Inside Job y The Company Men son dos películas complementarias –ambas han coincidido en la cartelera- que conformarían una redonda sesión doble.
La primera, un documental divulgativo a estas alturas suficientemente conocido, hace comprensibles –siempre desde la óptica norteamericana- los tejemanejes de Wall Street y la connivencia del poder político en Washington, esa combinación letal que propició y gestó la terrible crisis financiera y económica que hoy padecemos, acerca de cuyo alcance y consecuencias aún se especula. Inside Job denuncia cómo los intereses de las finanzas han cooptado con su enorme poder a toda institución susceptible de servir a su causa, desde los medios de comunicación al docto mundo de la Academia. Pero quizás lo más doloroso sea comprobar la impunidad de que hoy hacen gala los responsables del desaguisado y la falta de respuesta por parte del poder político. También éste ha quedado sometido a los designios del dinero y ni siquiera planteó batalla para tratar de imponer su legitimidad. Ello se hace evidente en la política de nombramientos, de marcado carácter continuista, seguida por Barack Obama tras su llegada al poder. Los responsables de causar el desastre serían los encargados de sacarnos de él. El tan ansiado cambio de Obama no tuvo la menor traslación al todopoderoso mundo de las finanzas.
Por su parte, The Company Men - dirigida por el productor y guionista de serie de tv como “Urgencias” y “El ala oeste de la Casa Blanca”-
sería el reflejo de la crisis desde una perspectiva humana, encarnada por tres altos ejecutivos que son despedidos por la empresa para la que trabajaban. Aunque concebida en los años noventa, cuando la crisis de la industria tradicional se hacía patente en Estados Unidos, su mensaje ha ganado relevancia si cabe en estos tiempos que corren. La película se centra en el drama personal a través de aspectos como la pérdida de estatus, el orgullo, la importancia de las apariencias, la falta de previsión. Aunque lógicamente concebida desde una óptica made in USA –ese cliché de tiernos corazones envueltos en fachadas ásperas- la película supone una loa a los valores básicos, la sencillez, la solidaridad. Su mayor baza está en un reparto encabezado por los rostros rugosos y ojerosos de actores consumados como Tommy Lee Jones y Chris Cooper, a los que se une un efectivo Ben Affleck y hasta un soportable Kevin Costner. Pese a tanta desazón, tratándose de una producción americana, la película destila una moraleja: el idealismo y el espíritu emprendedor son la solución; o lo que es lo mismo, hay que recuperar aquellos valores que hicieron una vez grandes a los Estados Unidos.
Aunque The Company Men podría ser la versión hollywoodiense de Los lunes al sol, reflejando ambas la idiosincrasia de dos realidades tan distintas, se echa en falta en nuestro país un documento equivalente a Inside Job que explicara y divulgara el origen y las causas de la durísima crisis autóctona que hoy soportamos. Es necesario establecer un mínimo consenso acerca de lo sucedido si queremos encontrar un remedio y, aún más importante, combatir tanto discurso interesado y envenenado como se escucha por ahí. Esta vez sí, haríamos muy bien en imitar a los americanos.
