fábula zen humanizada hermosísima y sin moraleja. Una ficción que nos remite a una realidad de la que es imposible sustraerse y que, en este juego de despropósitos, consigue que entendamos algo de lo que está pasando. Marco es el protagonista. O el hilo conductor porque protagonistas hay muchos: desde  el propio Marco a su madre, Cloe, pasando por su novia Julia, Talo el joven director general, la presentadora de un programa matinal o la psicóloga que colabora en el. Una galería de personajes que vamos conociendo a golpe de asociación. Porque “Democracia” es una de esas novelas en las que todo remite a algo y ese algo a otro algo, etc… así hasta envolvernos en una tela de araña de la que es imposible escapar, donde todo está relacionado hasta el punto en que el aleteo de una mariposa puede ocasionar un terremoto en el otro lado del mundo. La caída de Lehman Brothers es ese aleteo de mariposa que provoca que la tierra se abra bajo los pies de Marco engulléndolo sin piedad. Y ese mismo terremoto actúa en las personas que le rodean y en todo aquello con lo que interacciona formando una caída con efecto dominó. Ni más ni menos que lo que ha pasado en el mundo. Tiene Pablo Gutiérrez una prosa desprejuiciada, total, radiactiva, que hace recuperar la esperanza en la literatura con mayúsculas. Más allá del entretenimiento, pero sin renunciar a él, “Democracia” se queda para hacerte reflexionar. Citas de la “antropología general” de Marvin Harris, de Karl Popper, Confucio, de Herman y Leo Schneider que sirven para salpimentar la narración sin frenarla, para potenciar el sabor de lo que se cuenta, como el fragmento titulado “Huevo Cósmico” donde Herman y Leo Schneider dice: “Hace unos quince mil millones de años, toda la materia y energía del universo estaban concentradas en un objeto único, diminuto, caliente e infinitamente denso. La explosión de este “huevo cósmico” arrojó materia y energía en todas las direcciones, en una expansión que continúa hasta hoy.” Pablo Gutiérrez añade: “Con la economía ocurre lo mismo”. Además de las citas hay personajes de no ficción, como George Soros, del que no solo nos regala partes del discurso ante el Congreso de los Estados Unidos, en 2008, sino que acaba integrado en la novela, como parte de ella y como clave para la resolución de la historia. La especulación, la burbuja inmobiliaria, las operaciones financieras a gran escala, la compra y venta de deuda… no hay nada que se quede en el tintero para trazar un dibujo exacto de qué es lo que ha pasado. Con esa tinta que desprende la realidad y trazo certero, Marco dibuja en su gran obra La Ciudad, un grito que tiene mucho de mudo. Un dibujo-poema que desde su pincel improvisado trata de dar respuesta a su debacle existencial, una derrota que no es consecuencia de sus propios errores sino de decisiones que se toman en las altas esferas, escapando de nuestro alcance y sentenciando nuestro destino. Por ponerle un pero a la novela, tal vez la última parte, en la que Marco se junta con Alicia, Barbas y Flaco, la narración se dispersa un poco, dejando al margen el discurrir de las vidas de otros protagonistas cuyos finales se resuelven en un epílogo un tanto precipitado. En el otro lado de la balanza muchos momentos brillantes, inolvidables; por citar uno: la carrera de cuádrigas Aquiles-Héctor, protagonizada en realidad por el joven director general en su Lambretta y el pobre Marco, ya desquiciado, en una Vanette y que trasladada a la época actual Pablo Gutiérrez la traslada con tino a un imaginario reconocible: Mario Bros racing. La lectura de “Democracia” deja un gusto amargo pero un efecto como el huevo cósmico descrito por Herman y Leo Schneider: “La explosión de este “huevo cósmico” arrojó materia y energía en todas las direcciones, en una expansión que continúa hasta hoy.” Pablo Gutiérrez añade: “Con la economía ocurre lo mismo”. Me permito añadir: “Con Democracia sucede lo mismo”.

Democracia

 

 

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