No vayáis al cine a ver “Control”. No os gastéis 8 euros en ver una película en blanco y negro que ha llegado a España 2 años después de su estreno, enclaustrados en el rígido asiento de una sala literalmente refrigerada -por no decir ultracongelada-, en la que un joven británico, depresivo y epiléptico, compositor y cantante, se ahorca en su cocina a los 23 años. No, no vayáis.
Comprárosla en Amazon por 5 euros en formato DVD y disfrutad infinitas veces, desde la confortable calidez de vuestra propia casa, de la soberbia banda sonora, del estremecedor reflejo de Ian Curtis en la piel y los huesos de Sam Riley y de la belleza doliente y táctil de las imágenes rodadas por Anton Corbijn.
Corbijn (1955) es un holandés grande y silencioso. Silencioso en sonidos. Sus imágenes, al contrario, claman, exclaman, desgarran, unen, hieren, sanan, suenan, rompen, rasgan, cantan, gritan, se desgañitan. Y han determinado la forma en la que nuestra generación, la famosa X, visualiza la cultura pop.
Corbijn cruzó el Mar del Norte en 1979 con cuatro cuartos y una cámara por amor, vendido y rendido ante aquella música oscura hecha por gente que lo daba todo por ella. Esa gente estaba en Manchester, eran Joy Division. Un par de semanas más tarde les estaba fotografiando; su meteórica carrera en Holanda como fotógrafo de la revista musical OOR le abrió las puertas. Un par de semanas más tarde les volvió a fotografiar. Un par de semanas más tarde Curtis se había suicidado.
Corbijn siguió su camino para alumbrar al mundo en blanco y negro la fuerza y la inocencia inicial de cuatro chavales de Dublín a principios de los 80 en la portada del álbum “War”, que convertiría en ironía mordaz del superestrellato a todo color apenas diez años más tarde en “Achtung Baby” y “Pop”. U2 no serían U2 sin Corbijn. Ni Depeche Mode serían algo más que unos flequillos tecno sin personalidad. Corbijn ha modelado la visualización de la cultura pop durante los últimos 30 años y sin él no identificaríamos al blanco y negro, al granulado, a lo mudo y a lo borroso con el pop. “En muchas de sus imágenes se puede saborear la música: son reproducciones de las experiencias sensoriales que la música pop provoca.” (Informe del Jurado del Premio de la Prensa Pop de Holanda, otorgado en el año 2000 a Anton Corbijn). Ha fotografiado a todo aquel que se precie ser una figura de la música: la lista es demasiado larga para la extensión de este texto, pero como toque patrio y para colocar la tapita citaremos a José Mercé. Con él ha realizado tres portadas en una colaboración que se inició el año 2000, -“Aire”, “Lío” y “Lo que no se da”-, momento en el que Corbijn quiso abrirse horizontes y explorar otras sendas musicales aparte del rock y el pop.
Profeta en su tierra, Holanda le ha dedicado retrospectivas y exposiciones en diversos museos del país, además de darle varios premios que le han elevado a la máxima categoría de la cultura neerlandesa: “Corbijn se ha convertido en legendario gracias a la profundidad del negro en su trabajo. Literalmente negro. El negro es realmente negro, por lo que el artista, pero también el mismo creador, se rodea de una misteriosa aura. El negro de sus fotos es el negro de los autorretratos en grabado de Rembrandt. Corbijn sigue la tradición de los maestros holandeses y es tan famoso como ellos.” (Informe del Jurado del Premio de la Prensa Pop de Holanda, 2000)
A pesar de su gran trayectoria en el campo del videoclip -un recopilatorio de la cual ha sido editado en DVD, en la colección “Director's Label” de Palm Pictures-, como cineasta acaba de estrenarse, pues, con “Control”, largometraje que le ha traído un aluvión de galardones. Estrenada en el Festival de Cannes de 2007, donde fue bien recibida por la crítica, ganó la Quincena de Realizadores, el premio a la mejor película de la CICAE Art & Essai, el premio Regards Jeunes Prize al mejor debut y el premio al mejor film europeo de Europa Cinemas Label, además de 5 galardones en los British Independent Film Awards que incluyeron el premio al mejor film británico independiente, el mejor director (Corbijn), al actor revelación (Sam Riley) y al mejor actor secundario (Toby Kebbell), y el premio a la mejor película en los Evening Standard British Film Awards 2007.
“Corbijn crea mundos e identidades, sin que la integridad del artista se pierda. Desde los retratos que Kokoschka y Picasso pintaron de Schönberg, Satie y Stravinsky suena la pregunta: ¿cuál es la importancia de saber qué apariencia tiene el creador de música? Anton Corbijn nos ha dado, finalmente, la respuesta”. (Informe del Jurado del Premio de la Prensa Pop de Holanda, 2000)
La respuesta.
(“Atmosphere”, único vídeo que Corbijn realizó para Joy Division, coincidiendo con la publicación del primer recopilatorio de la banda en 1988, “Substance”, 8 años después de la muerte de Curtis)