«La vida es un viaje, ¿Qué No?», Training Day, Antoine Fuqua
Para Julia
1-Sé miel pero no entres en los entresijos del espíritu de la colmena. Son pegajosos.
2- Cuando vayas a salir a la pizarra utiliza tizas de colores estridentes para clasificar e identificar debidamente los problemas por si en el algún momento olvidas la fórmula para resolverlos. Toma nota también, tiza negra para despejar las incógnitas, al menos camuflarlas.
3- He visto merodeando varios mercaderes sin escrúpulos cerca de los surtidores de verdades al por mayor que luego intentarán vender esas mismas verdades al cuádruple de su precio en origen, al por menor. Compra lo justo y necesario pues es tu deber y salvación y págales siempre con treinta monedas de cobalto cuyo anverso y reverso sean los mismos. No repararán en que el dinero es falso pues ellos son más falsos que el propio dinero. Y eso es la ceguera irreparable de la desinformación.
4-Si disparas al aire, apunta de manera certera. La gravedad no perdona en las caídas libres.
5- Vacía las papeleras de papeles en blanco y vuélvelas a llenar esta vez con papeles escritos.
6- Obligatorio, ineludible e inevitable ir a Las Vegas y exigir con la mayor vehemencia que puede desarrollar un ser humano, que apaguen durante la noche, la mayoría disponible de los neones incandescentes de las terrazas de los casinos y que el espectro esplendoroso de Elvis te cante Suspicious Minds. Esto sí que es caro, por lo tanto en vez de las treinta monedas de cobalto del punto 3 cuyo anverso y reverso es el mismo, paga el servicio doblando tu apuesta y arriésgate con sesenta monedas de bismuto quebradizo y oxidado a la intemperie del desierto de Nevada. Eso sí, esta vez el reverso y el anverso que sean distintos. El eterno juego de la cara o la cruz no es la realidad de la numismática.
7- Por pura lógica, las varitas mágicas deben ser recargables.
8- Ama sin mirar el morar por las miriadas de mares del amor sin demora ni morada.
9- Como acabo de intentar inculcarte recientemente el punto 8, respeta el entusiasmo que se desprenden de los trabalenguas y las aliteraciones. Eso es aprender en la diversidad y dominar los elementos comunes.
10-Lo clásico. Soslaya la temible tiranía del quinteto de estas palabras: “!TODO, NADA, SIEMPRE, NUNCA, JAMÁS,”, en otro caso caerías en la servidumbre de los hechos que no necesariamente deben ser consumados y en las normas obedecidas de antemano sin comprobación de una utilidad fehaciente.
Y evidentemente y por último, olvida cada uno de los puntos que te acabo de enumerar.
-Olvidados, papá.
-Esa es mi chica. Tan solo es cuestión de turnos y ejes giratorios. Cuando acaba el olvido, empieza la memoria.
