1.- ELOGIO DE LA FORMA. EL INDIVIDUALISMO.
Sobre la experimentación en los textos hay muchos prejuicios porque algunos entienden que lo importante ir directo al grano y acabar pronto. Ser claro y transparente.
Este libro de Rafael Soler, “El sueño de Torba”, no es un libro de lectura sencilla. La frase perfecta y rotunda sucede a la frase perfecta y rotunda, de principio a fin.
Podría reivindicar el libro excusando simplemente que más que hermético “la trama está descompuesta por momentos y sensaciones”. Podría decir, herméticamente, que “la mosca vuela de principio a fin y no deja de mover las alas”. También podría zanjar la defensa de este estilo diciendo una vez más que “hay que disfrutar cada palabra y recordar a KAVAFIS con aquello de que lo importante es el viaje y no el llegar a Itaca”.
Sin embargo, no voy a excusar la experimentación, sino intentar explicar la necesidad existencial de dicho ornamento:
Efectivamente, este libro es un libro editado en 1983 y en él tiene mucha importancia el estilo, la forma de escribir; pero eso no obedece a ninguna frivolidad.
La forma, la diferencia, fue una proclamación del individualismo en aquellos años 80. Entonces, ser nuevo y diferente no era una frivolidad, sino que obedecía a una cuestión existencial, mucho más profunda que despertar siendo una cucaracha o sintiendo la “nausea” de Sartre.
La individualidad es un ansia propia de los 80, pero en parte surge como reacción frente a la situación social y política: La Transición de los 70 era lo colectivo, lo público, el movimiento de masas; sin embargo, la Movida de los 80 es la individualidad, la reivindicación de la libertad
Se dice que la Transición dio paso a la Movida, pero más bien la Movida se rebeló contra la Transición:
Estábamos cansados estética y existencialmente del ambiente gris, de los parches en las chaquetas de pana, de las gafas cuadradas y de los bigotes grandes. Estábamos cansados de los actos asamblearios, del telediario, de ETA, de los debates baldíos, del marxismo, de los partidos políticos y de las manifestaciones.
De pronto, la juventud se pregunto qué era la libertad esa de la que tanto hablaban los partidos y, como Alicia en el País de las Maravillas, todos ingenuamente atravesamos el espejo, sin más, y fuimos libres.
Evidentemente, el espejo que atravesábamos lo había puesto la Transición, a la que hay que estar agradecidos; pero huíamos de ese ambiente gris, demasiado cargado ya de cigarrillos Ducados y de traumas existenciales; era ya cuando Radio Futura proclamó que estaba “Enamorado de la moda juvenil” o cuando Alaska y los Pegamoides no aspiran a formar parte del Frente Sandinista sino que aspiran a ser un “Bote de Colón”.
Loquillo escribió hace unos años un artículo en su columna de El Mundo, que titulo “La última noche de verano de mi juventud”, y que lo resume todo. En el artículo describe la revelación que tuvo y que le hizo pasar de un estado colectivo a otro individual: Fue con su padre al cine Rex a ver American Graffiti y el impacto fue brutal: “(la película) Me dio las claves, ser joven podía ser la hostia (nada que ver con la Barcelona gris de barrio obrero y huelga diaria). No necesariamente uno tenía que dedicarse a cambiar el mundo, lo interesante era cambiar el tuyo....”
Y si reaccionamos frente a lo político, lo social y colectivo, huimos hacia la individualidad.
Y como manifestación de la individualidad esta la forma, puedes decir lo mismo de mil maneras diferentes y cada una de esas formas se identificará como tuya propia.
La libertad, en definitiva, es ser uno mismo y para eso es importante la forma.
La conclusión de todo ello es que “El sueño de Torba” se publicó por primera vez en 1983, y quizá alguien pueda pensar que complica lo que dice, que hay demasiadas frases perfectas, que debiera haberlo dicho más sencillo; es posible, pero que nadie piense que haberlo hecho así fue por frivolidad, sino la experimentación del libro fue consecuencia de un apremio existencial, la búsqueda de la individualidad de Rafa Soler.
2.- FONDO. COSIFICACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS
Es cierto que la forma, la estructura novedosa es importante en este libro, pero la complejidad de la forma no es una huida.
Uno puede magnificar la forma y quedarse ahí, sin entrar al contenido. El contenido es superfluo a veces si exageramos el estilo, pero en esta novela el trasfondo es profundo, no es gratuito.
“El sueño de Torba” expresa una desolación existencial manifiesta, son sensaciones, sentimientos y fieles retratos de la condición humana.
Se ha dicho de este libro que la trama es compleja, que es un libro coral, que varias historias se entrelazan, etc; sin embargo, para mí es una única historia oculta, un plan de escapismo.
Todos los personajes reducen los sentimientos a cosas:
- Félix, criado hijo de criado, legado de la casona familiar que se derriba reduce sus recuerdos y su legado a un azulejo que conserva y entrega a Jaime.
-Vicente, el oncólogo, reduce todo su pasado al hórreo de su abuelo, aquel donde nunca se guardó grano y que mandó construir para suicidarse.
-José Radeck, reduce todo a las notas que toma en servilletas de papel y en el anverso de los albaranes, donde anota las conversaciones con su amigo Jaime. Ojo: No escribe sobre lo que recuerda, sino que escribe a partir de lo que lee en esas notas; o sea, cosifica la memoria.
-Clara reduce sus pasiones al contestador automático de su amante.
-Berta O’Sullivan reduce la nostalgia, la propia y la de su madre, a un Rolls que luego hace más pequeño y entonces reduce el Rolls a las fotografías del Rolls.
... Y Jaime, es el protagonista y el gran mago del escapismo:
Primero, Jaime está enfermo, tiene cáncer, la vida se le escapa y se agarra con uñas y dientes a lo que puede.
Segundo, Jaime es incapaz de comunicarse con las personas: No puede establecer una relación estable con Clara, su amante; Jaime es incapaz de comunicarse con Berta, su primer amor que huyó a Estados Unidos; es incapaz de entenderse con Berta O’Sullivan, hija veinteañera de su primera amor, con la que hay desencuentros, ni siquiera puede abrir el cajón del director del instituto cuando lo sustituye en su despacho…
Y tercero, Jaime, incapaz de establecer relaciones con las personas, se refugia en su apasionamiento con los objetos.
Todo coleccionista sabe que no puede abarcar el mundo, inmenso y abstracto, y por eso lo reduce a la medida de sus posibilidades, para apasionarse con lo que tiene en la mesa.
Jaime es el maestro de la cosificación. Es un coleccionista empedernido, colecciona de todo y hasta les pone nombre a las piezas de su colección para tener un grado mayor de intimidad e intensidad con cada una...
Una vez que reduce todo a la medida de sus colecciones, luego la colección le parece demasiado grande y la reduce aún más, lo reduce todo a una única pieza: El Rolls Royce, que lo representa todo en su vida: el primer amor, los remordimientos y, al final, sus sueños.
Y reducido todo a una única pieza.... luego todo desaparece.
3.- PLAN DE FUGA. BIOGRAFÍA DE RAFAEL SOLER
Por eso digo en este libro el autor oculta un plan de fuga. Este libro es el más fiel reflejo de la vida y el sentir de Rafael Soler
El prólogo da la clave:
a).- Escenario: Familia con esposa y tres hijos. Todo lo reduce a un pacto de un mes para escribir. Ese pacto de treinta días, de 720 horas, lo sintetiza en un libro y ese libro, este libro, da paso a 30 años de silencio.
b.- Truco de reducción. ¿Dónde está el truco? Escribe un libro donde todos los personajes han ido reduciendo su vida a objetos, y luego los objetos se han simplificado a uno solo, y luego todo se desvanece...
c).- Es el reflejo de su situación personal. Este libro son las instrucciones de Rafael para desaparecer, siquiera literariamente. Rafael Soler podía haber seguido, ensanchar el mundo, ampliar sus aspiraciones literarias, escribir cada vez más a lo ancho; pero prefirió hacer lo contrario: ir reduciéndose, pasar de lo abstracto a lo concreto, ser honesto e ir reduciéndose en torno a su vida y su familia.
d).- Gulliver y las muñecas rusas. Este libro reduce la ambición y, como en una muñeca rusa, va convirtiéndose cada vez en la pieza más pequeña del conjunto, interior y protegida, aparentemente ausente a la vista pero siendo el corazón que impulsa todas las muñecas que se superponen encima.
En definitiva, la clave está en la mosca de la primera página, la mosca que revolotea… y escapa.
(¿Demasiada dispersión en las reflexiones? Bueno, pero la vida no sigue muchos guiones de principio a fin, Rafa sabe de lo que hablo)