The Divine Comedy es un grupo Indie Pop de Irlanda del Norte. Aunque, en verdad, no se le puede considerar como tal, ya que en realidad es el proyecto personal del multifacético Neil Hannon, compositor, pianista, guitarrista y cantante, quien ha ido variando la composición de los excelentes músicos que le acompañan, pese a haber repetido con alguna formación.
Algunas de sus canciones han sido calificadas con cierto desdén crítico como easy listening, pero la mayoría de ellas no encajan en absoluto dentro de dicha definición. Ajeno a las modas comerciales, sí que es cierto que sus hermosas instrumentaciones y orquestaciones pueden hacer rabiar a los críticos más rabiosamente modernos. Y como viene ocurriendo desde que el arte existe, los mejores no son los más populares. Sus canciones no sólo son sólo buenas por la música, sino que las letras que las acompañan son hermosa y sincera poesía y, en muchas, sus arreglos orquestales nos traen a la memoria, aunque actualizados y bien digeridos, a los mejores momentos del rock sinfónico. Sin embargo, lejos de aquella escuela setentera, sus letras, vocalizadas en un inglés digno del mejor Assimil, permiten al melómano extranjero disfrutar de ellas, huyendo de la críptica poesía del Genesis de Peter Gabriel o del Yes de Jon Anderson; son directas, sencillas, actuales y eternas a la vez. En sus temas, y bajo una subyacente irónica visión del mundo actual, imperan el sexo, la venganza, el amor amargo, el tiempo… y todo ello con calculadas y elegantes referencias a sus influencias literarias. Tampoco son escasas las ocasiones en que su sonido nos arrastra a otros tiempos; su predilección sobre el eco sónico de los felices años veinte es fácilmente perceptible.
Desde que en 1990 publicara Fanfare for the Cosmic Muse, influenciado por REM, nunca ha pasado del número 9 de la lista de ventas del Reino Unido; logro que consiguiera con Fin de Siècle en el 98. Aunque A Secret History llegó al número 3, no cuenta, ya que es un recopilatorio. Ello permite que para muchos, todavía exista la posibilidad de descubrir a The Divine Comedy. ¡Qué envidia me dais! Cuando en el 93 editó Liberation, con un estilo diferente a todo lo que se hacía en ese momento y usando con naturalidad el piano, el violín y el clavicordio, las revistas especializadas lo alabaron ostensiblemente. Así, en NME lo describían como “..an array of seductive yarns.. glorious, gleeful tunesmanship”. Pese a la unánime buena crítica del álbum, sólo vendió unos pocos miles. Un año más tarde, publicó Promenade, también con escasas ventas, pero de nuevo con la crítica a su favor. Stuart Maconie de Select escribió: “Promenade is a masterpiece. If you do one brave and imaginative thing this month, be on the side of the angels and buy this record.” Al año siguiente, tras más de doce meses de trabajo, editó el soberbio Casanova. En él, Neil usa por fin la instrumentalización y orquestación que siempre había soñado. Pese a los violines, trompetas, campañas y resto de instrumentos que envuelven y arropan las canciones, estos no quitan protagonismo a la lírica, sino que acompañan de forma perfecta unas letras en las que desaparecen los sueños románticos, para centrarse en una inmoralidad natural y en los flirteos, como ya nos permite prever la evocación del título del álbum. Pero todo ello en un tono optimista que nos invita a acompañarle en ese viaje descreído, pero alegremente vital. El disco se disfruta de principio a fin: una auténtica joya. Me resulta complicado recomendar una sola canción. Si no me quedara otro remedio, elegiría “in & out of Paris & London”.
En su siguiente álbum, A Short Album about Love, regresa a lo romántico, y en él se respira de nuevo el optimismo en cada una de sus notas. Su gira orquestal por Inglaterra y Francia fueron un hito. En Fin de Siècle, su mayor éxito comercial, conjugó sus orquestaciones con coros y cantantes de ópera –especialmente significativos en su tema “Sweden”-. En Metro afirmaron que estaba “dangerously close to being a masterpiece” y, una vez más, logra un conjunto de composiciones que hacen vibrar la emoción en el torax del oyente. Con Regeneration terminó con lo más parecido a un grupo que había tenido, ya que los músicos que le acompañaban desde Casanova desaparecieron y Neil, a su vez, abandona coros y orquestas, en una nueva vuelta de tuerca. Su música aquí es directa, simplificando el acompañamiento instrumental y centrando la fuerza en su voz.
En Absent Friend, giros fundamentales en su vida le hacen dar suma importancia a lo trascendente. Si tuviéramos que resumir las letras del disco, sería la reflexión sobre el eterno “¿de dónde venimos? ¿Adónde vamos?, y es, junto con Casanova, su disco más redondo. Pero aquí el tiempo ha dejado su poso. Sus letras ya no son sólo poemas. Cada tema encierra en sí mismo una historia que, de nuevo acompañado en ocasiones por el sonido orquestal, provoca en el oyente ecos multiplicadores que dan vueltas por su cabeza días después de haberlo escuchado, tal y como ocurre con las mejores novelas. El optimismo se mezcla con el amargo sabor del último trago de cicuta. Allí conviven la imaginativa infancia, los amores desgarrados, el inevitable volar del nido de la juventud y la nostalgia de los Absent Friends. Reconozco mi especial debilidad por “Our mutual friend”. Su último álbum, Victory For The Comic Muse, es un nuevo otro regalo para los oídos. Dejando aparcados al máximo los sistemas digitales, el disco se graba en analógico, y eso se nota y agradece, dándole un frescor tan fuera de lo normal que ya es marca del autor. Los violines, el piano, la guitarra, la voz… Todo ello va creando diferentes ambientes que nos aseguran algún rincón sonoro donde nos podremos refugiar con la sensación de haber encontrado uno de aquellos tesoros de plástico que enterramos en nuestra niñez.
The Divine Comedy –Neil Hannon- no ha sido nunca un proyecto de masas, lo que le ha permitido permanecer fiel a sí mismo. Lo que es incomprensible es que se lo hayamos permitido, especialmente cuando uno compara sus creaciones con los habituales números uno. Sus discos tienen algo que encandila y maravilla; el sabor de lo genuino y el marchamo de lo exquisito. Muchos de sus temas son auténticas joyas que uno puede escuchar una y mil veces; pertenecen a esos escasos ejemplos en que cada nueva audición nos gusta más que la anterior y en cuyos acordes y frases, cada vez encontramos un nuevo destello.
Incansable, ahora mismo está trabajando en dos álbumes que se espera editen durante este mismo año. Uno de The Divine Comedy y otro con Thomas Walsh. Del primero no sabemos nada, pero este último, producto del mutuo disfrute de los dos amigos del extraño –para los no británicos- juego del cricket, lo han dado en denominar The Duckworth Lewis Method y lo que hemos podido escuchar de él, y aquí os traemos, es una humorística perspectiva –de nuevo- sobre aquellas décadas tan ingenuas del siglo pasado.
Dad una oportunidad a The Divine Comedy y me agradeceréis el consejo.
Y un último aviso: Quienes estéis por Cataluña a principios de julio, no os perdáis el Festival Faraday de Vilanova i la Geltrú, donde The Divine Comedy será cabeza de cartel.